Illarian estaba fuera de control.
Li, que de todos era la maga más poderosa, estaba exhausta y conmocionada, nuevamente, frente a sus ojos, había perdido a quien amaba.
Farizza se transformó nuevamente en una enorme dragona, y exhalando una bocanada de fuego azul trato de apagar las llamas de Illarian, pero contra un ser tan primigenio no era suficiente.
Axaz lo intento también, invistiendo con sus enormes fauces al elemental, pero este, con un simple gesto de su mano, lanzó a Axaz contra las rocas, como si todo lo que tocara explotase.
Era claro, sus próximas victimas serían las que habían matado a su amada Naxez, Cyndressa, Arzelen y Kuro.
Izsel se paró junto a Kuro, como si buscara un fuerte escudo tras el que podría enervar un hechizo poderoso.
Arzelen había agotado toda su magia con el ataque que venció a la princesa negra.
Cyndressa y Zadriz, con un tanto de miedo, se pusieron junto a Arzelen, juntas tratarían de salir vivas de aquella calamidad.
En estos momentos el fuego y el hielo de Axaz y Fary no funcionarían, todo dependería del talento de Izsel y la fuerza de Kuro.
Pero, algo sucedió que los detuvo a todos.
En medio del campo de batalla una especie de puerta oscura se desgarro en el aire, un portal demoniaco, y de él, aparecerían los refuerzos más impensados.
Con una pistola en cada mano, la que ahora era una letal cazadora, un rostro simplon pero hermoso que Fary identificó bien, era Kalair Zad.
Un tanto más atrás salió un hombre macizo y pequeño, con una lanza que parecía estar encendida en un fuego blanco, cubierto de pieles de animales, entre las que identifico leones y huargos, era el compañero infaltable de Kalir, Borgol el Neanderthal.
Atrás de ellos aparecieron 3 orcos, un macho y dos mujeres, una de piel verde y otra de piel marrón, muy bellas para ser de una raza que se caracterizaban por rasgos fuertes y poco armónicos. El hombre llevaba un hacha a cada mano y una piel de lobo a modo de capucha, era corpulento pero se notaba que era tan solo medio orco. Morkhal Lobo de Trueno el macho, Azgresh la orca de piel verde y pelo atado, de bello rostro, y que ostentaba a simple vista dominio chamico sobre los elementos. La otra mujer, de piel marrón, era muy parecida a Azgresh, en porte y encanto, como si fueran hermanas, y lo eran, Eogrash, a la que Farizza y Isz identificaron inmediatamente, pues junto con Fenrar eran los discípulos de Gar'Dal, sin duda era ella la responsable de aquel portal.
Zadriz giró su cabeza hacia quien salió después del portal, era él, aquel que era dueño de su corazón. Alto y fuerte, con el torso con heridas y el rostro amoratado, como si hubiera salido apenas vivo de una pelea colosal, su cabello blanco estaba sucio con barro y sangre, y sus ojos rojos con toda su magia desatada, era Redhand Dark Dreams, que le pareció a Farizza y Isz un rostro en extremo parecido al infantil Gar'Dal.
Junto con él cruzo su querida Zeraki, cuyos ojos desprendían una luz gélida y fantasmagórica, empuñaba como siempre una enorme hacha y una tétrica aura impuso respeto en todos los presentes.
¿Cómo llegaron aquellos singulares personajes al campo de batalla?
Todo tendría que comenzaran con un Morkhal con el corazón herido.