Chereads / Sakura y el Vórtice Yokai / Chapter 4 - Capítulo 4: La Seducción de la Kitsune

Chapter 4 - Capítulo 4: La Seducción de la Kitsune

Ren forcejeó con todas sus fuerzas, intentando liberarse del abrazo asfixiante de Kiko. Pero la yokai era demasiado fuerte, sus nueve colas lo aprisionaban como si fueran de acero. Ren sintió la desesperación crecer en su interior, como una sombra que amenazaba con consumirlo."No te resistas, humano", susurró Kiko al oído, su voz cargada de una sensualidad peligrosa. "Eres mío ahora. Acepta tu destino."Su aliento cálido acariciaba la mejilla de Ren, y el joven sintió que un escalofrío le recorría la espalda. La belleza de Kiko era innegable, pero sus ojos brillaban con una locura que lo aterraba. Era como si una bestia salvaje se ocultara tras esa máscara de seducción, una bestia hambrienta que ansiaba devorarlo."No quiero ser tuyo", murmuró Ren con voz temblorosa. "Solo quiero encontrar a mi hermana y volver a casa."Kiko soltó una risita cruel. "Tu hermana ya no te necesita. Ahora me tienes a mí. Y yo te daré todo lo que puedas desear."Sus labios se acercaron a los de Ren, y el joven sintió que el corazón le latía con fuerza. El aroma de Kiko lo envolvía, una fragancia embriagadora que lo mareaba. Cerró los ojos, intentando resistirse a la tentación, pero la cercanía de la yokai despertaba en él sensaciones desconocidas, deseos que nunca antes había experimentado.Kiko lo besó con pasión, un beso que lo consumió por completo. Ren sintió que se derretía en sus brazos, que la voluntad lo abandonaba. La lengua de Kiko exploraba su boca con una audacia que lo excitaba y lo aterraba al mismo tiempo. Sus manos recorrían su cuerpo, acariciando su pecho, sus piernas, sus caderas. Ren gimió, incapaz de contenerse. La yokai lo estaba seduciendo, lo estaba arrastrando a un abismo de placer y peligro.De pronto, Kiko se apartó, dejando a Ren con la respiración agitada y el cuerpo tembloroso. Lo observaba con una sonrisa triunfante, como un depredador que ha atrapado a su presa."Eres mío", susurró, sus ojos brillando con una intensidad sobrenatural. "Y ahora, te mostraré lo que significa ser amado por una yokai."Kiko comenzó a desvestir a Ren con movimientos lentos y deliberados, como si estuviera realizando un ritual sagrado. Sus dedos acariciaban la piel de Ren, despertando en él una mezcla de placer y vergüenza. Nunca se había sentido tan expuesto, tan vulnerable.Ren intentó cubrirse, pero Kiko lo sujetó con firmeza. "No te escondas de mí", dijo con voz suave. "Eres hermoso. Déjame admirarte."Sus ojos recorrieron el cuerpo de Ren, deteniéndose en cada detalle, en cada curva, en cada músculo. Ren sintió que se sonrojaba, pero no podía apartar la mirada de la yokai. Sus ojos lo hipnotizaban, lo atraían hacia un mundo de sensaciones desconocidas.Kiko se inclinó sobre él, sus labios rozando su oído. "Te deseo", susurró, su voz cargada de una pasión ardiente. "Te necesito."Ren sintió que su cuerpo ardía, que la sangre le hervía en las venas. La yokai lo estaba consumiendo, lo estaba transformando en algo que no reconocía. Y en lo más profundo de su ser, una voz le susurraba que se dejara llevar, que se entregara a la pasión que Kiko le ofrecía.Pero entonces, un recuerdo lo asaltó con la fuerza de un trueno: la imagen de Aiko, su hermana pequeña, desapareciendo en el vórtice. La promesa que se había hecho a sí mismo, de encontrarla y traerla de vuelta a casa. No podía dejarse vencer por la seducción de Kiko, no podía olvidar su misión.Con un esfuerzo sobrehumano, Ren reunió las pocas fuerzas que le quedaban y la empujó. Kiko, sorprendida, cayó hacia atrás. Ren aprovechó la oportunidad para levantarse y alejarse de ella."¿Qué haces?", preguntó Kiko con voz incrédula. "¿Te resistes a mí?""No puedo", respondió Ren con voz temblorosa. "Tengo que encontrar a mi hermana."Kiko se puso de pie, sus ojos brillando con una furia contenida. "No te dejaré ir", siseó. "Eres mío. Y te quedaras conmigo para siempre."Se abalanzó sobre Ren de nuevo, sus colas azotando el aire como látigos. Ren esquivó el ataque por poco, y corrió hacia el bosque, con Kiko pisándole los talones.La persecución fue frenética. Ren corría entre los árboles, esquivando las ramas y las raíces que se interponían en su camino. Kiko lo seguía de cerca, sus nueve colas abriéndose paso entre la maleza como serpientes.Ren llegó a un acantilado, sin salida. Kiko lo acorraló, con una sonrisa triunfante en su rostro."No tienes escapatoria", dijo con voz fría. "Ahora serás mío."Ren, desesperado, desenvainó la espada divina. La hoja brilló con una luz cegadora, iluminando el bosque con un resplandor sobrenatural. Kiko retrocedió, sorprendida por la intensidad de la luz.Ren levantó la espada, apuntando a la yokai. "No me obligues a usar esto", dijo con voz firme.Kiko soltó una carcajada burlona. "¿Esa espada? No me hagas reír, humano. No tienes ni idea de cómo usarla."Ren respiró hondo, concentrando toda su energía en la espada. Sintió una oleada de poder recorriendo su cuerpo, una fuerza que nunca antes había conocido. La espada vibraba en sus manos, como si estuviera ansiosa por ser liberada."Tal vez no", dijo Ren con una determinación que sorprendió a Kiko. "Pero estoy a punto de aprender."