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Chapter 4 - Descubriendo una verdad oculta

Al despertar lo primero que recuperé fue mi sentido del olfato, cosa que hizo que mi cuerpo se estremeciera y me despertara lentamente del sueño oscuro en el que me encontraba inmerso. Esto se debía a que el aire era fétido, cargado con un hedor que parecía perforar hasta mi alma.

Mis ojos se abrieron lentamente, cegados por la penumbra que reinaba a mi alrededor. Todo lo que podía sentir era un peso opresivo aplastándome contra el suelo.

El putrefacto olor me golpeó como una ola, una mezcla nauseabunda de carne podrida, humedad estancada y el inconfundible tufo metálico de la sangre seca. Cada respiración era un suplicio, un recordatorio constante de la putrefacción que me rodeaba. Mi estómago se contrajo, amenazando con vaciarse, pero solo logré emitir un débil gemido.

''Que asco'' murmuré mientras hacía un gran esfuerzo para separarme del cuerpo inerte de la bestia que me había atacado.

Al separarme de su cadaver se escuchó un ruido sordo luego de que tocara el suelo. Por curiosidad, me voltee para mirar su apariencia, siendo esta solamente un leve vestigio de lo que alguna vez fue.

Ahora su cuerpo ya no rebosaba de tanta vitalidad como antes, si no que ahora su carne se había descompuesto, dejando huesos amarillentos expuestos y colgajos de piel que se adherían como pergaminos podridos. El hedor que emanaba era insoportable, una nube tóxica que parecía impregnarse en mi propia piel.

''¿Cuanto tiempo a pasado?'' pensé al ver el estado de su cuerpo.

Lo último que recuerdo antes de caer inconsciente es que había una puerta, pero es imposible que pudiera verlo, ya que en ningún momento pude verla, además de que con mis heridas mi visión estaba nublada, por lo que no hay forma de que hubiera visto algo que antes no... a menos que.

''Ventana de estado'' dije sin mucha idea de si esto funcionaría, pero igualmente lo hice para confirmar mis sospechas.

— Nombre: Ren Nakamura —

— Edad: 15 años —

— Estado actual: Peste marchita (Cuando las heridas del afectado entran en contacto con la sangre corrupta del monstruo, una enfermedad devastadora comienza a consumir su cuerpo y mente. Esta dolencia provoca un debilitamiento extremo, acompañado de alucinaciones inquietantes, un malestar físico insoportable y un deterioro mental progresivo causado por el dolor constante. Las heridas infectadas emanan un brillo oscuro y un calor antinatural, señalando que la sangre corrupta está extendiéndose lentamente. El único remedio conocido es el uso de poder divino o un elixir místico, capaces de purificar el cuerpo antes de que la infección alcance órganos vitales y cause una muerte lenta y agónica) —

— Nivel: 1 —

— Puntos de habilidad (SP): 0 —

— Títulos: Ninguno —

— Trabajo: Maestro de nada —

— Habilidades —

Aura de asesino: El Aura de asesino permite al usuario hacer desaparecer su presencia completamente, incluyendo el sonido y la energía producida, aunque puede llegar a ser detectado si el contrincante tiene una mayor maestría que el portador —

Maestro del engaño: El Maestro del Engaño tiene un agudo sentido de la percepción, capaz de notar pequeñas señales y inconsistencias en el lenguaje corporal, el tono de voz y las expresiones faciales que indican que alguien está mintiendo. Esta habilidad le permite no solo desenmascarar las falsedades de los demás, sino también utilizar su conocimiento para tejer sus propias mentiras de manera creíble —

Segador: Al matar a un organismo de vida hace que el usuario pueda recibir una porción de las estadísticas del objetivo, además de la probabilidad de recibir la habilidad que alguna vez tuvo —

Visión nocturna (d): Permite al usuario ver claramente en entornos de poca luz. La habilidad adapta los ojos para captar incluso los rastros más débiles de luz y amplificarlos, revelando detalles ocultos en la oscuridad. Además, distingue las formas y contornos con nitidez, aunque los colores se perciben en tonos apagados o monocromáticos. (Obtenida por segador)

— Estadísticas —

— Fuerza: 9 —

— Inteligencia: 12 —

— Destreza: 4 —

— Velocidad: 6 —

— Resistencia: 11 —

Así que era eso... parece que gracias a mi habilidad de segador pude obtener la habilidad que tenía este monstruo, que me permitió ver a través de la oscuridad.

Mirando mi cuerpo vi como habían partes que brillaban de un color oscuro, por lo que era cierto que mi cuerpo estaba infectado. Ante esta situación no puedo alterarme, si antes sobreviví ante el ataque de ese monstruo, no puedo morir por esta enfermedad.

Al intentar dar un par de pasos en dirección de la puerta no pude evitar caerme por un tremendo dolor de cabeza. De repente, recuerdos comenzaron a llenar mi mente.

Pequeños fragmentos pasaron frente a mis ojos, recordando como soporte estos días de debilidad, viéndome obligado a comer la carne cruda del cuerpo de esta bestia.

Debido al agujero que había hecho con la espada no fue una misión imposible arrancar su carne, pero los fluidos, textura y color de su carne fue algo desagradable. no recuerdo haber comido alguna vez algo tan horrendo, con solo pasarlo por mi garganta comencé a sentir calor por todo mi cuerpo, mientras que mi estómago se retorcía intentando rechazar la carne, pero me vi obligado a digerirla.

Esto ya no se parecía en nada a lo que había pensado que podría haber sido vivir en otro mundo, incluso soñé tantas veces por escapar de mi propia realidad... solo para que la vida me diera tan duro golpe.

Ahora mi vida se reducía a comer el cadaver de un monstruo... pero esto cambiará... No, haré que cambie.

Todo se reduce a lo que esté dispuesto a hacer por la vida que quiero, por lo que... tengo que curarme de esta enfermedad y salir de la mazmorra, no se que tan extenso pueda ser, pero no importa el tiempo que tarde o si cuando salga ya no me encuentro con algún conocido, solo me sirve mi deseo.

Con mi resolución ya establecida en un punto fijo, hice mi mayor esfuerzo para pararme del frío suelo de la mazmorra, lográndolo luego de utilizar el mango de la espada oxidada como una especie de bastón en el que apoyarme.

Lentamente comencé a avanzar en dirección de la puerta que vi gracias a la habilidad de visión nocturna, y al abrirla me encontré con unas paredes que parecían ser de cierta manera parecidas comparándolas con la habitación en la que me encontraba, solo que ahora el terreno era bastante mas amplio.

''Que bien nos fue atrás, ¿no?''

''Si, ya estamos en el quinto piso, nos falta subir otros 15 para salir de este sitio''

Por un momento comencé a escuchar pasos y voces que venían de otro pasillo. Por un momento estuve por gritar por ayuda, pero como si me presionaran un cuchillo contra el cuello no pude expulsar mi voz, activando de manera intuitiva mi habilidad de aura de asesino, haciendo que nadie pudiera notarme.

Al ver pasar al grupo me di cuenta que estaba formado por algunos de mis compañeros de clase.

Quise hablarles para pedir ayuda, pero ese mismo presentimiento nuevamente me detuvo... hasta que por fin me di cuenta.

Ellos parecen haber venido de atrás, osea que vienen de algún piso inferior, a esto se le podía sumar que estaban en grupo como si no tuvieran que haber pasado por la misma experiencia que yo, además de tener información que yo no tenía.

Al final mi destino era morir solo en esa habitación, probablemente ese grupo saldría normalmente, mientras que yo sería el único abandonado y olvidado por todos... como siempre. ¿No?, en eso se basaba toda mi vida, pero aún así... dolía, y mucho.

Definitivamente quería sobrevivir y mi única opción para hacerlo era seguirlos, pero no podía confiar en ellos ni en nadie, ya que yo solo era una existencia que no pertenecía a ningún plan.

Sin saber que hacer, un mensaje apareció delante de mi, cosa que me sorprendió.

El usuario a aprendido algo que no debía — 

Misión: Asesinar al grupo elegido por los dioses para salir de la mazmorra —

Recompensa: Elixir divino —

'¿Que?' fue lo que pensé al ver la horrible misión que me estaba dando este sistema.

El primer mensaje solo me sirvió para confirmar algo que ya sabía, y es que yo estaba destinado a morir.

Ya había asimilado que este mundo ya no era el mío, pero igualmente la idea de matar a otro ser humano era algo que no podía aceptar simplemente, pero... incluso con la moral que tenía no pude evitar sentir un profundo odio ante todo esto.

Aunque la simple idea de tan solo frustrar lo que tenían planeado aquellos seres que me habían lanzado a mi muerte en este era suficiente motivación para tirar todo lo que soy.

En este mundo asqueroso tiraré todo lo que sea necesario para poder sobrevivir, venderé mi alma si es necesario para librarme de esas cadenas invisibles que me sostienen, incluso si eso significa la destrucción de mi mundo y este, pero mi primera prueba de fuego es esta. 

Asesinar