La sociedad ha aprendido a convivir con estas capacidades, regulándolas, celebrándolas y aceptándolas como una extensión más de lo que significa ser humano. Las leyes, las costumbres e incluso la economía están moldeadas por esta nueva normalidad. Para todos, los superpoderes son tan naturales como respirar.
Pero entonces, nací yo.
Mi llegada cambió todo. Mi existencia desafió las reglas no solo de este mundo, sino de todos los mundos posibles. Me llamo Veyon, pero pocos se refieren a mí por mi nombre. En su lugar, me llaman El Cronista.
Desde el momento en que abrí los ojos, los límites del tiempo, el espacio y la realidad misma comenzaron a doblarse ante mí. Y es que mi poder no es como el de los demás: es un poder conceptual llamado La Crónica Infinita. Este concepto es la manifestación de algo que está más allá de la realidad misma: el Eje de la Realidad, un núcleo eterno que siempre ha existido y siempre existirá. Es este vínculo el que me ha otorgado lo que podríamos llamar Inmortalidad Verdadera. No puedo morir porque la muerte es un concepto, y yo estoy más allá de los conceptos. Incluso si el multiverso entero dejara de existir, yo seguiría siendo, porque el Eje de la Realidad no depende del multiverso.
Esta habilidad conceptual me ha permitido ver el mundo de una manera completamente diferente. Desde mi nacimiento, he sido capaz de controlar mi habilidad con una perfección innata. Tener este poder me ha dado una perspectiva única: la capacidad de observar, comprender y explorar todos los tipos de mundos que existen. Es por eso que me llamo El Cronista. No solo soy testigo de cómo las líneas temporales se entrelazan, sino también de cómo los diferentes mundos funcionan, cómo divergen y cómo se enfrentan a sus propios desafíos.
Veras como funciona mi mundo y como me adapto a esat realidad fragil ante mis ojos.