—¿Cómo demonios voy a enfrentarme a él ahora? —pregunté a nadie y gruñí de irritación... {Creo que es hora de ponerme las bragas de chica grande}... Rodé los ojos a mi conciencia, pero sabía que, pase lo que pase, tenía que enfrentar la situación. Estaba a punto de levantarme de mi lugar seguro... {sí, este asiento del inodoro es sin duda el lugar más seguro del mundo entero}... cuando escuché a alguien entrar en el cuarto de baño. No sé por qué, pero sentí algo inquietante, así que levanté las piernas y me puse alerta. Quienquiera que entró dentro caminó de aquí para allá durante unos segundos, luego entró en el cubículo junto al mío.