Eva~
Cada centímetro de mi cuerpo se tensó cuando los labios de Caín rozaron mis nudillos, su contacto persistente como veneno. Quería alejarme, regañarle, pero no podía permitirme mostrar nada. No aquí, no con todos sus ojos sobre mí. El nombre "gemela bendita" se sentía como una cuchilla torciéndose en mi pecho. Si tan solo supieran lo equivocado que era. Mi ansiedad solo se profundizaba.
Mantuve mi rostro lo más inexpresivo posible, aunque por dentro, mi pulso se aceleraba. Caín era peligroso, tal vez incluso más peligroso que Hades, de una manera que me retorcía el estómago. Como si no pudiera sentirme más vulnerable de lo que ya me sentía.
—Es un honor conocerlo —logré decir, mi voz plana, distante. Retiré mi mano de su agarre, cuidando no mirar a Hades aún. Podía sentir su mirada quemándome, y cada segundo se sentía como una cuenta regresiva para una explosión.