Mientras Carl reflexionaba, con la mirada perdida en el caos de las calles, sobre cuántos más podrían estar enfrentando algo similar, a kilómetros de distancia, un hombre enfrentaba su propia batalla en un entorno completamente distinto. En la penumbra de una escuela preparatoria, iluminada apenas por las linternas de emergencia, un soldado revisaba su reloj de muñeca. Eran las 9:20 p.m. y el tiempo apremiaba.
Arthur Lurk, miembro de la agencia E.M.Α. (Estaciones Militares y Académicas), se preparaba para una nueva misión: evacuar el edificio y llevar a los estudiantes a un lugar seguro. Ajustándose el chaleco táctico y con un semblante serio, avanzó hacia uno de los salones donde se encontraban los estudiantes junto al director de la escuela.
-Escuchen, mi nombre es Arthur Lurk y soy de la agencia E.M.A. Estamos aquí para evacuar este lugar. Necesitamos movernos rápido.
El director lo observó con escepticismo, cruzándose de brazos.
...? Y eso qué significa? ¿De verdad espera que creamos eso?
Arthur, sin perder la paciencia, respondió con firmeza.
-Estaciones Militares y Académicas.
Nuestra prioridad es proteger a los civiles en zonas de peligro. No hay tiempo para discutir. Todos deben dirigirse a la salida ahora.
El tono autoritario de Lurk dejó claro que no estaba para juegos. El grupo, aunque confundido, comenzó a moverse en dirección a la salida principal. Afuera, esperaban una furgoneta negra modificada para emergencias, con espacio suficiente para albergar al grupo.
Arthur organizó a los estudiantes y al personal en la furgoneta mientras inspeccionaba rápidamente a cada uno en busca de síntomas de Plagotram, la infección que había convertido a tantos en los temidos Residentes. Al no encontrar signos evidentes, subió al vehículo y tomó el volante.
-¿A dónde nos lleva? -preguntó uno de los estudiantes, temblando de miedo.
-Primero aseguraremos que este grupo esté a salvo -respondió Lurk con tono decidido-. Pero aún queda espacio en la furgoneta. Vamos al cine cercano a buscar más sobrevivientes.
Mientras conducía, algo le llamó la atención: la furgoneta no tenía un medidor de combustible.
-¿Quién modifica un vehículo de emergencia y deja algo tan básico fuera? murmuró para sí mismo. La realidad era que el vehículo había sido diseñado para priorizar blindaje, velocidad y espacio, sacrificando elementos considerados "no esenciales". Lurk tendría que verificar manualmente el nivel del tanque al detenerse, pero por ahora, seguiría adelante. -
Las calles por las que avanzaban estaban sumidas en el caos. A través de las ventanas, los estudiantes veían escenas aterradoras: Residentes persiguiendo a civiles, autos abandonados con manchas de sangre, y cuerpos esparcidos por el asfalto.
Algunos comenzaron a entrar en pánico.
De repente, un ruido extraño comenzó a oírse desde el motor. Lurk maldijo en voz baja cuando la furgoneta empezó a desacelerar.
-No puede ser... -gruñó mientras el vehículo se detenía por completo. El tanque estaba vacío.
El grupo comenzó a murmurar nerviosamente, y el director intentó calmar a los estudiantes, aunque su propia voz temblaba. Delante de ellos, un choque entre una ambulancia y varias camionetas bloqueaba el camino. A un lado, un edificio identificado como "Simbology" se alzaba, mientras que al otro, una tlapalería parecía abandonada.
-¡Escuchen todos! -exclamó Lurk, tomando el control de la situación-. Tenemos un plan. Pero necesito voluntarios.
Uno de los estudiantes levantó la mano, tímidamente al principio.
-Yo... puedo ayudar.
-¿Sabes manejar un arma? -preguntó Lurk, entregándole un rifle de francotirador.
-Bueno... he jugado videojuegos de disparos.
-Esto no es un videojuego. Aquí solo tienes una oportunidad.
Otro estudiante, llamado Jorge, también se ofreció junto a su amigo. Lurk les entregó un rifle de combate y una escopeta militar.
-Jorge, tú te encargarás de los más cercanos. Y tú -señaló al francotirador-, enfócate en los lejanos.
Luego se giró hacia el director.
-Usted conducirá ese auto como distracción. Toque el claxon, haga ruido y mantenga a la horda alejada del grupo principal.
El director, aunque dudoso, asintió.
-Espero que ninguno de ustedes aprenda esto como una lección.
La tensión aumentó cuando los sonidos de la horda comenzaron a acercarse. Los infectados, atraídos por los ruidos de la furgoneta y el grupo, ya estaban en camino. El director arrancó el auto y comenzó a tocar el claxon, atrayendo a la mayoría de los Residentes hacia él.
Mientras tanto, Lurk preparó su escopeta recortada y se colocó al frente del grupo. El francotirador subió al techo de un auto cercano para tener mejor visibilidad, mientras Jorge y su amigo se posicionaron en los flancos.
El enfrentamiento comenzó. Las primeras balas impactaron en los Residentes más cercanos, derribándolos uno por uno. El director maniobraba el auto de un lado a otro, atropellando a los infectados que se cruzaban en su camino.
-¡No se detengan! ¡Llegarán refuerzos pronto! -gritó Lurk, disparando a quemarroра.
-¡De ambos lados! -respondió Jorge, señalando otra horda que se aproximaba desde un callejón cercano.
El grupo luchó con valentía, cada uno enfrentando su miedo de manera distinta. Finalmente, el último Residente fue abatido por el francotirador. El silencio reinó por unos instantes, interrumpido solo por los jadeos de los sobrevivientes.
De repente, un grito desgarrador surgió desde el estacionamiento. Una Residente peculiar, más rápida y fuerte que los demás, corrió hacia ellos. Lurk, sin vacilar, la derribó con un disparo certero.
Cuando la calma regresó, una segunda furgoneta de E.M.A. apareció en la escena.
Una mujer militar bajó del vehículo, y Lurk la reconoció de inmediato.
-Me alegra verte, Lurk. ¿Situación? preguntó ella.
-Grupo asegurado. Puedes llevarlos a la zona de evacuación. Yo me quedaré buscando más sobrevivientes.
-¿Y qué hay de los autos? -inquirió la mujer, señalando los vehículos abandonados.
-No. Podrían estar en mal estado o quedar atrapados en un bloqueo. Es más seguro a pie.
Ella le entregó municiones adicionales y le advirtió sobre el riesgo de una nueva oleada de Residentes.
-Ten cuidado, Lurk. Nos vemos en la zona de evacuación.
-10-4-respondió él, ajustando su arma mientras la furgoneta se alejaba con el grupo.
Lurk se quedó solo, mirando el caos a su alrededor. No estaba sorprendido por lo que veía. Durante años había sospechado que algo pandémico podría suceder, pero nunca imaginó que sería tan devastador.
Ahora, tenía una misión clara: encontrar más sobrevivientes y seguir luchando.
Con pasos firmes, se adentró en la oscuridad, listo para enfrentar lo que fuera necesario.