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Chapter 4 - Capitulo 4: Decisiones y Revelaciones

El aire dentro de la sala circular estaba cargado de electricidad. Los destellos de luz que emanaban del cristal proyectaban sombras danzantes en las caras de los presentes, reflejando asombro, miedo y curiosidad. Diego López, con las manos tembloras, sacó su libreta y comenzó a viajar los patrones que veía en las paredes.

"Esto es un registro histórico, pero... es diferente a cualquier cosa que haya estado", dijo en voz baja, casi para sí mismo.

"¿Qué más piedras interpretar?" preguntó Ana Laura, manteniendo una distancia prudente del cristal.

Diego se incluyó hacia las imágenes que ahora se repetirán en un ciclo. "Esta civilización era avanzada, muy avanzada. Las criaturas que vimos afuera parecen haber sido parte de su ecosistema, pero algo las volvió contra ellos. Mira esto..." Señoraló una escena donde un cielo era atravesado por columnas de fuego y criaturas desatadas en caos.

"El colapso de su mundo", dijo Barragán desde el umbral de la sala, con los brazos cruzados. "¿Qué garantia tenemos de que no hay estimos enfrentando el mismo destino?"

"No lo sabemos", respondió Ana Laura con firmeza. "Por eso estamos aqui."

Diego, amigos tanto, se acercó al cristal, fascinado por su púlsar rico. Sin anterior aviso, colocó una mano sobre su superficie brillante. Una corriente de energía recorrió su cuerpo, y sus ojos se tornaron vidriosos por un instante.

"¡Diego!" exclamó Ana Laura, intencionando alcanzarlo, pero el hijo alzó una mano para detenerla.

"No... estoy bien", murmuró. Cuando apartó la mano, su rostro estaba pasado, pero su mirada era intensa. "Este cristal... no es solo un registro. Es una vida. Puede activar algo, una tecnología o un mecanismo. Pero no sabemos que tan seguro sea usarlo."

Ana Laura frunció el ceño, observando el artefacto con cautela. "Lo llevaremos al centro de investigación. Pero hasta que sepamos más, nadie debe tocarlo nuevo."

***

En la Ciudad de México, las reuniones en el Palacio Nacional continúan sin descanso. Peña Nieto estaba en su oficina, revisando los últimos informes mientras el secretario de Economía, Javier Cruz, y el general Marroquín discutían la implementación de nuevas medidas de emergencia.

"Señor presidente, si no hay estables un sistema de trueque o controles los recursos disponibles, las ciudades más grandes poderan colapsar economicamente en cuesta de semanas", advirtió Javier, justándose los préstamos con un gesto nervioso.

"El problema principal no es solo la economía, es la percepción pública", intervino Marroquín. "El pueblo necesita sentir que estamos en control, incluido si la realidad es distinción

Peña Nieto los observó, meditando sus palabras. "Propongan un plan conjunto. Necesitamos estabilizar tanto la economía como la moral. Pero no podemos dejar que esto sea solo un discurso; deben ver resultados reales."

En ese momento, Ana Laura irrumpió en la oficina con un semblante serio. "Señor presidente, tenemos un problema más grande del que imaginamos."

"¿Qué pasó?" preguntó Peña Nieto, poniéndose de pie.

"Las ruinas que encontramos contienen una fuente de energía y tecnología avanzada. Pero también indica que este mundo ya ha visto el colapso de al menos una civilización. No hay estamos solos aqui, sí es posible que enfrentes riesgos mayores de lo que creíamos."

Un silencio cayó sobre la sala. Las palabras de Ana Laura añadieron un peso más a las decisiones que parecian interminables.

"General Marroquín", dijo finalmente Peña Nieto, su voz firme. "Quiero un equipo dedicado exclusivo a la exploración y la defensa. Si hay algo o algo ahí afuera que puede ser una amenaza, debemos estar preparados."

***

Mientras tanto, en las zonas rurales, los ciudadanos comenzaban a organizarse por cuenta propia. En un pequeño pueblo cerca de Puebla, Juana Hernández, una líder comunitaria, convocó una reunión en la plaza principal.

"La gente está asustada, pero necesitatamos mantenernos unidos", dijo Juana, con una voz que transmitía tanto autoridad como calidez. "No sabemos que está pasando, pero sí sabemos cómo sobrevivir. Aquí tenemos terras fértiles y manos trabajadores. Si cooperamos, podremos salir adelante."

"¿Y qué pasa si viven esas... cosas que dicen los soldados?" preguntó un hombre desde el fondo de la multitud.

"Entonces nos defenderemos", respondió Juana, mirando a los ojos de todos los presentes. "Este es nuestro hogar, y no deja que nadie lo destruya."

El espíritu de lucha de Juana comenzó un contagio a los demás. Organizaron patrullas locales y comenzaron a alimentos plantares en las tierras cercanas. Aunque el miedo siguió latente, la comunidad entró fuerza en su unidad.

***

De regreso en las ruinas, Diego y su equipo analizaban las muertes recogidas. El cristal estaba en el centro de una sala de investigación improvisada, protegido por una barrera de energía creada con la poca tecnología funcional que había logrado adaptado.

"Este artefacto es más que una llave", dijo Diego, revisando sus notas. "Parece contener fragmentos de información codificada, tal vez un mapa... o un manual para entender este mundo."

"Entonces debemos descifrarlo rápido", comentó Ana Laura, quien estaba de pie junto a el. "Cada minuto que pasamos aqui sin entenderlo, estamos en desventaja."

***

Los días se volvieron semanas, y cada decisión toma pareja levar a nuevas preguntas. Mientras el gobierno luchaba por mantener la estabilidad, los descubrimientos en las ruinas revelaban verdes inquietantes sobre el mundo que ahora llamaban hogar.

El destino de México depende de un equilibrio: explorar sin exponerse demasiado, unir a su gente sin perder la confianza y prepararse para lo desconocido que acechaba en la oscuridad.