Wang Ye sabía que Xia Qingxin quería escuchar buenas noticias de él, así que directamente compartió las buenas noticias con Xia Qingxin.
Al escuchar el informe de Wang Ye, Xia Qingxin quedó muy satisfecha y colmó a Wang Ye de elogios.
Hizo que Wang Ye sintiera como si estuviera de vuelta en la montaña, informando de sus logros a sus Hermanas Mayores quienes a su vez lo felicitaban.
—Por cierto, ¿qué planeas hacer respecto a la producción del alcohol a continuación? —preguntó Xia Qingxin.
También consideró que Wang Ye podría no ser capaz de mantener el ritmo de producción del alcohol.
—Otra razón por la que te llamé era precisamente esa —comenzó Wang Ye—. Anteriormente contraté una pequeña destilería, pero enfrentando un volumen de pedidos tan grande, la pequeña destilería ya no es suficiente, y ahora no hay suficiente tiempo para ajustar o añadir destilerías.
Al escuchar esto, Xia Qingxin supo lo que Wang Ye quería hacer a continuación.
—Hacia Wang Ye, ella preguntó:
