"Hana~, Tsunade~, el desayuno está servido, lavense y coman~" Escucho la voz de mi madre desde la cocina mientras estoy en mi habitación leyendo un libro.
Coloco el libro en la mesa que está a la par de mi cama, me levanto y me dirijo hacia la puerta.
Antes de salir, miro al espejo y veo a una niña de tres años, cabello rojo pálido suelto, ojos marrones brillantes con una cara muy bonita y un lunar pequeño pero marcado en la zona derecha debajo de los labios, vistiendo un pijama rosa que solo puede describirse como lindo.
[Perfección] Pienso.
[¿Narcisista es la palabra?] Trato de pensar en esos recuerdos extraños que me vienen a la mente de los que no tengo explicación. No me afecta ya que sé con certeza que son míos y sé que cuando sea mayor obtendré una respuesta, pero aún así es un poco molesto tener esa duda constante de no saber porqué los tengo.
Enfoco mi vista en mi mano derecha mientras la cierro formando un puño, puedo sentir el poder físico en mi cuerpo, según mis recuerdos extraños no debería ser posible, pero en este mundo es algo que nadie cuestiona, es algo natural que alguien del aclamado clan Senju posea este tipo de fuerza, aún si ese alguien es una niña de tres años.
Ignoro mis pensamientos y salgo de la habitación al mismo tiempo que se abre la puerta frente a mi.
Tsunade sale de su habitación en pijama, con el cabello dorado alborotado y frotándose los ojos.
[Perfección] Pienso de nuevo.
"Buenos días Hana" Me dice Tsunade mientras bosteza.
"Buenos días, Tsunade~" respondo suavemente mientras me acerco y froto mi rostro contra el suyo.
"Detente" Ella me dice con un pequeño sonrojo "Vamos a lavarnos antes de que mamá se enoje" Continúa y empieza a caminar hacia el baño.
"Umm" Respondo con desgana mientras la sigo.
Después de lavarnos nos dirigimos a la mesa donde una mujer hermosa con un 90% de parecido a una Tsunade adulta nos saluda con una sonrisa, ese es solo un pensamiento inconsciente y fugaz que sucede a menudo con muchas cosas del día a día así que no le presto atención.
"Buenos días niñas" Mamá dice suavemente.
"¡Buenos días mamá!" respondemos Tsunade y yo, luego nos acercamos y le damos un abrazo al mismo tiempo que ella nos frota la cabeza con sus suaves manos.
"¿Qué tal durmieron?" Ella nos pregunta mientras nos acomodamos en la mesa, listas para desayunar.
"¡Bien!" Responde Tsunade mientras yo asiento con la cabeza.
"¿Y tú, mamá?" Pregunto.
"Por supuesto que bien, cariño" Me responde mi mamá con una suave sonrisa, nunca me cansaré de verla, es como luz santa y pura que ilumina todo.
"Bueno, ¿qué tal si empezamos?" Ella pregunta mientras Tsunade y yo asentimos.
Mientras comemos, no puedo evitar pensar en Padre, un hombre estoico con un aura que envía advertencias de no acercarse pero que se derrite inmediatamente al vernos y jugar con nosotros. Aunque no pasa mucho tiempo en casa, siempre aprovecha cada momento como si fuera el último que tendrá, lo admiro por eso. Además, este mundo no es para nada pacifico por lo que he aprendido y eso me lleva a actuar igual que él.
Aunque parezca innecesario, no quiero arrepentirme el día de mañana, no sé porqué pero siento que es lo correcto, parece que mis recuerdos extraños también juegan un papel importante en eso.
Al pensar en mí Padre inevitablemente pienso en mis abuelos, Abuela Mito y Abuelo Hashibaka, no hay necesidad de preguntarse por qué Abuela va primero que Abuelo. Ella es la que manda en la familia, es natural que ella vaya primero.
La Abuela Mito siempre digna pero gentil, me recuerda a quien se parece mi Padre. Su comportamiento fuera de casa es igual.
Abuelo Hashibaka por otro lado… *sigh*.
Lo único que diré es que él es un tonto alegre, Padre se parece a él en su calidez.
Por supuesto, no me olvido de mi favorito abuelo tsundere, dicen que no tienen que haber favoritos pero eso es erróneo, todo el mundo los tiene, el mío es el Abuelo Tobirama.
Después de todo, ¿Cómo no te va a gustar alguien que cumple todos tus caprichos? jeje.
Cada uno de ellos es especial para mi, los amo a todos.
★★★
Después de terminar de comer me levanto y me dirijo a la cocina a lavar mi plato y utensilios, Tsunade rápidamente se acerca a mi y me susurra.
"Hana ¿Me puedes prestar dinero? Iré a apostar y te traeré el triple, ¡lo prometo!"
Puedo oír su tono de súplica mezclado con anticipación, ella sabe que no me negaré, ¿Quién en su sano juicio se negaría a tal petición viniendo de ella?
Debo admitir que ella sabe cómo manipularme, sus ojos brillantes y su labio inferior medio mordido es algo a lo que no me puedo resistir, no es que quiera resistirme tampoco.
Antes de que pueda responder, detrás de nosotros se escucha la voz de mi madre con un tono de seriedad.
"¡Tsunade, nada de apostar me escuchaste!, ¡no puedo creer que hayas adquirido ese mal hábito!" Me volteo para ver su ceño fruncido, después de una pequeña pausa continúa con un toque de exasperación "Y tú Hana, deja de mimarla tanto, no creas que no sé qué le das tus ahorros para que apueste, ¡te daré menos si sigues haciéndolo!" Ella me advierte. Sé que no lo hará, la conozco ya que soy igual, no podemos resistirnos a mimar a nuestros seres queridos.
Parece que este día no habrá apuestas, ni siquiera me di cuenta en qué momento se acercó, qué suerte que ya me acostumbré, las primeras veces siempre me hacía saltar del susto.
"Mal por ti hermanita, a la próxima dímelo donde mamá no escuche" Le digo a Tsunade con un poco de diversión mientras le guiño el ojo, su respuesta es hacer un puchero tan lindo y adorable como siempre. La mejor manera de empezar el día jeje, amo esta familia.