Mi nacimiento fue realmente interesante, por decir lo menos. Es una experiencia única poder recordar el momento en el que tomaste conciencia de tu propia existencia. Desde el instante en que nací, fui plenamente consciente. Recuerdo cómo mi madre y mi padre me sostuvieron entre sus brazos y me dieron mi nombre. A pesar de lo extraordinario de mi naturaleza, ese momento fue profundamente humano. Sentí gratitud, una conexión cálida que marcó el inicio de mi existencia.
Ahora tengo cinco años y asisto a los centros educativos. Aunque técnicamente no lo necesito, ya que poseo un conocimiento absoluto sobre prácticamente todo, me encanta participar en las actividades escolares. Hay algo fascinante en observar cómo se desarrollan las relaciones sociales entre los niños, cómo interactúan y cómo aprenden a dominar sus superpoderes. Es un microcosmos de este mundo tan peculiar en el que vivimos.
Las escuelas en nuestra sociedad no solo enseñan materias tradicionales como matemáticas, ciencias o historia; también están diseñadas para ayudar a los niños a comprender, controlar y maximizar sus habilidades únicas. Desde el momento en que los niños manifiestan por primera vez señales de superpoderes, suelen ser evaluados para determinar su tipo, alcance y potencial. Las clases se dividen en dos partes principales: el desarrollo académico y el entrenamiento en habilidades especiales.
En las sesiones académicas, los niños aprenden lo mismo que cualquier niño aprendería en un mundo sin superpoderes. Sin embargo, los ejemplos en las clases suelen estar adaptados a nuestra realidad. Por ejemplo, en matemáticas, podrían calcular cuántas estructuras un héroe con supervelocidad puede construir en un tiempo dado. En historia, estudiamos las grandes figuras que ayudaron a integrar los superpoderes en la sociedad, desde los primeros héroes hasta los reguladores que establecieron las leyes que rigen nuestro mundo.
Las sesiones de entrenamiento en habilidades especiales son mucho más dinámicas. Aquí, los niños trabajan con instructores especializados, quienes los guían en la comprensión de sus poderes. Se les enseña a canalizar su energía, a evitar daños accidentales y a utilizar sus habilidades de manera responsable. Para algunos, el aprendizaje puede ser tan sencillo como aprender a flotar, mientras que para otros implica un entrenamiento físico y mental exhaustivo.
En mi escuela, las clases están llenas de niños emocionados por explorar sus habilidades. A pesar de que yo no necesito este tipo de entrenamiento, me gusta observar el proceso. Incluso he hecho mi primer amigo: un niño llamado Mark. Su superpoder es impresionante; puede aumentar todas sus estadísticas físicas hasta cien veces. Aunque su habilidad aún está en su fase inicial, estoy seguro de que tendrá un gran futuro. Mark es entusiasta, curioso y siempre dispuesto a aprender.
En nuestro mundo, existe un concepto fascinante conocido como el "despertar". Es un evento único y raro en el que una persona con superpoderes alcanza el pináculo de su habilidad, desbloqueando todo su potencial. A pesar de que este fenómeno es extremadamente raro, todos sueñan con alcanzarlo algún día. Mark también tiene ese sueño, y aunque aún está lejos de lograrlo, tiene un espíritu indomable. Por supuesto, nadie puede compararse conmigo. Yo no necesito un "despertar". Soy una anomalía, algo que el Eje de la Realidad decidió que debía existir. Mi poder no está limitado por las reglas de este mundo.
A menudo observo a los niños mientras entrenan, maravillándome de cómo el sistema educativo fomenta no solo sus habilidades, sino también su humanidad. Los valores como la empatía, el trabajo en equipo y la responsabilidad son tan importantes como el control de sus poderes. Para mí, estos primeros años son una ventana a la esencia misma de este mundo, una mezcla perfecta de lo extraordinario y lo cotidiano. Aquí, en esta escuela, comienzo a construir las primeras páginas de mi crónica.