"THYRA*
Tomé el mapa con una mano firme, estudiando rápidamente las marcas y áreas que me señalaban las misiones más sencillas. Eran trabajos simples: recolectar hierbas raras, proteger un pequeño pueblo de ataques de bestias, llevar mensajes entre aldeas cercanas. Todo parecía manejable, pero algo en mi interior me impulsaba a tomar algo más desafiante. Las misiones de nivel bajo, aunque necesarias para ganarme la identificación, no me ofrecían lo que necesitaba: una forma de regresar rápidamente a casa.
Me dirigí nuevamente al mostrador, donde la mujer que me había atendido seguía observándome con una mirada evaluadora.
"¿Algo más?" preguntó, levantando una ceja al verme regresar tan pronto.
"Quiero una misión de nivel alto" respondí con seguridad, sin dudar ni un segundo. Había algo en mi interior que me decía que no debía perder el tiempo con trabajos pequeños. Si quería conseguir lo que necesitaba, debía tomar riesgos. Y si tenía que ganar dinero rápidamente, mejor hacerlo con algo que demostrara mi verdadera capacidad.
La mujer se quedó en silencio por un momento, estudiándome como si estuviera decidiendo si era prudente darme esa misión o no. Podía ver la duda en sus ojos, pero también la curiosidad. Después de un breve respiro, suspiró y se inclinó hacia adelante, buscando algo detrás de su mesa. Luego sacó un par de papeles y un contrato.
"Una misión de nivel alto..." murmuró, como si estuviera reconsiderando su decisión. "Necesitarás probar tu habilidad. No será fácil. Pero si lo logras, recibirás una buena recompensa, suficiente para cubrir lo que pides."
Apreté los labios y, con una ligera sonrisa, respondí:
"Puedo hacerlo. Necesito completar las misiones pronto, y tengo lo que se necesita. No me subestimen."
Pude notar que mi confianza, aunque algo exagerada, parecía impresionarla. Sin esperar más, la mujer me entregó un mapa detallado de la región, con las rutas y los peligros marcados en él. El precio de la identificación estaba claro: cinco misiones de bajo nivel y dos de alto nivel para tramitarla. Era una oferta razonable, pero mi mente ya estaba centrada en lo que importaba: obtener esas misiones de alto nivel.
"Aquí está tu misión de alto nivel" dijo finalmente, entregándome una pequeña hoja con detalles. "Se trata de una criatura conocida como el 'Cazador de Sombras'. Ha estado acechando una zona cercana a las colinas de Miralon. Es peligroso, y las otras expediciones han fracasado."
Mis ojos se iluminaron ante el desafío. El Cazador de Sombras. La idea de enfrentarse a una criatura tan temida me emocionaba. No sabía exactamente qué esperar, pero estaba segura de que era lo que necesitaba para probar mi fuerza y obtener lo que quería.
"Este es el mapa" continuó la mujer, entregándome otro, más detallado. "La zona está marcada. Tienes que acabar con la criatura antes de que cause más daño. Las recompensas serán considerables, y te permitirán completar lo que necesitas para tu identificación."
"Gracias" Respondí, tomé los papeles con determinación y me di vuelta, lista para salir de allí.
Antes de que pudiera dar un paso más, la mujer me detuvo con una última advertencia:
"Ten cuidado, viajera. Esta misión no es algo sencillo. Si fallas, podrías acabar peor que muerta."
Sonreí levemente, confiada. La advertencia solo aumentó mi determinación.
"No es la primera vez que me enfrento a algo peligroso."
Y con esas palabras, salí del gremio, el mapa de la misión de alto nivel en la mano, y mi mente ya llena de estrategias. Tenía mucho que hacer, y este Cazador de Sombras sería solo el primero de muchos desafíos que tendría que superar.
Después de salir de la ciudad, tomé una respiración profunda y me lancé hacia la misión sin pensarlo dos veces. La velocidad con la que empecé a correr me sorprendió, ya que mi cuerpo se movía con una agilidad y rapidez que no había experimentado antes. Sabía que mi entrenamiento había hecho su parte, pero ver cómo mejoraba mi capacidad física con cada zancada me dejó un poco asombrada. Las distancias que antes me habrían tomado horas, ahora las recorría en cuestión de minutos.
En cuestión de media hora, había llegado a las afueras del pueblo donde se encontraba el área de la misión. Al ver el pequeño asentamiento, me tomé un momento para calmar mi respiración y observar los alrededores. El ambiente tranquilo del pueblo parecía contradecir la naturaleza peligrosa de la misión que iba a enfrentar. Aun así, no podía permitirme subestimar lo que se avecinaba.
Me acerqué a uno de los puestos del pueblo, donde un par de aldeanos estaban charlando. Al verme, uno de ellos, un hombre de mediana edad con una expresión cansada, me miró con curiosidad.
"¿Buscas algo, joven?" me preguntó, ajustándose su sombrero mientras me veía acercarme.
"Sí, necesito información sobre un cazador de sombras. He recibido una misión para acabar con él. ¿Alguien ha tenido problemas con esta criatura últimamente?" pregunté directamente, sin rodeos. Tenía poco tiempo para perder, y necesitaba saber todo lo posible.
El hombre me observó por un momento, como si evaluara si debía contarme o no. Luego, suspiró y asintió, llamando a otro aldeano que estaba cerca.
"Es cierto," dijo el hombre mientras el otro se acercaba. "Ya hace semanas que hemos tenido problemas con algo acechando por la zona. Aparece principalmente al anochecer. Se lleva a algunos de nuestros animales, y, a veces, incluso se acerca demasiado al pueblo. Hemos intentado resistir, pero no es algo que podamos manejar por nuestra cuenta."
El otro aldeano, una mujer con una mirada preocupada, asintió y añadió:
"Nos dijeron que el Cazador de Sombras es muy rápido y casi invisible en la oscuridad. De hecho, nunca lo hemos visto completamente. Solo sabemos que hay marcas de garras y algunos rastros de sangre, pero no más que eso. Siempre parece desaparecer antes de que podamos hacer algo."
"¿Dónde suele aparecer más frecuentemente?" Le pregunté, mi mente ya pensando en el recorrido que debía hacer para encontrar la criatura.
"En las colinas, al noreste del pueblo, cerca del Bosque Rojo. Es allí donde los ataques se han intensificado últimamente. Muchos de nuestros animales han desaparecido en esa dirección. Pero ten cuidado. Algunos de los más viejos del pueblo dicen que esta criatura no es de este mundo. No sabemos qué es exactamente."
Un escalofrío recorrió mi espalda al escuchar esas palabras. Las leyendas sobre criaturas oscuras y desconocidas siempre me ponían alerta. No obstante, no podía retroceder. Este era el siguiente paso para conseguir la identificación que necesitaba, y, más importante aún, una vez completada la misión, podría acercarme cada vez más a regresar a mi hogar.
"Gracias por la información," dije, asintiendo en agradecimiento. "Voy a ir directamente a ese lugar."
Con esa información en mente, me despedí de los aldeanos y me dirigí hacia el Bosque Rojo. Sabía que no sería fácil, pero algo dentro de mí me decía que este sería el primer paso para recuperar el control de mi destino.
Llegué al Bosque Rojo después de caminar durante un rato. Las copas de los árboles eran densas, apenas permitiendo que la luz del sol atravesara sus hojas, lo que le daba al lugar un aire sombrío y misterioso. Podía entender por qué la gente del pueblo evitaba esta zona. Había algo inquietante en la atmósfera; el bosque estaba demasiado silencioso, como si los animales mismos temieran moverse.
Salté al primer árbol que encontré, usando la agilidad que había perfeccionado durante mis entrenamientos. Mi cuerpo se movía de manera precisa y ligera, como si el entorno se adaptara a mí. No había crujidos en las ramas ni hojas cayendo a mi paso. Cada movimiento era calculado, limpio. Desde las alturas tenía una mejor visión del terreno y podía asegurarme de no caer en alguna trampa natural.
Cerré los ojos un momento y me concentré en mi sensibilidad al mana. Sabía que cualquier criatura poderosa, especialmente una tan peligrosa como este "Cazador de Sombras", dejaría un rastro, aunque fuera tenue. Extendí mi percepción, dejando que mi mana se expandiera lentamente en un radio a mi alrededor. Al principio, no sentí nada fuera de lo común, solo el flujo natural de energía de los árboles y la flora del bosque. Pero entonces, algo me llamó la atención: una perturbación en el mana, tenue pero persistente, en una dirección al este. Era diferente, casi como un vacío que absorbía la energía del ambiente.
"Ahí estás," murmuré para mí misma, abriendo los ojos y comenzando a moverme hacia esa dirección.
Mientras avanzaba, mi mirada recorría el suelo desde las alturas. Empecé a notar pequeñas pistas: ramas rotas, huellas profundas en la tierra, como si algo grande y pesado hubiera pasado por ahí recientemente. También había marcas de garras en los troncos de algunos árboles, profundas y largas, lo que confirmaba que la criatura que buscaba no era algo ordinario. Cada rastro me acercaba más a mi objetivo.
El aire comenzó a enfriarse cuanto más me acercaba a la fuente de la perturbación. Mi piel se erizó, no por el frío, sino por la sensación de peligro inminente que comenzaba a invadir mis sentidos. Mi instinto me gritaba que estaba cerca, pero aún no podía ver nada. Me detuve en una rama alta y observé a mi alrededor con cautela, buscando cualquier movimiento en las sombras.
De repente, un ruido sutil rompió el silencio. No era un animal común. Era algo más... algo grande. Ajusté mi posición, manteniéndome oculta entre las hojas, mientras enfocaba mi vista hacia el suelo. Entonces lo vi: una figura oscura, moviéndose con gracia depredadora entre los árboles. Su forma era indistinta, como si la misma oscuridad lo envolviera, difuminando sus contornos. Su movimiento era casi imperceptible, pero no para mí. Mi visión dinámica captaba sus desplazamientos, un juego de sombras que parecía fluir como agua entre los troncos.
Mi respiración se ralentizó mientras lo observaba. El Cazador de Sombras estaba justo frente a mí. No era humano ni bestia en el sentido tradicional. Su cuerpo era ágil y delgado, pero su presencia era intimidante. Incluso desde mi posición, podía sentir la intensidad de su aura, una mezcla de amenaza y poder.
"Esto será interesante," pensé, preparando mi próxima jugada. Pero necesitaba acercarme más para analizarlo y encontrar su punto débil.
Con movimientos calculados, descendí silenciosamente hacia el suelo, manteniéndome fuera de su línea de visión. No podía permitirme atacar sin información suficiente; quería asegurarme de acabar con él en el primer intento, o al menos, neutralizarlo lo suficiente para tener la ventaja. Mi misión no era solo completar el trabajo, sino demostrarme a mí misma que era capaz de enfrentar cualquier desafío, sin importar cuán sombrío o desconocido fuera.
Lista para acechar al cazador como si fuera yo la depredadora.
Luego de un momento a otro, el Cazador de Sombras se movía como un borrón entre los árboles, desapareciendo y reapareciendo con una velocidad ridícula. Era como si la misma oscuridad lo impulsara, un fantasma imposible de atrapar. Por un instante pensé que lo había perdido, pero mi sensibilidad al mana no me engañaba; podía sentir la dirección en la que iba, y no me tomó mucho deducirlo. Algo en su patrón de movimiento me alertó. No estaba huyendo. Estaba cazando.
Aceleré mi paso, usando los árboles como apoyo, deslizándome entre las ramas con movimientos ágiles y precisos. Mi velocidad, mejorada por lo que absorbí del dragón, me permitió acortar la distancia rápidamente. Entonces lo vi: su objetivo. Más adelante, una pequeña luz tenue iluminaba un claro del bosque. Podía sentir varias presencias allí, débiles, personas comunes o tal vez aventureros de bajo nivel, probablemente acampando sin darse cuenta del peligro que los acechaba. Mi corazón se aceleró.
"¡Por supuesto que iría tras ellos!" pensé con frustración. No había tiempo que perder. Aumenté mi velocidad, canalizando mana en mis piernas para moverme aún más rápido. El cazador ya estaba a pocos metros de las personas cuando vi su figura moverse entre las sombras. Sus garras brillaban débilmente bajo la luz de las antorchas, y su velocidad era devastadora. Si llegaba a ellos, sería una masacre.
"¡No te vayas lejos!" murmuré para mí misma, bañando mi mano con un aura de mana verdoso, concentrando la energía que me fluía naturalmente ahora. Salté desde un árbol alto, posicionándome justo frente al grupo de personas en el momento exacto en que el cazador lanzaba su ataque.
El impacto de mi mano bañada en mana se estrelló contra las garras de la criatura. El choque resonó en el claro, una onda de energía que hizo crujir las ramas cercanas. Las personas detrás de mí cayeron al suelo por la repentina aparición del depredador y de mí misma. El Cazador se detuvo, forzado a retroceder. Su cuerpo oscuro y nebuloso titilaba como si estuviera evaluando la situación. Sus movimientos rápidos y calculados confirmaron lo que ya sospechaba: esto no era una simple bestia salvaje. Esta criatura tenía inteligencia.
"¿Qué demonios es eso?" escuché a uno de los aventureros murmurar detrás de mí, su voz temblando de miedo.
"Retrocedan y no interfieran," les dije con firmeza, sin voltear a verlos. Sabía que con una sola distracción, la cosa frente a mí podría tomar ventaja.
El cazador me observaba desde las sombras, su cuerpo apenas visible, pero su presencia intimidante. Lo sentía analizando, evaluando si yo era una amenaza real o simplemente otro obstáculo. Por un momento, la criatura desapareció completamente de mi vista, como si se hubiera desvanecido en la oscuridad.
"No tan rápido," murmuré, cerrando los ojos y dejando que mi sensibilidad al mana guiara mis movimientos. Podía sentirlo, aunque intentara ocultarse. Su presencia era como un eco en el flujo de energía del bosque, y no podía escapar de mi percepción. Canalicé más mana en mi cuerpo, fortaleciéndolo para lo que venía.
El cazador reapareció de repente, esta vez desde otro ángulo, lanzándose hacia mí con una velocidad aún mayor. Bloqueé su ataque nuevamente, pero esta vez, su fuerza casi me hizo retroceder. Es fuerte, demasiado fuerte para una criatura común. Sin embargo, no me dejé intimidar. En lugar de intentar superarlo con fuerza bruta, usé su propio impulso para desviar su ataque, girando mi cuerpo con gracia y lanzándolo hacia un árbol cercano. El impacto fue ensordecedor, pero antes de que pudiera atacarlo de nuevo, desapareció una vez más.
La criatura se movía en un patrón errático, atacando desde diferentes direcciones, probando mi defensa. Cada vez que intentaba golpearme, yo estaba lista, bloqueando o desviando sus ataques con precisión. Sin embargo, sabía que esto no podía durar para siempre. Estaba jugando conmigo, buscando una apertura.
"¿Es todo lo que tienes?" le dije en voz alta, mi tono desafiante. Tal vez podría provocarlo para que cometiera un error. "Pensé que eras un cazador, no un cobarde."
Por un instante, el bosque quedó en silencio. Entonces, sentí un cambio en el flujo del mana. Había caído en mi trampa. Aprovechando su agresividad, había concentrado una pequeña cantidad de mi energía en una trampa mágica alrededor del área. Cuando el cazador volvió a aparecer, lo hizo justo en el centro de mi trampa. Con un movimiento rápido, activé la magia, creando una barrera de energía que lo encerró temporalmente.
El Cazador de Sombras lanzó un chillido que resonó por todo el bosque. La trampa no lo contendría por mucho tiempo, pero había logrado detenerlo lo suficiente como para analizarlo. Observé sus movimientos desesperados, sus intentos de escapar de la barrera. Era una criatura fascinante, pero peligrosa.
"Dime, ¿qué eres realmente?" pregunté en voz baja, aunque sabía que no obtendría respuesta.
Las personas detrás de mí continuaban observando, completamente aterrorizadas. "¡Cuidado, se está liberando!" gritó uno de ellos, y tenía razón. La barrera comenzaba a ceder bajo la presión de la criatura. No hay tiempo para jugar. Tengo que acabar con esto ahora.
*****
*AVENTURERO*
Todo sucedió tan rápido que apenas podíamos procesarlo. Estábamos en el suelo, paralizados entre el miedo y la incredulidad, mirando a esa mujer que había aparecido de la nada para salvarnos. Su cabello oscuro ondeaba ligeramente con el viento, y sus ojos, de un rojo intenso, parecían brillar con una intensidad sobrenatural. Era joven, tal vez en sus veintes, pero había algo en ella que se sentía mucho más maduro, como si el peso del mundo descansara sobre sus hombros.
Su figura femenina era realmente bien definido, pero a la vez era.. poderosa. Además de que se podía ver que su cuerpo era el de alguien acostumbrado al combate, con músculos marcados pero no excesivos que se podían distinguir incluso a través de su ropa ajustada. Parecía haber sido diseñada para pelear, para sobrevivir. Y lo más desconcertante de todo: no mostraba ni un ápice de miedo.
Frente a ella, esa cosa —el Cazador de Sombras— se retorcía en una prisión mágica, lanzando chillidos que nos erizaban la piel. Podíamos sentir la presión de su energía, como si en cualquier momento todo fuera a desmoronarse. Y así fue. La barrera se quebró como un cristal, y la criatura volvió a moverse.
Nunca había visto algo así. Su velocidad era inhumana, imposible de seguir con los ojos. Apenas una sombra se deslizaba entre los árboles, un borrón oscuro que parecía imposible de alcanzar. Mis compañeros y yo estábamos en shock, pero ella... ella no se movía.
Estaba de pie, dándonos la espalda, completamente inmóvil. Sus manos brillaban con una energía verde, como si estuvieran cubiertas de llamas esmeralda. Pero esa magia... no era viento. Lo sentíamos. Había algo más en ella, algo diferente. Algo que no pertenecía a este mundo.
"¿Qué está haciendo...?" susurró uno de mis compañeros, con un hilo de voz. Estábamos aterrados, tanto por la criatura como por ella. Era una fuerza que ninguno de nosotros entendía.
Ella no buscaba al Cazador con la mirada. No giraba la cabeza, ni trataba de seguir sus movimientos frenéticos. Solo miraba al frente, como si supiera exactamente dónde iba a aparecer. Y entonces, de repente, giró la cabeza hacia un punto específico del bosque.
En un instante, levantó una de sus manos bañadas en magia verde y lanzó un estallido de energía. Fue como si el aire mismo explotara frente a nosotros. El rayo de magia surcó el bosque a una velocidad abrumadora, atravesando árboles como si fueran de papel, dejando un rastro de destrucción en su camino.
Por un momento, todo quedó en silencio.
Luego lo escuchamos. Un ruido sordo, algo que cayó pesadamente contra el suelo, seguido de un gruñido que se apagó poco a poco. Todos volteamos hacia la dirección del ataque, tratando de entender qué había pasado. Lo que vimos fue algo increíble: varios árboles habían sido arrancados de raíz, como si una fuerza invisible los hubiera empujado con violencia, y ahí, al final del rastro de destrucción, estaba el cuerpo del Cazador.
La criatura trataba de levantarse, pero se tambaleaba, herida por el impacto. Aún estaba viva, pero claramente debilitada.
"Lo sabía," dijo la mujer con voz firme, sin siquiera mirarnos. Su tono no tenía emoción, pero había una certeza en sus palabras que nos heló la sangre. "No eres invencible."
Nosotros no sabíamos qué hacer. Era evidente que no podíamos intervenir, que esto estaba muy por encima de nuestras capacidades. Así que solo observamos, temblando, mientras esa mujer comenzaba a caminar hacia la criatura.
Su paso era lento pero decidido, como si no hubiera prisa. Con cada paso que daba, la criatura retrocedía un poco más, aunque no tenía a dónde ir. La vi alzar su otra mano, y el brillo verde de su magia comenzó a intensificarse.
"Espera... ¿qué va a hacer ahora?" pregunté en voz baja, aunque sabía que nadie tenía la respuesta.
Ella detuvo su avance a unos metros del Cazador, que ahora estaba acorralado contra un árbol caído. La criatura lanzó un chillido desgarrador, como si supiera lo que estaba a punto de suceder.
"Fin del juego," dijo la mujer, y en un abrir y cerrar de ojos, la magia se desató como un torbellino verde. No fue un simple ataque, fue como si el aire mismo se fracturara. La energía envolvió al Cazador de Sombras, atrapándolo en una tormenta de poder. Nosotros solo podíamos mirar, incapaces de comprender del todo lo que estaba ocurriendo.
La criatura gritó, un chillido agudo que resonó en todo el bosque. Trató de resistirse, de escapar, pero no tenía oportunidad. Era como si la misma naturaleza estuviera contra ella, como si el bosque, los árboles y el viento obedecieran a la voluntad de esa mujer.
En cuestión de segundos, todo terminó. La criatura cayó al suelo, inerte, su cuerpo apenas reconocible entre los restos de la batalla. La energía verde que la rodeaba se disipó lentamente, y el silencio volvió a llenar el bosque.
La mujer permaneció quieta por un momento, mirando el cadáver del Cazador. Sus hombros subían y bajaban ligeramente, como si el esfuerzo finalmente estuviera pasándole factura.
"Eso fue... increíble," susurré, aunque sabía que nadie me escuchaba.
Ella giró lentamente hacia nosotros, sus ojos rojos brillando con una intensidad que me hizo contener la respiración. Se acercó con pasos firmes, cada uno de ellos resonando en mi mente como una advertencia. Cuando estuvo frente a nosotros, se detuvo, observándonos en silencio.
"¿Están bien?" preguntó al fin, su voz tranquila pero con un tono que no admitía discusión.
Asentí rápidamente, al igual que mis compañeros. Ninguno de nosotros se atrevía a hablar. No sabíamos si agradecerle o temerle.
"Entonces váyanse," continuó. "Este lugar ya no es seguro."
"Pero... ¿quién eres?" me atreví a preguntar, mi voz temblando un poco.
Ella me miró fijamente por un momento, y por un instante sentí como si pudiera ver a través de mí, como si supiera exactamente quién era y qué estaba pensando. Finalmente, esbozó una pequeña sonrisa, aunque no había calidez en ella.
"Solo una viajera," respondió antes de girarse y comenzar a caminar hacia el cuerpo del Cazador.
No tardamos en obedecer. Nos levantamos con dificultad y comenzamos a alejarnos, echando miradas nerviosas hacia atrás. Ella no nos volvió a mirar. Estaba concentrada en el cadáver de la criatura, como si todavía hubiera algo que necesitara hacer.
A medida que nos adentrábamos más en el bosque, sentí que mis piernas temblaban. La imagen de esa mujer, su poder y su mirada, seguían grabadas en mi mente. Sabía que nunca olvidaría ese encuentro, y una parte de mí temía volver a cruzarme con ella algún día.