"Ya viene... un poco más, señora."
"Ya nació. Es un hombre..." —respondió una voz suave y llena de emoción.
Una mujer de cabellos oscuros, llamada Roxy, sostuvo en sus brazos al recién nacido, con una sonrisa de ternura. A su lado, su esposo, Aron, hacía caras graciosas al bebé, intentando hacerle reír.
"Dudo que me entienda, señor y señora" —dijo una sirvienta, sonriendo al ver la escena.
"Duerme, pequeño Greg..." —murmuró Roxy, acariciando suavemente la cabeza de su hijo.
De repente, se escuchó una voz desde fuera de la habitación: "Funcionó..."
Cinco años después, la familia de Greg se establecía en la Aldea Dragón, un pequeño pueblo que celebraba la paz lograda tras la guerra que había azotado el continente hace un siglo. El aire estaba lleno de festividades y el sonido de la gente riendo y conversando.
Un visitante llegó a la casa de los Breyrat.
"Hola, señor Aron, queremos invitarlos al evento del Día del Fin, en honor a la guerra que terminó hace 100 años", dijo el hombre, con una sonrisa.
"Oh, ya veo. Claro que asistiremos. ¿En qué podemos ayudar?" —respondió Aron, sorprendido por la visita.
"Nos enteramos de que usted es un gran espadachín, incluso fue miembro del gremio Graydon. Nos encantaría que hiciera una demostración de su habilidad aquí en el pueblo, ¿qué le parece?"
Aron se miró con su esposa, Roxy, y asintió.
"¡Estaré encantado de participar!" —respondió, sonriendo.
El día del evento llegó, y toda la aldea se reunió para disfrutar de las festividades. Aron hizo una impresionante demostración con su espada, dejando a los aldeanos boquiabiertos por su destreza. El más impresionado fue Greg, quien observaba a su padre con los ojos abiertos de asombro.
Pero lo más intrigante fue la llegada de un anciano conocido en la aldea.
"¡Hola, cómo están! Veo que tenemos caras nuevas en la aldea. Mi nombre es Winston." —dijo el hombre, con una capa larga y un bastón.
"Hola, señor Winston. Soy Roxy, la madre de Greg, y este es mi esposo, Aron." —respondió Roxy, dándole una cálida bienvenida.
"¿Eres el pequeño Greg?" —dijo Winston, mirando al niño con una mirada inquisitiva.
Greg, tímido, asintió.
"Hmm... ya veo. ¿Greg, tienes seis años ya, no?" —preguntó Winston.
Greg asintió con una sonrisa.
"Te he observado desde lejos, pequeño. Hay algo peculiar en ti. Esa marca en tu hombro... ¿sabes lo que significa?" —preguntó Winston, mirando fijamente la extraña marca en el hombro de Greg.
"Mi madre dice que es una marca de nacimiento. Me hace especial..." —respondió el niño, algo confundido.
Winston se acercó un poco más, su rostro sombrío. "No es una marca común... Es algo mucho más"
Unos días después, Winston visitó la casa de los Bleyts, al parecer buscando respuestas sobre la misteriosa marca en su hombro...
"Hola, Sra. Roxy, ¿se encuentra su esposo?" —preguntó Winston amablemente.
"Oh, hola, Sr. Winston. Aron salió con Greg hacia el pueblo, pero dígame, ¿qué se le ofrece?" —respondió Roxy, algo extrañada por la visita del Sr. Wilson.
"Quisiera hablar sobre la marca del joven Greg" —dijo Winston, con una voz muy seria.
El ambiente que rodeaba la escena se tornó tenso. La pregunta dejó a Roxy en silencio, como si hubiera visto un fantasma…
"Ya veo... así que era esto... Supongo que alguien terminaría haciéndose esa pregunta"—dijo Roxy, con voz preocupada.
"Señora Roxy, le pido por favor que me explique qué ocurrió hace seis años, cuando nació Greg. Solo quiero entender por qué esa marca me resulta tan familiar" —insistió Winston, mirando a Roxy fijamente, buscando una respuesta.
Roxy bajó la mirada, claramente incómoda, y comenzó a contar la historia, su voz más calmada pero a la vez tímida.
"Hace seis años, cuando iba a dar a luz, ocurrió algo extraño. En un parpadeo, un fuerte estruendo sacudió la casa, como si un relámpago hubiera caído cerca. El cielo se oscureció repentinamente, y la tormenta comenzó a rugir, llena de rayos y truenos. Fue una sensación aterradora. Yo tenía que seguir dando a luz, y cuando Greg nació, la tormenta desapareció de inmediato, y el cielo empezó a despejarse, dando paso a un hermoso amanecer..."
Roxy hizo una pausa, y la tristeza se reflejaba en sus ojos. Era evidente que le costaba seguir con la historia.
"Poco después del nacimiento de Greg, ocurrió algo que, hasta el día de hoy, no entiendo bien. Un hombre extraño, cubierto por una neblina que no nos dejaba ver su rostro, comenzó a acercarse a nuestra casa. Solo con su presencia, parecía que todo se hubiera paralizado. Ese hombre, extraño y misterioso, tenía la misma marca que ahora tiene Greg. Solo que él la tenía en todo su cuerpo, en sus brazos, su rostro, en todo su ser. Se presentó como... Brishka."
Al escuchar el nombre "Brishka", Winston se paralizó. Sus ojos comenzaron a temblar, y sus manos a sudar, como si sintiera un vacío profundo en su estómago.
"B-Bri... Brishka... Pero él es solo un mito, nunca imaginé que fuera real" —murmuró Winston, su voz temblorosa, mientras su mirada se perdía en algún punto lejano.
Roxy continuó, sin darse cuenta de la conmoción que sus palabras habían causado.
—Entonces, el hombre dijo... "¿Dónde está Gregory Bleyt?"
"¿Quién es usted?" —preguntó Roxy temblorosa, sin poder entender lo que ocurría.
Brishka avanzó hacia ellos, con una mirada fría y penetrante. Aron, que hasta entonces había estado descansando, se levantó rápidamente al oír la alarma en la voz de Roxy. Al ver a Brishka, sacó su espada, dispuesto a defender a su familia.
"¡DETÉNGASE, ARON, VEN A AYUDARME!" —gritó Roxy desesperada.
Aron se lanzó hacia el extraño con toda su fuerza, pero Brishka solo levantó la mirada hacia él. Sin mover un dedo, la fuerza de Brishka lo derribó con tal violencia que Aron no pudo ni levantarse. Roxy, paralizada por una extraña energía, observaba impotente cómo el hombre extraño se acercaba a su hijo.
"¡DETÉNGASE, POR FAVOR, LE DAREMOS LO QUE QUIERA!" —gritaba Roxy, desesperada.
"Silencio" —dijo Brishka con una voz grave y autoritaria.
El poder de Brishka era tan palpable que tanto Roxy como Aron quedaron inmóviles, como si el peso de todo el mundo descansara sobre ellos. Roxy intentó moverse, pero era inútil; su cuerpo estaba completamente paralizado.
Brishka miró al pequeño Greg con una sonrisa fría.
"Con que este es Gregory, ya veo"... —murmuró Brishka, su mirada fija en el niño.
El extraño se acercó y levantó a Greg en sus brazos. Mientras lo hacía, sus ojos brillaban con una intensidad sobrenatural.
Dijo—Yo, Brishka, te concedo este poder que me fue encargado, para que liberes este mundo del mal. Ahora ve y hazlo, Gregory Breyrat —dijo, y en un parpadeo desapareció, dejando a los padres de Greg aterrados y con el corazón en vilo.
Volviendo al presente:
"Y ese es el origen de la marca que tiene Greg... Desde ese día, decidimos mudarnos concluyó Roxy, con voz apagada."
Winston la miró fijamente, procesando la historia.
"Ya veo... Bueno, Sra. Roxy, eso es todo lo que necesitaba escuchar. Gracias por su tiempo."
Winston se preparaba para retirarse cuando de repente Roxy lo detuvo, llamándolo con ansiedad.
"¡ESPERE, SEÑOR! —dijo Roxy, con una voz urgente. —¿Usted sabe qué es esa marca que tiene Greg? Si es así, por favor, dígame, se lo suplico. ¿Quién era ese tal Brishka?"
Winston la miró, sabiendo que no podía ocultar más la verdad. Le pidió que se pusiera de pie.
"Señora Roxy, pongase de pie, por favor. Le contaré algo que me dijeron cuando era pequeño. Se decía que Brishka era una reencarnación de una vida pasada. Se cuenta que, quien lo vea, está destinado a recibir la marca que él llevaba, una marca que lo conecta con un propósito mayor. Esa marca que tiene su hijo... es la clave divina."
"¿La... la clave divina? La que cuenta las historias sobre la guerra"... —Roxy tartamudeó, temblando.
"Pero se decía que fue destruida por el dios demonio... ¿cómo es posible?""
"Eso mismo me pregunto"... —respondió Winston con una expresión sombría.
"Bueno, me retiro. Le aconsejo que cubra la marca de su hijo. Aquellos que conocen la historia podrían reconocerlo por ella. La guerra que se cuenta en los mitos comenzó por esa misma marca."
Después de esta visita inesperada, Roxy se sintió más preocupada que nunca por Greg. Pensaba si quizás debían abandonar el pueblo, como lo hicieron anteriormente. Pero antes de tomar cualquier decisión, debía hablar con Aron y ver qué hacer.