01. ¿Época sengoku?
El viento soplaba con fuerza, llevando consigo un frío que calaba hasta los huesos, la nieve caía sin descanso, cubriendo las vastas tierras del clan Uchiha con un manto blanco que contrastaba con el verde vibrante que solía dominar en el país del fuego. Sin embargo, el rigor del invierno no era excusa para interrumpir el entrenamiento; El campo de prácticas del clan, rodeado por pinos cubiertos de escarcha, se mantenía lleno de actividad.
Los gritos de esfuerzo, el impacto de los golpes y las órdenes de los instructores mayores llenaban el aire, cientos de jóvenes Uchiha, desde niños de tan solo cuatro años hasta adolescentes de quince, entrenaban con intensidad. Los adultos, curtidos por años de experiencia, supervisaban los combates, corrigiendo posturas y evaluando técnicas con mirada crítica, era un escenario de disciplina y determinación, una representación viva del orgullo y la fortaleza del clan.
En el centro del campo, donde la nieve estaba apisonada por el constante movimiento, dos niños de diez años se enfrentaban en un combate de taijutsu que capturaba la atención de quienes les rodeaban. Ambos mostraban una técnica impresionante para su edad, reflejo de un entrenamiento arduo y de una voluntad férrea.
El primero, de cabello oscuro y ojos encendidos con el fuego de la competitividad, lanzaba golpes rápidos y precisos, buscando romper la guardia de su oponente, su estilo era agresivo, una demostración de fuerza bruta combinada con una velocidad sorprendente.
El segundo, con una postura más defensiva, esquivaba y bloqueaba con maestría, esperando el momento oportuno para contraatacar, sus movimientos eran fluidos, casi como si anticipara cada acción de su rival, el chico Aunque menos agresivo, peleaba con más estrategia esquivando sus ataques cuando llegaban, pero sus contraataques eran certeros y contundentes.
El choque entre ambos era electrizante, se movían con una sincronía que hacía difícil seguirles el ritmo. Cada golpe que resonaba en el aire era respondido con un bloqueo o una esquiva. Los espectadores, tanto jóvenes como adultos, se mantenían en silencio, absortos en la intensidad del combate.
Uno de los ancianos llamado tatsuo observaba atentamente, sus ojos entrecerrados reflejaban una mezcla de orgullo y curiosidad. "Ambos hijos del líder del clan tienen un gran talento," murmuró para sí mismo, "¿pero será la estrategia de kenzo o la agresividad de tajima lo que decidirá este enfrentamiento?." Se preguntó a sí mismo el anciano.
El viento rugía a su alrededor, pero los dos niños parecían ajenos al frío. Sus respiraciones eran rápidas, dejando nubes de vapor en el aire, pero ninguno cedía terreno. De repente, el niño más agresivo (tajima) vio una apertura en la defensa de su oponente y lanzó un golpe directo al abdomen.
Sin embargo, el segundo niño reaccionó con rapidez, girando su cuerpo para esquivar el impacto y usando el impulso para lanzar una patada baja que desequilibró a su rival. Este cayó de rodillas, pero no se rindió; en un movimiento rápido, giró sobre sí mismo y trató de barrer las piernas de su oponente, pero sin éxito.
El combate seguía con una intensidad implacable, pero ambos chicos se detuvieron un segundo, en ese segundo, sus ojos brillaron con un fulgor rojo, lanzando una mirada que marca la pura esencia y el orgullo que Uchiha tienen a su límite de sangre, "el sharingan" dos tomoes se activaron, y comenzaron a girar en los ojos de ambos chicos, esto volvió la atmósfera aún más tensa, como si el viento mismo se hubiera congelado ante la brutalidad del enfrentamiento.
Tatsuo se sorprendió y sonrió diciendo
— sharingan de 2 tomoes estos chicos ya pueden ser considerados letales entre sus pares, después de todo esta habilidad les permite competir de manera eficaz a nivel de chunin o incluso de un jonin joven.—
Un hombre de porte imponente, con el cabello oscuro y canoso recogido en un moño tradicional y vistiendo un kimono negro con una mirada profunda, observaba el combate sin perder ningún detalle, como si pudiera ver más allá del presente. Su rostro estaba marcado por la experiencia, pero sus ojos brillaban con una intensidad feroz, la misma que los dos jóvenes Uchiha mostraban en su batalla.
Con un suspiro bajo y una leve sonrisa, Tajiro se cruzó de brazos y miró a Tatsuo.
— Sí, el Sharingan de 2 tomoes es un indicativo de que han alcanzado una etapa avanzada. Sin embargo, aún deben aprender a controlar el poder que tienen. La verdadera prueba será su capacidad para manejar las emociones que vienen con este poder, tajima y kenzo aún son jóvenes, y eso los vuelve arrogantes y descuidados como lo fue su hermano mayor...—
—¡líder del clan! No era mi intención ofenderlo ambos jóvenes son talentosos y sin duda serán el orgullo de nuestro clan Uchiha.—
Setsuna había sido un líder respetado dentro del clan Uchiha, un hombre de gran destreza en combate, pero también alguien que entendía el peligro de la arrogancia y la juventud mal encauzada, después de todo gracias a eso había perdido a su hijo mayor.
— No solo se trata de habilidad técnica. El poder puede nublar el juicio. Si no aprenden a mantener el equilibrio, y tener los pies en la tierra el poder del Sharingan puede volverse en su contra, después de todo eso fue lo que le pasó a Ryu…— setsuna volvió a mirar a sus hijos con el rostro melancólico y un brillo de esperanza en los ojos mientras susurraba— pero después de todo ustedes son diferentes, ¿no, es así hijos?—
Tajima y Kenzo se miraron fijamente, una sonrisa desafiante apareció en los labios de ambos, la sangre del clan Uchiha corriendo por sus venas. Los dos sabían que ahora el combate había llegado a su verdadera fase. Con un movimiento coordinado, ambos sacaron kunais de sus fundas y, sin más aviso, se lanzaron hacia el otro, rápidos como rayos, dispuestos a dejarlo todo en ese campo helado.
El sonido del metal cortando el aire se mezcló con el rugido del viento, creando una sinfonía de tensión. Tajima, con su estilo agresivo, atacó sin piedad, buscando aprovechar cada oportunidad. Su kunai brillaba con la luz fría del invierno, sus movimientos eran rápidos, casi impredecibles, como un torrente de agua arremetiendo contra una roca. Kenzo, por otro lado, se mantenía ágil, confiando en su capacidad de anticipar los movimientos de su oponente. Con la calma de un río en su cauce, esquivaba y contrarrestaba, usando su aguda percepción para predecir cada golpe.
Ambos se desplazaban con una velocidad impresionante, pero fue Tajima quien logró hacer el primer movimiento decisivo. En un abrir y cerrar de ojos, desvió el kunai de Kenzo y, con una rápida patada, lo hizo retroceder. Sin embargo, Kenzo no se dejó desestabilizar. En un movimiento fluido, giró sobre sí mismo y lanzó un kunai con una puntería letal, buscando aprovechar la distancia que su oponente había ganado para recuperarse.
Tajima, con la fuerza que lo caracterizaba, bloqueó el kunai, pero lo que no esperaba era que Kenzo, en una jugada maestra, utilizara la distracción del ataque a distancia para acercarse a él con una velocidad inusitada. Kenzo aprovechó el breve momento en que Tajima estaba centrado en su propio movimiento defensivo y, con una agilidad sorprendente, lo empujó hacia atrás, usando el cuerpo de Tajima como palanca para desplazarlo hacia el suelo.
Tajima cayó de espaldas sobre la nieve, pero rápidamente rodó hacia un lado y se levantó sin perder el ritmo. Su respiración era rápida, y sus ojos brillaban con la determinación de un guerrero que no aceptaría la derrota. Kenzo, por su parte, se mantenía en pie, confiado en sus movimientos, pero con el aliento igual de agitado que su oponente.
Un instante de calma, apenas un suspiro, envolvió a los dos niños, pero el hielo en el campo de entrenamiento seguía crujendo bajo sus pies, como si el propio terreno esperara la explosión de lo que vendría. Los *Sharingan* seguían brillando en sus ojos, reflejando la verdadera naturaleza de la batalla: no se trataba solo de poder físico, sino también de voluntad y astucia.
De repente, Tajima se lanzó con un rugido, su kunai en alto, dispuesto a acabar con la batalla de una vez por todas. Kenzo reaccionó con rapidez, usando su *Sharingan* para predecir cada movimiento de su hermano. Con un giro rápido y un golpe certero, desarmó a Tajima, enviando su kunai volando lejos, mientras lo empujaba de nuevo al suelo con un golpe limpio.
El combate terminó en ese instante de contacto, con ambos niños exhaustos, respirando pesadamente mientras sus *Sharingan* desaparecían lentamente. Ambos se miraron, sus sonrisas ahora no eran de desafío, sino de respeto mutuo. Sabían que este enfrentamiento había sido solo el principio de algo mucho más grande.
Los ancianos del clan que observaban desde la distancia asintieron, con una sonrisa en el rostro. —"Estos dos serán grandes... muy grandes una bendición para mi clan Uchiha"—, dijo uno de los ancianos satisfecho con lo que había presenciado. El clan Uchiha seguía creciendo, y con ellos, los desafíos que el futuro les deparaba.
Al mismo tiempo en el campo de batalla kenzo se acercó a tajima y le estrechó la mano para ayudarle a levantarse diciendo en un tono arrogante — esta vez fui más rápido hermanito.—
—Tch, esta vez me haz ganado esta vez el récord está a tu favor con 1,095 victorias.— dijo tajima mientras se levantaba del suelo.
Con una sonrisa kenzo dijo indiferentemente.— de que te quejas si tú tienes 1,094 victorias.—
— llevamos desde los 4 años luchando el uno contra el otro y se podría decir que mantenemos las mismas habilidades, ¿hermano, crees que tal vez no hemos progresado mucho?— preguntó tajima al sacudirse.
—Puede ser que quizá un poco, pero eso no quiere decir que no estamos avanzando.—no después de ver mis estadísticas de dominio de artes marciales pensó kenzo que observaba seriamente los datos que se mostraban frente a sus ojos:
progreso en el dominio de artes marciales:
Boxeo: 80%
Kick boxing: 75%
Karate :50%
Tae kwondo: 75%
Jujitsu: 40%
Taijutsu uchiha: 95%
Esgrima: 78%
Muay Thai: 80%
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—vaya que estos 6 años de entrenamiento si que han tenido su fruto, y sin duda a tajima también lo han vuelto un peleador formidable.— se dijo a si mismo kenzo satisfecho de su duro esfuerzo, después de todo había llegado a este mundo hace 10 años… anteriormente el era solo un joven estudiante con muchas aficiones como lo era su afición al deporte y al anime, pero debido a aún extraño asunto paranormal su alma terminó siendo transportada frente a una extraña entidad que le concedió 2 deseos a cambio de una aparente maldición… (flashback)
Kenzo había salido a dar un paseo, buscando despejar su mente después de una dura jornada de exámenes, cuando de repente, el cielo se oscureció de manera inquietante. No hubo advertencia, solo una sensación extraña, como si el aire mismo estuviera cargado de electricidad. En cuestión de segundos, una brillante luz lo envolvió y sintió como si el suelo desapareciera bajo sus pies. Era como si el mundo que conocía dejara de existir. La luz cegadora lo envolvió por completo, y cuando la oscuridad lo rodeó, Kenzo ya no estaba en su mundo.
Al abrir los ojos, se encontró en un lugar desconocido. Era un espacio vasto y vacío, donde no había referencias de tiempo ni espacio. De pie frente a él, apareció una figura imponente, una entidad que parecía estar hecha de pura energía, con ojos brillando como estrellas lejanas y una presencia tan abrumadora que Kenzo no pudo evitar sentir que su alma misma estaba siendo medida. La voz de la entidad resonó en su mente, clara y profunda, como si estuviera hablando en un idioma que Kenzo no comprendía, pero que, de alguna manera, entendía.
—Oh mortal haz llegado a mi plano a través de una anomalía, por lo que en este mismísimo plano eres una auténtica extrañeza, así que satisface la curiosidad de esta diosa y dime ¿qué haces aquí?—
Confuso y asustado, Kenzo no sabía cómo responder, pero algo en su interior le decía que debía de ser honesto pues una fuerte presión se sentía al mantener de pie su cuerpo —No tengo idea de cómo eh llegado aquí, es la verdad, comenzó a llover y yo corría cuando de pronto la estática, el aire, la lluvia, esa luz y de pronto pum estaba frente a ti.—
La entidad, que parecía ser una fuerza cósmica más que una criatura con forma definida, observó a Kenzo en silencio. Sus ojos resplandecían con la intensidad de estrellas distantes, y por un momento, Kenzo se sintió como si estuviera siendo escaneado, como si cada rincón de su ser estuviera siendo examinado. El silencio que siguió fue casi insoportable, pero finalmente, la diosa habló, su voz reverberando a través de la oscuridad.
—Tu llegada aquí no es casualidad, puedo sentir tu miedo y tu honestidad por lo que se que no estás mintiendo. —dijo la voz con una calma inquietante. —He estado observando a los humanos durante eones, pero jamás había presenciado un caso como el tuyo, has sido transportado desde tu plano debido a una anomalía, una distorsión en el tejido mismo de la realidad, y aún más importante tu cuerpo mortal sobrevivió al igual que tu alma que cruzó sin volverse una con el vacío. Es raro que un alma débil como la tuya cruce estas fronteras, pero ahora que estás aquí, debes saber que no todo es lo que parece.—
Kenzo, aún abrumado por la magnitud de la situación, intentó comprender lo que le decía.
—¿A-anomalía? ¿Soy… alguna clase de fenómeno ? ¿Me teletransporté? ¿Hacerme uno con el vacío? —preguntó, tratando de entender el propósito de todo esto ya que cada palabra que escuchaba lo volvía más confuso todo.
La entidad rió suavemente, como si la pregunta le resultara casi cómica.
—mortal, Eres un fragmento de lo desconocido ¿fenómeno? Tal vez, pero has sido traído aquí por algo mucho más grande que tú, " el destino" Este lugar no es solo un espacio vacío; es el crisol de los destinos, el sitio donde las almas se encuentran con las fuerzas que las moldean. Yo soy una de esas fuerzas. Y ahora que has cruzado este umbral, debo hacerte una propuesta.—
Kenzo frunció el ceño. A pesar de la enormidad de lo que le estaba sucediendo, algo dentro de él sentía que debía escuchar,
—¿Qué clase de propuesta?
La diosa suspendió el tiempo por un momento, o al menos, eso fue lo que Kenzo sintió. La atmósfera a su alrededor se volvió más densa, y las estrellas que iluminaban los ojos de la entidad parecían acercarse más y más.
— a cambio de tu cuerpo mortal te concederé la oportunidad de renacer en el mundo de tu preferencia además de dos deseos.—
—¿a cambio de mi cuerpo?—
—verás haz llegado al vacío con tu cuerpo mortal, eso quiere decir que tu cuerpo mortal es distinto a los demás cuerpos de los mortales, te quiero estudiar.—
Kenzo se sintió extrañamente perturbado y asustado, por que lo entendió — no puedo volver a la tierra, pero sus condiciones tampoco son malas.— después de tomarse unos segundos dijo — ¿puedo renacer en el mundo de naruto ?—
—¡Claro que puedes!— De pronto chasqueo los dedos y su alrededor se convirtió en un extenso bosque.
—¿te gustan las tierras del fuego? O quizá ¿la tierra del país del viento? O tal vez ¿el país del trueno?— de pronto la entidad transportó a kenzo por todo el continente de naruto.
—¿Cómo hiciste eso?— preguntó kenzo sorprendido a lo que la entidad respondió. — los mundos con mayor cantidad de espiritualidad me permiten tener mayor margen de maniobra, pero en un planeta como la fiera sin aura ni energía espiritual es difícil intervenir.—
Kenzo comprendió por lo que eligió renacer en la tierra del fuego, y con una sonrisa dijo — como primer deseo me gustaría pedir conservar mi memoria.— la entidad asintió, pero dijo. — debo advertirte que aún que será el mismo mundo los cambios que hagas generarán efectos mariposa que llevará a un desarrollo alternativo del mundo paralelo.—
Kenzo asintió en entendimiento y dijo. — para mi segundo deseo me gustaría renacer con un sistema de nanobots biológicos conectados a mi red cerebral como mi límite de sangre
(Esto va a servir para transmitir información detectar información y que consista en un avanzado almacén de toda la información que contiene mi mundo actual llevarla a una red de nanobots que circulan por todo el sistema sanguíneo, y el cerebro trabajando de manera constante para mantener la salud y el bienestar. Estos nanobots, pequeños robots del tamaño de moléculas, son lo suficientemente pequeños como para moverse a través de los vasos sanguíneos sin causar daño, pero lo suficientemente avanzados como para realizar tareas complejas a nivel celular. Están diseñados para interactuar directamente con las células y tejidos, actuando como una especie de "sistema de salud" autónomo e inteligente.
Cuando se produce una herida o lesión, los nanobots la detectan de inmediato. En lugar de esperar que el cuerpo inicie el proceso de curación, los nanobots lo aceleran. En minutos, comienzan a liberar factores de crecimiento celular, estimulando la regeneración de la piel y los tejidos, incluso en áreas profundas como los músculos o los huesos.)
— Entendido, esos serán tus deseos y tu compensación por la maldición que portaras para la eternidad, tu alma estará atrapada en el mundo al que irás sin la oportunidad de trascender al más allá o regresar a la tierra.— La entidad tocó la frente de Kenzo, su presencia imponente inundando su conciencia con una sensación de desorientación. El mundo a su alrededor comenzó a desvanecerse, la oscuridad envolvía todo hasta que, de repente, un destello cegador lo rodeó. Kenzo intentó comprender lo que estaba sucediendo, pero algo extraño ocurría dentro de él. En un abrir y cerrar de ojos, su visión se distorsionó, y al mirar sus manos, se dio cuenta de que eran pequeñas, suaves y delicadas, como las de un bebé. El horror se apoderó de su mente al comprender lo que acababa de suceder: había vuelto a nacer, y no solo eso, sino que ahora era un bebé.
Las voces a su alrededor se volvían distantes e incomprensibles. Intentó entenderlas, pero solo podía captar fragmentos de palabras, como si las estuviera escuchando a través de una espesa niebla. La confusión reinaba en su mente, hasta que una voz clara resonó en su cabeza, atravesando el caos de sus pensamientos.
*Reconociendo idioma*
*Idioma reconocido: japonés*
*Interpretando*
De pronto, las palabras cobraron sentido en su mente. Escuchó una voz femenina, cálida y suave, que decía:
—Oh, qué espectacular es, cómo has logrado tener dos bebés tan fuertes, debes estar exhausta. — La voz sonaba amable, pero había una clara preocupación en su tono.
Una segunda voz, más tranquila, respondió:
—Estoy un poco cansada, pero él estará aquí pronto, puedo sentirlo. — Era una voz reconociendo la cercanía del momento, llena de ternura.
Kenzo apenas lograba enfocar su mente en lo que ocurría. Todo era tan confuso. De repente, una tercera voz intervino, una más masculina, que irradió una mezcla de urgencia y amor:
—Olvidaba que eres una ninja sensorial, mi señora. — La partera que hablaba se mostró sorprendida, pero de inmediato, una nueva figura entró en la escena.
—¡Azami! — dijo Setsuna, un hombre con un tono preocupado. — ¿Cómo estás? Lo siento, el clan Senju hizo incursiones en las fronteras de la tierra del clan, y hubo una pequeña escaramuza.
Azami, la mujer a su lado, sonrió dulcemente, su rostro relajado y sereno, mientras respondía a su esposo:
—Setsuna, cariño, no te preocupes. Mira a nuestros niños. Nombraremos a nuestros hijos.
Setsuna asintió, y Azami le presentó al primer bebé que había nacido. Era un niño pequeño, con un rostro delicado y perfecto, aunque su piel aún era suave y sin arrugas. Tenía unos ojos grandes de un profundo color azul, como dos zafiros resplandecientes. Su cabello negro como el carbón caía ligeramente sobre su frente, y su piel era de un tono cálido, aunque aún pálido como el de un recién nacido.
Setsuna, al observarlo, sonrió con orgullo y amor. —Tú serás Tajima Uchiha, — dijo con un tono lleno de cariño mientras acariciaba su pequeña cabeza.
Azami, viendo cómo su esposo nombraba al primero de sus hijos, sostuvo al siguiente bebé entre sus brazos. Kenzo no podía evitar sentir una extraña conexión, aunque su mente seguía hecha un desastre. Este bebé, al que Azami acariciaba con ternura, tenía los ojos más extraordinarios que Kenzo había visto: de un verde esmeralda brillante, como si dos gemas preciosas resplandecieran desde su rostro. Su cabello también era negro, aunque más suave y fino que el de su hermano, y su piel era clara, casi translúcida, como si la luz se reflejara en ella. Era un bebé hermoso, con una expresión tranquila y serena en su pequeño rostro, como si no tuviera miedo de este nuevo mundo.
Azami miró al bebé en sus brazos y, con una sonrisa suave, dijo: —Tú serás Kenzo Uchiha. — Su voz estaba llena de amor y serenidad mientras lo apretaba contra su pecho.
Setsuna observó a su esposa y sonrió feliz, sabiendo que ambos habían acordado que cada uno nombraría a uno de los gemelos al enterarse de que serían dos. La pareja se abrazó, compartiendo un momento de felicidad y unión mientras miraban a sus hijos, los futuros guerreros del clan Uchiha.
Pero dentro de la mente de Kenzo, todo estaba en caos. La realidad de lo que acababa de ocurrir lo sobrepasaba. ¿Cómo era posible que ahora estuviera dentro del cuerpo de un bebé del clan Uchiha, con una nueva vida que apenas comenzaba y tal vez pronto iba a terminar? La confusión, el miedo y el desconcierto lo invadían mientras luchaba por entender la magnitud de lo que le estaba sucediendo. ¿Cómo podía estar aquí, en este nuevo mundo, con la posibilidad de ser parte de una historia completamente diferente y si se acerca la masacre? Sin embargo, mientras su cuerpo no hacía más que reaccionar a las caricias de los nuevos padres y los sonidos que lo rodeaban, su mente estaba atrapada en el caos de la transformación que había sufrido. ¿Cómo podía adaptarse a esta nueva vida, y qué propósito tenía todo esto?-
(Fin flashback)
Al principio, la vida de Kenzo como bebé fue una tortura. La fragilidad de su cuerpo, la incapacidad de moverse por sí mismo, y el hecho de que no podía comunicar lo que sucedía en su mente, lo hacían sentirse atrapado en un laberinto sin salida. Sin embargo, algo en su interior, quizás la esencia de sus deseos cumplidos o la intervención de los nanobots que la entidad había colocado en su cuerpo, comenzó a cambiar el curso de su vida.
Los nanobots, invisibles a simple vista, se activaron y comenzaron a trabajar incansablemente. No solo ayudaban a sanar sus heridas rápidamente, sino que también aceleraban su desarrollo físico y cognitivo. En cuestión de meses, Kenzo comenzó a mostrar habilidades extraordinarias. Aprendió a hablar con una claridad sorprendente para su edad, sus movimientos se volvieron cada vez más coordinados, y lo que más sorprendió a todos a su alrededor: comenzó a leer y escribir sin ningún tipo de dificultad.
A medida que su mente se expandía, su cuerpo también respondía. Los nanobots lo ayudaban a fortalecer su sistema, permitiéndole recuperarse de cualquier tipo de daño con una rapidez impresionante. Las caídas, los golpes y las lesiones menores parecían desaparecer casi al instante, dándole una ventaja sobre cualquier niño de su edad. Su agudeza mental era aún más impactante: podía resolver problemas complejos, memorizar datos con facilidad y aprender nuevos conceptos a una velocidad asombrosa. En poco tiempo, Kenzo dejó de ser un bebé común, convirtiéndose en un prodigio.
Pero mientras Kenzo aprovechaba al máximo su asombroso desarrollo, su hermano gemelo Tajima no se quedaba atrás. Aunque Tajima no había pedido el mismo tipo de deseos que Kenzo, y por ende no compartía la misma ventaja sobrehumana que su hermano, tenía una fuerte rivalidad con él. A pesar de no contar con el impulso acelerado de los nanobots, Tajima era un niño sumamente talentoso, con una gran capacidad para aprender y un espíritu competitivo que lo impulsaba constantemente a mejorar. La rivalidad entre ambos hermanos comenzó a crecer, pues Tajima siempre intentaba alcanzar, o incluso superar, a Kenzo en todo lo que hacía.
La competencia entre ellos era feroz. Tajima se entrenaba incansablemente en las artes marciales desde que pudo caminar, buscando igualar la destreza de Kenzo en combate, aunque sus avances eran mucho más graduales. A pesar de la disparidad en sus habilidades naturales, los dos se motivaban mutuamente, empujándose a ser mejores, más rápidos y más fuertes. Kenzo, por su parte, se sentía orgulloso de su progreso, pero también se daba cuenta de que su hermano lo desafiaba a cada paso. Esa rivalidad, aunque dura, les permitía a ambos crecer, y a medida que avanzaban en su formación, el vínculo de hermandad entre ellos se hacía más fuerte.
Con el tiempo, Kenzo dominó las artes marciales con una facilidad asombrosa. Sus entrenamientos eran breves pero intensos, gracias a la capacidad de los nanobots para optimizar su cuerpo y mente. Tajima, aunque no podía seguir el mismo ritmo, comenzó a encontrar su propio camino, una combinación de estrategia, habilidad y esfuerzo incansable. Ambos hermanos eran una fuerza imparable en desarrollo, aunque cada uno lo lograba a su manera.
Kenzo sabía que, más allá de la competencia, ambos hermanos estaban destinados a formar una parte crucial del clan Uchiha, cada uno de ellos con habilidades únicas que los harían destacar en su propio camino.
El tiempo pasó, y 10 años se fueron en un parpadeo aunque Kenzo aún no entendía completamente el propósito de su vida en este nuevo mundo, algo era claro: su destino y el de Tajima estaban entrelazados, y la rivalidad que compartían solo serviría para forjar a los dos como los guerreros más poderosos de la historia del clan Uchiha, después de todo estaban en la época sengoku y konoha aún no existía, muchas posibilidades estaban en juego.
Mientras kenzo estaba perdido en sus pensamientos junto a Tajima un anciano del clan se acercó y dijo. — mis jóvenes maestros Tajima y kenzo, el líder del clan espera verlos en sus aposentos.—
—Entendido elder Ryu.— dijeron ambos.