Capítulo 1: La Reunión en el Limbo
Maximiliano, alias Max, era un estudiante universitario común y corriente. Bueno, no tan común. Llevaba meses sin aprobar un solo examen porque, según él, estudiar era un "concepto sobrevalorado". Una tarde, mientras cruzaba la calle con audífonos puestos y su mente enfocada en el nuevo episodio de su anime favorito, un camión apareció de la nada y... lo atropelló con entusiasmo.
Abrió los ojos en un lugar blanco y brillante. Frente a él, un ser imponente con túnica y una especie de tablet flotante en las manos lo miraba con un gesto aburrido.
—¿Otro más? ¿Por qué siempre son estudiantes distraídos? —suspiró el ser, que se presentó como El Administrador del Multiverso™.
—¿Estoy muerto? —preguntó Max, mirando sus manos transparentes.
—Sí. Pero tranquilo, tengo buenas noticias. Gracias a la demanda popular, te daré la oportunidad de reencarnar en un mundo de fantasía. Tienes derecho a elegir el tipo de mundo al que quieres ir y tres deseos.
Max se emocionó de inmediato. Toda su vida había soñado con ser el protagonista de su propio isekai.
—¿Cualquier mundo?
—Sí, siempre y cuando no rompa las leyes del Multiverso. Pero antes de continuar, debo advertirte: el mundo que elijas tendrá sus propios problemas, y si te vuelves demasiado poderoso muy rápido, atraerás enemigos proporcionalmente fuertes. Así que elige sabiamente.
Max asintió, pero por dentro solo pensaba en todos los clichés de las historias que había visto.
—Ok, quiero un mundo medieval, con magia, gremios, reyes corruptos y... ¿puedo tener una espada legendaria que nadie más pueda usar?
—Claro, —dijo el Administrador, tecleando en su tablet—. Eso cuenta como uno de tus deseos. ¿Y los otros dos?
Max se detuvo a pensar.
—Deseo número dos: quiero un sistema tipo RPG para subir de nivel y aprender habilidades rápidamente.
—Típico, pero aceptado. ¿Y el tercero?
Max sonrió con confianza. Este era el deseo más importante de todos.
—Quiero un harén...
El Administrador alzó una ceja, claramente acostumbrado a este tipo de deseos.
—Déjame adivinar, un grupo de chicas atractivas con personalidades variadas y conflictos internos para que nunca se aburran contigo.
—¡Exacto! —Max exclamó, orgulloso de su plan.
—Bien, pero como soy un administrador justo, el harén no estará enamorado de ti desde el principio. Tendrás que ganarte su afecto. Además, algunos miembros podrían no ser lo que esperas.
Max dudó un momento, pero decidió arriesgarse.
—Acepto.
El Administrador pulsó un último botón, y Max sintió cómo lo arrastraban hacia un portal de colores brillantes. Antes de desaparecer, el Administrador dijo algo que Max apenas alcanzó a escuchar:
—Ah, casi lo olvido. Tu primer misión será sobrevivir. Suerte.
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