Un árbol se quebró a lo lejos y cayó con un golpe al suelo. Cadáveres por todos lados, el olor de la sangre náuseabundo y aún así una visión para contemplar para Débora mientras volaba alrededor de la arena del baño de sangre buscando —buscándolos.
El lado de sus labios sangraba, y había un brillo loco y aterrador destellando en sus ojos, mientras echaba fugaces ojeadas alrededor, balanceándose entre los árboles, volando sobre los cuerpos.
—¡Ha! —gritó sorprendida cuando algo se lanzó hacia ella desde abajo, y fue enviada volando hacia abajo.
Gruñó mientras rodaba por el suelo, sus antes blancas colas de nieve que se habían apelmazado con polvo, rodando junto a su cuerpo recolectando más suciedad que antes.
Escuchando un gruñido, acompañado de un profundo rugido gutural, abrió los ojos, antes de sentarse de un salto, girando la cabeza hacia todos lados.