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Chapter 26 - Capitulo 26

*THYRA*

Después de unos días de ir y venir entre misiones, una pregunta que había estado rondando en mi mente por un tiempo finalmente decidió salir. Necesitaba respuestas sobre algo que había dejado atrás, algo que no podía simplemente olvidar. Caminé hacia el gremio, con el mismo aire de indiferencia que me había acompañado desde que llegué a este continente. Al entrar, vi a la recepcionista detrás del mostrador, organizando algunos papeles.

Me acerqué, con la bolsa mágica aún a mi lado, y me incliné ligeramente hacia el mostrador, con una sonrisa tranquila. "Disculpa, pero hay algo que quería preguntar", comencé, tomando aire. "¿Dónde se encuentra el reino de Auralis?"

La recepcionista levantó la vista, una expresión de curiosidad cruzando su rostro antes de que respondiera. "Ah, Auralis... está al otro lado del mar, cruzando hacia el este. Si decides viajar en barco, sería una travesía de unos dos o tres meses, dependiendo de las condiciones del mar."

Fruncí el ceño levemente. Dos o tres meses... eso era mucho tiempo. Había asumido que la distancia entre los continentes podría ser mayor, pero escuchar un período tan largo me hizo pensar que, si decidiera regresar, no sería algo fácil ni rápido. "¿Y qué puerto sería el más cercano para embarcarme hacia allá?", pregunté, ya anticipando lo que me diría.

La recepcionista miró hacia abajo un momento, pensativa. "El puerto más cercano está bastante lejos de aquí. Se encuentra a un mes y medio de viaje a pie, o a un mes si decides tomar un carruaje. Está ubicado en la costa, pero no hay un puerto cercano a esta ciudad, lamentablemente."

Asentí lentamente, procesando la información. Un mes y medio de viaje, eso no era algo que pudiera ignorar. Era un largo tiempo para llegar tan solo hasta el puerto. Mi destino se veía cada vez más lejano, y mi corazón dio un pequeño vuelco al pensar en la travesía. Pero no podía detenerme por miedo o desánimo. "No importa", respondí con una sonrisa relajada. "Mi viaje me dará tiempo para seguir con mis pensamientos y mi camino. Ya tengo tiempo suficiente."

La recepcionista me miró un momento, como si no pudiera entender completamente mi calma ante tal noticia, pero asintió con una sonrisa amable. "Entonces, si decides emprender ese viaje, te deseo lo mejor de suerte. Si necesitas algo más, ya sabes dónde encontrarme."

"Gracias", dije antes de girarme y salir del gremio. Mis pasos se volvieron más decididos, aunque en el fondo sabía que mi viaje hacia Auralis, si decidía hacerlo, sería una aventura mucho más larga y complicada de lo que había imaginado. Pero, como siempre, no me iba a rendir ante ninguna dificultad.

"Gracias por toda tu ayuda hasta ahora", le respondí, con una sonrisa sincera, mientras me dirigía hacia la salida del gremio. "Comenzaré mi viaje hoy mismo."

La recepcionista me observó un momento más, como si quisiera decir algo, pero en lugar de eso, solo asintió y me deseó lo mejor con una sonrisa.

Con un ligero asentimiento de cabeza, me giré y me dirigí a la puerta. Al salir del gremio, sentí la brisa fresca del aire exterior acariciar mi rostro. La ciudad estaba llena de vida, con comerciantes ofreciendo sus mercancías y los habitantes moviéndose por las calles, pero yo ya tenía en mente el camino que debía seguir.

Mi destino era claro, el sur. Tenía que llegar hasta el puerto que me permitiría cruzar hacia Auralis, y a pesar de la distancia y las complicaciones que se avecinaban, sentía que este viaje me daría la oportunidad que tanto había buscado para encontrarme a mí misma y finalmente tomar decisiones sin las ataduras del pasado.

Mientras caminaba hacia la salida de la ciudad, el bullicio y la vida de la urbe se desvanecieron detrás de mí, y mis pasos se volvieron más firmes. Había decidido dejar atrás la vida cómoda y segura, y adentrarme en lo desconocido. No sabía lo que me deparaba el futuro, pero estaba lista para enfrentarlo.

El sol comenzaba a descender en el horizonte, bañando todo de una luz dorada. A lo lejos, las colinas y bosques se extendían ante mí, con el sur prometiendo un nuevo capítulo, uno que, sin duda, marcaría un antes y un después en mi vida.

Mientras caminaba hacia la salida de la ciudad, el bullicio de los carruajes y el sonido de los caballos tropezando en el camino me rodeaban. Podía escuchar cómo los animales pisaban el suelo firme, y cómo algunos carruajes iban y venían desde la capital. Fue entonces cuando escuché una voz familiar que me llamaba.

Al girarme, me encontré con el hombre con el que había jugado al pulsos días antes. Su sonrisa era amplia y amistosa, y parecía haberme reconocido al instante.

"¡Ah, tú!" exclamó, levantando la mano en señal de saludo. "¿Cómo estás, señorita? No esperaba verte por aquí."

Lo saludé con una sonrisa mientras me acercaba. "No te preocupes, yo también estoy algo sorprendida de verte de nuevo."

"¿Hacia dónde te diriges?", preguntó, mirando hacia el sur. "Nosotros vamos en la misma dirección. Hemos formado un pequeño grupo que va a la siguiente ciudad en el sur. Si te interesa, podemos ir juntos. El viaje será largo, pero al menos habrá compañía."

Pensé por un momento, sopesando la oferta. El viaje hacia la costa sería largo y solitario, y tener a alguien conocido con el que compartir el camino parecía una buena opción. Además, su invitación parecía genuina, y no me apetecía rechazar la oportunidad de viajar con ellos.

"Eso suena bien", respondí finalmente. "Voy hacia la costa del sur, y acompañarlos por un tiempo no me viene mal."

El hombre sonrió, asintiendo con aprobación. "Perfecto, te damos la bienvenida entonces. Nos dirigimos a la siguiente ciudad, y será un par de semanas de viaje. Estarás en buenas manos con nosotros."

Agradecí su amabilidad y me uní al grupo. Subí a uno de los carruajes, donde me ofrecieron un asiento cómodo, y en poco tiempo nos pusimos en marcha. El sonido de las ruedas sobre el suelo y el trote de los caballos se convirtieron en el ritmo que marcaba el comienzo de mi nuevo viaje, uno que me llevaría hacia un futuro incierto pero lleno de promesas.

Mientras avanzábamos por el camino, el sol comenzaba a caer, iluminando la senda con un brillo cálido y rojizo. Las ruedas del carruaje crujían mientras nos adentrábamos en la vastedad del paisaje. De repente, una voz femenina me interrumpió, cortando el murmullo del viento.

"¿De dónde eres?", preguntó una de las mujeres del grupo, que viajaba en el carruaje cercano. Era una mujer de cabello largo y oscuro, que me miraba con curiosidad. Su tono era amable, pero había un destello de interés genuino en sus ojos.

Dudé un momento, sin saber si debía compartir mis orígenes. No estaba completamente segura de cómo tomarían el hecho de que no pertenecía a este continente, pero al final decidí ser honesta. Tras todo, ya había comenzado a acostumbrarme a estar entre extraños. Mi historia era única, y probablemente entenderían la extraña situación.

"Bueno... no soy de este continente", comencé, tomando un respiro. "De hecho, vine de otro lugar. Algo extraño ocurrió, y terminé aquí sin más. No tenía dinero ni identificaciones, así que no tuve más opción que unirme al gremio para ganar algo de dinero, conseguir una identificación, y así poder regresar a mi hogar."

La mujer arqueó una ceja, sorprendida, y antes de que pudiera añadir algo más, los demás comenzaron a hacer preguntas al mismo tiempo, como si de repente estuvieran fascinados por mi historia.

"¿De qué parte de tu continente eres?", preguntó otro hombre, que había estado callado hasta ese momento. "¿Cómo es allí? ¿Qué tipo de gente vive en tu tierra?"

"Sí, cuéntanos más", añadió otro, mostrando su entusiasmo. "¿Es muy diferente a este continente? ¿Tienes alguna costumbre especial? ¿Qué clase de magia usan allá?"

Me quedé en silencio por un momento, sorprendida por el aluvión de preguntas, pero luego sonreí. Había algo en la curiosidad sincera de estos viajeros que me hizo sentir cómoda, como si realmente quisieran saber más sobre mí. Así que comencé a relatarles sobre mi hogar.

"Bueno, provengo de una buena familia", comencé, con tono tranquilo. "Aunque no quiero entrar demasiado en detalles sobre eso, diré que en mi tierra, las familias tienen posiciones nobles y una estructura social compleja. Sin embargo, no tenemos un rey. En lugar de eso, existe un grupo de individuos conocidos como el Consejo Real, que son los encargados de tomar decisiones importantes. La verdad, no me agradan mucho. Son personas que se aprovechan del poder, y creo que es por eso que mi situación aquí es un tanto... especial."

Los curiosos asintieron, como si ya pudieran comprender el tipo de sociedad que describía. Algunos murmuraron entre sí, intrigados por mi relato. Entonces, proseguí.

"Mi continente es muy diverso, culturalmente hablando. Hay muchas costumbres distintas, dependiendo de la región en la que te encuentres. Pero algo que realmente nos diferencia es nuestra magia. No usamos solo un tipo de elemento, como he visto aquí. En mi tierra, la magia se basa en runas y cánticos. Los hechizos varían dependiendo del tipo de magia que necesites, pero la especialización en un solo elemento no es algo que se practique allá."

Hice una pausa antes de añadir, con una pequeña sonrisa.

"De hecho, soy una de las pocas personas que no necesita runas ni cánticos para usar magia. Mi poder funciona de manera diferente, por lo que las personas de mi continente suelen mirarme con asombro o recelo, pero no he tenido muchos problemas. Es solo... diferente."

Hubo un silencio momentáneo, y algunos de los presentes parecieron impresionados por lo que había dicho. La mujer de antes, que había hecho la primera pregunta, miró hacia adelante, pensativa.

"Eso suena increíble", comentó. "Debe ser... fascinante tener una magia tan distinta."

Asentí, agradecida por su interés. "Sí, tiene sus ventajas. Pero también puede ser complicado, ya que no todos entienden cómo funciona."

Una de las otras mujeres en el carruaje agregó: "Eso explica mucho sobre tu estilo de magia. La forma en que usas tus poderes no es como lo que vemos aquí."

Sonreí y asentí. "Sí, bueno, cada continente tiene sus propias peculiaridades."

Mis preguntas no tardaron en salir, y esta vez, los viajeros parecían aún más dispuestos a compartir su conocimiento.

"Y hablando de su magia," comencé, "¿cómo funciona aquí? Ya mencionaron que se especializan en un solo elemento y que usan cánticos, pero no runas. ¿Cómo afectan esos cánticos su magia? ¿Es algo similar a lo que yo conozco?"

Al escucharme, todos parecieron animarse aún más. El hombre que había estado en silencio hasta ese momento, se adelantó un poco, su expresión llena de entusiasmo.

"Bueno, la magia aquí es bastante interesante", empezó. "Aunque se especializan en un solo elemento, como dijimos, no es tan rígido como podría parecer. Cada hechicero o hechicera tiene una relación muy íntima con su elemento, lo que significa que la magia está enraizada profundamente en la naturaleza del usuario. Los cánticos son muy importantes. Se dice que los cánticos son la llave que desbloquea el poder del elemento, dándole forma y dirección. Dependiendo de la habilidad del mago, el cántico puede ser muy largo o muy corto. Hay cánticos sencillos para hechizos pequeños y cánticos complejos para magias más poderosas."

Otra mujer intervino en ese momento, sonriendo levemente. "Algunos de los cánticos más antiguos y poderosos se pierden en el tiempo. Pero aún hay muchos magos que los siguen estudiando y tratando de descifrar. Aunque no tenemos runas como en tu continente, los cánticos a veces se combinan con gestos o símbolos que ayudan a concentrar el poder. Son más sutiles, pero igual de efectivos."

"Eso suena fascinante", respondí, asintiendo con interés. "Es un enfoque completamente diferente al de mi tierra. Aquí se ve que la magia tiene un papel más ritual y personal, ¿verdad?"

El hombre asintió y continuó. "Sí, exactamente. Pero además, la magia no es la única preocupación aquí. Hay mucha historia política en el continente. Aunque el poder de los nobles ha disminuido considerablemente, aún hay respeto por el estatus social, especialmente entre los más antiguos. Algunos nobles siguen creyendo que deberían ser los que dirigen todo, pero las nuevas generaciones han tomado un enfoque más democrático, con el pueblo teniendo más voz."

"Es cierto," añadió otro, con una sonrisa divertida. "Algunos nobles aún creen que el poder debería recaer sobre ellos, pero con los cambios, eso se ha ido diluyendo poco a poco. Muchos de los más jóvenes prefieren trabajar en conjunto con la gente, ya que, en teoría, el poder debe provenir del pueblo y no de las élites."

Entonces, la conversación tomó un giro hacia los líderes más poderosos de este continente, y fue el mismo hombre que antes había hablado quien compartió más detalles.

"Hay un consejo, sí," dijo, "pero a diferencia del tuyo, este consejo tiene que consultar al pueblo para cualquier decisión importante. Se cree que el poder de un solo individuo o de unos pocos no es suficiente para decidir el destino del continente. Así que, en lugar de un consejo que actúe por su cuenta, este grupo busca la sabiduría de la gente en temas trascendentales. Los líderes más poderosos aquí no son solo magos, sino también estrategas, filósofos y personas de gran sabiduría, que siempre tienen la mente abierta a las voces del pueblo."

Mi interés creció aún más al escuchar todo esto. "Es una forma muy diferente de gobernar. Siempre he creído que el poder debe distribuirse más equitativamente, aunque me resulta raro que el consejo se base tanto en la opinión popular."

Uno de los hombres asintió, mirando pensativo. "Sí, pero eso no significa que no haya conflictos. Los magos más poderosos, por ejemplo, son un grupo muy dividido. Algunos creen que deberían tener mayor poder, mientras que otros prefieren trabajar en colaboración con el pueblo. Y aunque las diferencias son notorias, el consejo se mantiene firme en su objetivo de que ninguna decisión importante se tome sin consultar a la gente."

"Eso suena como una verdadera lucha de poder," observé, "pero también algo muy justo. El poder en manos de muchos podría evitar que las cosas se descontrolen."

"Es lo que intentamos mantener," añadió el hombre con una sonrisa. "Pero como todo en la vida, es un equilibrio delicado."

Aproveché el momento para preguntar algo que realmente me había llamado la atención: "Y esos magos poderosos... ¿qué los hace tan especiales? ¿Cuáles son sus habilidades?"

El grupo se quedó en silencio un momento, antes de que una mujer, que había estado callada, respondiera con seriedad.

"Son personas que han trascendido las limitaciones de la magia común. La mayoría de ellos puede controlar más de un elemento o manipular la energía de manera que otros no pueden. Algunos de ellos son tan poderosos que han logrado vivir más tiempo de lo que cualquier humano debería, mientras que otros, más secretos, se especializan en magias olvidadas o prohibidas. Nadie sabe a ciencia cierta qué tan poderosos pueden llegar a ser, pero se dice que algunos de ellos son capaces de hacer cosas que desafían las leyes de la naturaleza."

Mis ojos se abrieron ligeramente, fascinada por la magnitud de lo que estaban describiendo. "Eso suena... increíble. De alguna manera, me gustaría conocer a algunos de esos magos. Me intrigaría saber más sobre su magia."

El hombre sonrió y asintió. "Quizás algún día. Si viajas más por el continente, te toparás con ellos, seguro. Algunos viven en las grandes ciudades, mientras que otros prefieren la soledad de las montañas o los bosques."

Con eso, el aire se llenó de un silencio reflexivo, mientras todos pensaban en la envergadura de los magos que mencionábamos. Pero no pude evitar sentir una creciente curiosidad por todo lo que me habían contado. El continente en el que me encontraba estaba lleno de misterios, y había mucho por descubrir.