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Chapter 3 - Primera experiencia en la mazmorra

"¿Qué... qué acaba de pasar?" Hace un momento estaba en una habitación llena de luz, pero ahora me encontraba en un lugar sucio y oscuro.

Ahora que recuerdo, antes de que fuera llevado a este lugar llegué a ver un mensaje que me indicaba que sería enviado a una mazmorra... lo que significa... que según los conocimientos de mi mundo en este lugar deben haber monstruos.

Mi idea pudo haber sido tratada como una broma para varios si me escucharan, pero viendo que en todo momento me hablaron con términos que yo entendiera, eso significaba que esta mazmorra debe ser parecida a las que salen en los videojuegos.

El aire es frío y denso, como si una niebla invisible llenara cada rincón de este lugar. Huele a moho y humedad, tanto que mis pulmones no podían tomar grandes bocanadas de aire, por lo que me vi obligado a respirar lentamente. 

El suelo de la mazmorra tiene una cualidad asquerosa: está cubierto por una capa pegajosa que se adhiere con obstinación a cada paso que doy. En algunos lugares, las baldosas de piedra están agrietadas, dejando huecos donde se acumula un líquido oscuro y hediondo. Cada vez que daba un paso hacía adelante se escuchaba un sonido húmedo, que hacía temblar a mi pobre corazón. 

El caminar se vuelve un esfuerzo agotador. Cada paso exige fuerza extra para liberar mi pie del suelo pegajoso, y el sonido constante de la pegajosidad se convierte en un acompañante siniestro.

No tardé mucho en darme cuenta de la misión de este lugar: El ambiente entero parece diseñado para aplastar la voluntad de cualquier persona.

Me vi obligado a caminar sin ningún tipo orientación, ya que aunque había una tenue luz generada por las antorchas, igualmente no podía ver el camino que debía seguir.

Mientras caminaba, no pude evitar sentir como el ambiente cambiaba, se siente más denso, cargado con una energía inquietante que hace que los pelos de mi nuca se ericen.

La sensación de ser observado se hace insoportable, tanto que mi corazón no dejaba de temblar. Lentamente, giré la cabeza hacia el pasillo que acababa de cruzar, pero no me encontré con nada, ni siquiera una sombra.

De la nada una criatura emergió de las sombras con un movimiento fluido. Su cuerpo era retorcido, cubierto de una piel negra como la brea, y sus ojos, dos pozos incandescentes, parecían devorar la luz. Sus colmillos brillaron cuando lanzó un rugido que estremeció mi débil corazón.

Esto definitivamente era un monstruo, no sentía ninguna clase de felicidad en haber tenido la razón, ya que lo único que alejaba a esa criatura de mi eran unos escasos metros, que seguramente podría recorrer en unos segundos.

Sabía que no podía correr hacía atrás, ya que esa ruta estaba completamente cerrada. No hay escapatoria. Con el sonido del gruñido de la criatura, un sonido profundo que reverbera en mi pecho, haciendo que cada fibra de mi ser me grite que huya. Pero mis piernas no responden. Estoy clavado al suelo, temblando.

La criatura sin tener ninguna clase de piedad conmigo se abalanzó en mi contra dando un rugido ensordecedor, apenas alcance esquivar su ataque tirándome a un costado.

Estando en el suelo comencé a mirar mi alrededor con desesperación y entonces la veo. A un lado del pasillo, casi oculta por la mugre y la oscuridad, está la forma oxidada de una espada clavada en el suelo. Su hoja es tosca, con manchas de óxido que la hacen parecer tan vieja como la mazmorra misma, pero aún está entera.

El lobo volvió a abalanzarse en mi contra, así que tomando esto como una oportunidad, rodé en el suelo para esquivar su ataque y así tomar la espada.

Lamentablemente para mi no pude escapar otra vez de su ataque sin ninguna clase de daño, ya que sus garras me rasgaron la espalda arrancando de mi un grito, pero no podía parar si quería sobrevivir.

Ahora tengo algo para defenderme, pero el lobo no parece intimidado. Al contrario, su gruñido se hace más profundo, y sus ojos brillan con una furia aún mayor, demostrando que solo quería hacerme sufrir.

Levantando la espada torpemente apenas pude desviar las garras de la criatura. El impacto fue brutal, tanto que mis músculos ardían de dolor y ya no tenía fuerzas para seguir sujetando la espada.

Cuando el lobo se abalanzó otra vez en mi contra supe lo que tenía que hacer, obviamente no podría superarlo en una batalla cara a cara. Ya ni siquiera podía aguantar la presión de levantar una espada, por lo que dejé que me mordiera con completa libertad, tumbándome en el suelo, pero aún tenía la espada en mi mano.

Luego de que me mordiera el monstruo sentí como sus afilados dientes penetraban la piel, intenté zafarme de su presión para moverme como quería, pero no importaba cuanto esfuerzo pusiera, no lograba sacármelo de encima.

Sus afiladas garras comenzaron a rasguñar todo mi cuerpo dejándome con graves heridas, el definitivamente estaba jugando conmigo.

Desesperadamente clave mi espada en contra de el una y otra vez, inclusive hubo un momento en el que perdí la cuenta de cuantas clavé mi espada en contra de la criatura, pero eso no importaba, solo quería que me soltara.

Su sangre negra y viscosa fluía sin siquiera importarle, empapándome en el proceso. Pero nada de eso le importaba a esa maldita bestia.

Todo ese sufrimiento se terminó luego de que el pesado monstruo dejara de retorcerse, demostrando que ya estaba muerto, pero lamentablemente el sufrimiento no terminó.

''¿Qué… qué me está pasando?'' grité, con los dientes apretados.

El dolor era aún peor que cuando el monstruo me estaba mordiendo, pero no entendía la razón. Mis músculos estaban tan tensos que parecía que en cualquier momento podrían desgarrarse, 

Pensé que el dolor pararía en cualquier momento, pero las cosas no salieron como yo quería. Para mi la realidad se había distorsionado, ni siquiera sabía cuanto tiempo había pasado ya, pero aún me seguía retorciendo del dolor, tanto fue este que me vi obligado a morder el cuerpo del monstruo muerto para evitar gritar y así atraer otra criatura por el ruido.

No se si en realidad mi visión había sido afectada, pero antes de desmayarme mi visión se iluminó levemente, permitiéndome ver claramente el sendero que tenía adelante, pero lo verdaderamente importante es que había una puerta.

Al final, terminé perdiendo la conciencia una vez mas, con el dolor como mi único compañero sin saber cual sería mi destino.