introducción de personaje Vash Stampede heydrich era un guerrero el cual viaja por las dimensiones ayudando y arreglando problemas enfrentándose a dioses,monstruos,y seres de las estrellas siendo alguien carismático y divertido fácil de adaptarse cuyos hábitos son convivir con las personas y cocinar
es muy pacífico y positivo, siempre intenta acabar los conflictos sin tanto derramamiento de sangre, pero su forma de hacerlo termina destruyendo civilizaciones, Le encantan las chicas bonitas (casi como si fuera una debilidad), hasta el punto de parecer mujeriego. A pesar de esto, es reacio a que vean su cuerpo desnudo, ya que éste está lleno de cicatrices.
su llegada a chaldea fue algo especial ya que en la última singularidad contra goetia cuando los servants estaban perdiendo gracias a la intervención de Zelretch el apóstol muerto el cual había enviado a vash para ayudar en su batalla gracias a eso pudieron vencer pero al estar desapareciendo vash le arroja su arma al último maestro de chaldea para que lo invoque en caso de que lo necesite lo cual terminó pasando solo por que ritsuka quería a un nuevo servant poderoso clase desconocida.
―Oh, ¿has vuelto a tu atuendo anterior?
Se volteó ante el llamado a su espalda.
El cabello en doble tonalidad, el zafiro y la esmeralda revolotearon ante el pequeño giro. Las suelas de sus zapatos resonaron en el suelo cuando se detuvo.
Ahí se vieron.
Una pelirroja con ropas blancas y algo reveladoras para ella. No es como si fuera algo que no usaría. Sería contradictorio el decir que estaba mal cuando ella misma utilizó algo parecido o incluso más revelador.
―Oh, no es nada...
La voz de la mujer de pelo celeste fue algo desanimada.
― ¿Sucedió algo?
―Es solo... intento actuar como uno de esos dioses, pero no logro conseguirlo.
―Oh, has intentando aprender de ellos, ¿no?
La pregunta de la mujer de pelo rojo. Boudica salió con tranquilidad y una sonrisa comprensiva.
―No te desanimes por algo así.
―He intentado imitar a los otros dioses... pero no logro obtener algo real de ellos ―la mujer de pelo celeste dio un suspiro antes de apoyarse contra la pared que tenía a espaldas.
―Kukulkan-san ―la voz de Boudica sonó preocupada―, lo que sea que hayas elegido o que creas que es lo correcto es tú deber decidirlo.
―...
― ¿Has hablado de esto con el maestro?
―Por supuesto ―Kukulkan casi alzó la voz a la mujer a su lado, pero pudo evitar que aquel desliz se asomara.
―Ya veo... ―Boudica comentó antes de dar un gran suspiro―. Si tienes alguna duda que pueda solucionar estoy para ti.
La sonrisa de Boudica fue sincera, una que reflejó verdadero interés y ganas de ayudar a Kukulkan. La mujer de pelo de tonalidades azules solo pudo quedarse en silencio y aceptar poco después.
Quizá no estuviera en su mejor momento y ahora solo fuese un poco más retraída de lo que era antes, pero significaba nada. Sabía cómo era y lo que podía hacer. Lo sabía, que solo porque unos días no se encontrara con los mismos ánimos, no significaba menos.
Nadie la hizo de menos en el tiempo que ahora parecía dedicarse a "buscarse a sí misma" para responder que era lo que debía llamar como "el Dios ideal" que tanto anhelaba ser.
...
― ¿Está todo bien? ―Ritsuka no pudo evitar preguntar cuando vio a Kukulkan llegar a su habitación. Ambos comenzaron a compartirla desde hace un tiempo.
―Lo estoy... ―Kukulkan habló detrás de la almohada. La mujer estaba acostada boca abajo y abrazando la almohada.
―Sabes que no pareces convencida...
Un suspiro de Kukulkan salió ante aquel reclamo. Ella no quería mostrarse así no al menos cuando su situación era tan personal y de ahí por lo cual incluso se sintió mal por cómo estaba actuando ahora.
―Quiero ayudar a los humanos como un Dios, pero simplemente... no puedo entender a los demás Dioses, he intentado, incluso fingido, pero aún no lo logro.
Ritsuka vio en silencio a la mujer quien ladeó levemente la cabeza para verlo. El joven soltó una suave risa antes de caminar hacia la cama y sentarse en el borde de esta, llamando la atención de Kukulkan quien se giró boca arriba al ver a su maestro acercarse.
―No tienes que forzarte para algo como eso, sabes que Chaldea es tú hogar ahora, todos te apoyan, además ―Ritsuka sonrió antes de llevar una mano hacia la cabeza de la mujer que tenía al lado para moverle suavemente los cabellos―. ¿Cómo alguien como tú podría ser considerado un estorbo?
Un leve sonrojo vino al rostro de Kukulkan.
Le agradaba su maestro. Y era evidente que el sentimiento era recíproco. El agrado ante la compañía era evidente en cada uno.
Kukulkan se sintió feliz de estar con el maestro. Fue su primera experiencia, quizá la situación en el lostbelt no fuese la mejor para "una primera vez" pero la compañía fue algo genuina.
― ¿No crees que sería mejor relajarte un poco? ―Ritsuka comentó viendo a Kukulkan.
― ¿Me veo tan mal? ―la pregunta de la mujer fue válida.
No hubo juegos o palabras usuales ente ambos. Era evidente la preocupación dada a su persona.
Eso le gustó a Kukulkan.
―Nunca te ves mal, simplemente me gustaría que te desconectaras de todo ―la sonrisa de Ritsuka fue sincera.
Palabras suaves expresando su verdadero sentir hacia aquella mujer.
Kukulkan rió ante aquel intercambio breve.
―Bien, lo tendré en cuenta.
―Oh, las aguas termales se han abierto hace poco.
― ¿Aguas termales? ―Kukulkan estuvo en duda con respecto al lugar.
―Sé que te gusta aprender con respecto a las demás culturas, y este es un buen momento, muchos Servants van ahí, la maestra e incluso Carmilla-san van ahí ―Ritsuka compartió la información a modo de motivar más a la mujer.
―Ya veo...
―Deberías ir y socializar un poco, eso te ayudará a despejar tú mente.
Ritsuka dio aquello con buena voluntad. El que Kukulkan se encierre complemente en una idea solo hizo que la mujer lo pasara mal, y es por esa misma razón que quería que se distrajera un poco.
Le hubiera gustado pasar más tiempo con Kukulkan, pero ya había comprendido en este punto que al menos sus palabras no llegarían a la cabeza dura que era Kukulkan. La mujer era bastante testadura a su modo.
Un poco de charla de chicas le haría pasar un buen rato para olvidarse de los problemas.
...
Kukulkan al momento de llegar a las aguas termales se sintió extraña. Se encontró con varios Servants más que estaban en la entrada, pero fue solo ella quien solo quedó en la entrada.
Utilizaban tecnología de Chaldea para recrear un escenario como este solo para aliviar estrés... y aun así las habitaciones eran demasiado pequeñas. Se había quejado bastante de ello con su maestro, ella y él necesitaban más espacio de lo que Chaldea les daba.
Justo cuando se estaba decidiendo a entrar se movió y por eso chocó contra la persona que iba a su espalda.
El nerviosismo de Kukulkan subió cuando vio que una mujer de tez morena y pelo blanco estaba en el suelo ahora viéndola como si nada hubiera pasado.
―Oh, Kukulkan, ¿no? ―Kukulkan no reconoció a la mujer a pesar de que era evidente que la otra sí lo hizo al instante.
―Yo... ¡Sí! ―la mujer de pelo celeste sonrió y tendió su mano―, lo siento... yo... ¿tú nombre?
Kukulkan al menos podía recordar una buena variedad de rostros en Chaldea, y el ver a la joven hizo que se confundiera. Era casi una locura ver a tantas personas con el mismo rostro como la que estaba levantando ahora.
―Jeanne D arc, oh, supongo que en este momento soy Archer ―la joven divagó en silencio para ponerse de pie―. Solo llámame Hermana Mayor Jeanne mientras que el otro yo no esté presente.
Kukulkan se río incómodamente. Señaló la entrada a los vestidores.
― ¿Irás?
―Sí, había quedado con otras para pasar el rato.
Una oportunidad.
Kukulkan sonrió para Jeanne.
― ¿Importa si me uno? ―la pregunta fue tranquila y suave. Jeanne miró en silencio a la mujer quien parecía brillar ante la pregunta y esperando la respuesta.
― ¿No veo por qué no? ―era un baño público para los Servants, era evidente que podría hacerlo si quería.
― ¡Bien! ―Kukulkan sonrió y extendió el puño en alto―entonces, ¡vamos!
...
Lo primero fue quitarse la ropa. Kukulkan vio a uno que otro servant presente que reconoció, Jeanne estaba a su lado quitándose con cuidado la ropa y tomando una de las toallas.
Siguió el ejemplo de la mujer con bastante cuidado. Luego de prepararse y asearse con una pequeña ducha fue cuando Jeanne le indició que era momento de poder pasar a las aguas termales.
El experimentar todo aquello causó que Kukulkan estuviera más que extasiada de la situación.
Caminó con cuidado, sus pies ya mojados llegaron hasta la cortina que cortaba el camino de las aguas termales y del lugar de aseo. Pasó hacia adelante viendo ya el vapor cubriendo el lugar.
Un solo movimiento una vez frente a la cortina le ganó la vista que esperaba y no la decepcionó.
Varias servant estaban ahí hablando con tranquilidad. Algunas eran del equipo de la misión de hoy, por lo cual rápidamente tomó que este lugar fue uno realmente bueno para relajarse.
― ¿Estás bien? ―Kukulkan casi salta cuando vio a Jeanne a su lado. No estaba su versión normal en ninguna parte en este lugar así que no tuvo problemas para llamarla meramente Jeanne.
―Oh...
―Te quedaste parada en la entrada, ¿no entrarás?
―Sí.
La emoción en la voz de Kukulkan hizo que algunas de las servant que estaban relajadas y hablando de manera particular se giraran brevemente.
Ambas Jeanne y Kukulkan se acercaron hacia las escaleras que daban hacia el interior de las aguas. Ahí ya fueron recibidas por el resto de las Servants quienes estaban viendo a Kukulkan.
La mujer de pelo celeste se sintió nerviosa ante aquello, pero pudo dejarlo de lado y poner un pie dentro del agua.
El placer de la buena temperatura hizo que abriera la boca con un suspiro de relajación ya sin miedo para sentarse.
―Se siente bien, ¿no? ―una pregunta nueva llegó a su lado. Kukulkan miró a una mujer joven, con su rostro frío e inexpresivo. Oh, mis modales mi nombre es Morgan Lefay reina de camelot, un placer.
―Ara, ¿no es la chica que pasa volando alrededor del maestro? ―a diferencia del tono amable anterior, esta vez la voz sonó con un tinte más de burla.
Kukulkan se giró y vio a una mujer de pelo rosa y orejas de zorro? quien era una de las pocas que estaba plenamente desnuda en las aguas y no con la toalla con su cuerpo.
―Vamos Koyanskaya, no seas mala con ella ―la risa nerviosa de una joven de cabello purpura hizo que Koyanskaya alzara una ceja.
―No he hecho nada.
―Ignora a Koyanskaya, fue rechazada el día de hoy ―otra voz habló sin cuidado. Kukulkan la reconoció al instante.
Uno de los Dioses que intentó comprender. Scáthach.
―Me dio una excusa, ¿acaso no te rechazan solo por ser tú? ―la risa de Koyanskaya fue grata ante el ceño fruncido de scathach―. Su excusa fue cierta, tuvo que tomar papel para el equipo de reconocimiento, pero ya hablamos de encontrarnos más tarde, no como a cierta persona que rechazó en seco y solo la dejó plantada.
Vash podría ser mezquino pero Scáthach no fue exactamente muy acogedora con su solicitud.
La risa de una mujer de fondo hizo que los presentes giraran. Estaba con las piernas en el agua, pero sentada en una piedra. Kukulkan no supo cómo no tenía vergüenza alguna de estar sentada ahí sin más con las piernas abiertas y mostrándolo todo.
Acaso esta mujer no tenía decencia.
― ¡Me presento soy-!
―Es Medb, eso es todo ―koyanskaya interrumpió el monólogo de la mujer quien solo la miro inexpresivamente.
-No eres divertida-
Kukulkan se sintió fuera al no comprender a donde iba la conversación.
La risa de Medb de fondo parecía molestar a Koyanskaya quien pidió que se callara y antes de darse cuenta Kukulkan estaba viendo a ambas mujeres empujándose con las manos juntas. haciendo que sus pechos se tambalearan.
Solo que Medb solo parecía más y más feliz a cada momento.
―No le des muchas vueltas a ambas ―Kukulkan se giró y vio a Jeanne quien estaba con los ojos cerrados y aparentemente siendo la más tranquila.
Puesto que de la nada el resto de las chicas comenzaron a pelear entre sí discutiendo.
― ¿Es normal? ―Kukulkan vio a Medb reír y sonreír sin mostrar ningún signo de molestia por las palabras de Koyanskaya.
―Medb siempre juega con todas, cree que está siendo amigable pero solo molesta, Koyanskaya no tiene buen temperamento con quienes se burlan de ella o más precisamente con nadie.
―Ya veo... ¿y qué fue lo que pasó antes?
― ¿Antes? ―Jeanne abrió los ojos recordando la conversación―. Oh, hablaban de cómo el Nuevo rechazó a Scáthach.
― ¡No me rechazó!, además no es que estuviese buscándolo como ustedes.-Un sonrojo de vergüenza se notaba en su blanca piel.
La llamada estaba con el ceño fruncido y viendo a Kukulkan a los ojos. La mujer de pelo celeste miró a todos lados sin saber porque le estaban dando tal mirada.
―Yo...
―Ese bastardo se acuesta con cualquier mujer,Literalmente no es como si se negase a cualquier petición y más si es esa Zorra de ahí ―Scáthach señaló a Koyanskaya quien se detuvo y se giró nuevamente hacia la Diosa.
En las aguas termales ambas estaban en un modo diferente del que actuarían en público. Fue un momento de intimidad y de "sinceridad" del lado de ambos. Fuera parecía no conocerse, pero dentro hablaban bastante.
―Bueno, parece que una Zorra es mucho más atractiva que una diosa con una Lanza en el culo.
Usualmente un insulto así serían golpes hasta hartarse por parte de Scáthach. Más la situación era diferente en aquel lugar, fue una tregua de las primeras en utilizar el lugar, de no pelearse y todo lo que pasara dentro de las aguas termales quedaran ahí.
Conflictos incluidos.
―Le pedí un poco de su tiempo para hablar, a diferencia tuya, busco más que solo mostrar el culo agitándolo para que te lo empalen, ¿hablas de que tengo una Lanza en el culo cuando sabemos que te encanta que él te lo meta ahí?
La discusión siguió para sorpresa de Kukulkan, como ambas mujeres se insultaban de manera variada.
― ¿Es esto normal?
―Algo así, Vash se ha acostado con varias mujeres, las relaciones entre sirvientes son bastante más usuales de lo que crees.
―Oh entiendo ―Kukulkan no entendía nada―. ¿Quién es este nuevo?
Jeanne miró a Kukulkan unos segundos antes de dar un suspiro.
―el nuevo es ese tifón humanoide (ave de hermes o cualquier otro apodo) el servant que el maestro convocó no hace mucho y el cual ahora es sub jefe de cocina junto con senpai Vash stampede ―Kukulkan estuvo sorprendida que incluso una Diosa estuviera deseando acostarse con... ¿un servant especializado en cocinar y cuidar de los mas pequeños?
había rumores sobre un servant con habilidades culinarias tan extensas que hubo un concurso organizado por las artorias para demostrar si eso era verdad lo cual resultó en que dicho servant fuera puesto indefinidamente en la cocina como chef personal del consejo de reyes de la mesa redonda.
―Ya veo...
―Supongo que no lo has visto aún, el nuevo tiene un impacto bastante grande en quienes lo conocen ―Jeanne asintió para sí.
― ¿Es tan bueno?
―Mas o menos suele ser bastante agradable aunque un poco idiota en ocasiones y demaciazo mezquino como para molestarte.
No fue Jeanne quien respondió. Morgana sonrió un poco al momento de recostarse en la pared a su espalda dentro de las aguas termales haciendo que sus pechos flotaban en el agua tibia.
―Eso... creo que podría describir al nuevo...
Kukulkan parpadeó repetidamente sin comprender en totalidad aquello.
― ¿No es usual mejor alejarse de esa clase de personas? ―de lo que había aprendido de los humanos al menos así era el caso.
―Oh, te acostumbras, además es un buen amante ―Morgana soltó con suavidad.
Era extraño que ella encontrara un amante a la altura de su perspectiva pero sorprendentemente Vash se ajustaba a sus necesidades y empezó a verlo como un consorte el cual siempre puede cocinar para ella además de ser su acompañante en esas solitarias noches.
―Eh, si la puta de Camelot dice que es un buen amante debe ser demasiado bueno, ¿no? ―Koyanskaya y Scáthach habían vuelto su atención a la conversación y Koyanskaya no dudó en lanzar un insulto hacia Morgan.
Su insulto no estaba del todo equivocado era bien sabido que Morgan lefay se había acostado con varios nobles para influir sobre el reinado de artoria.
El único al cual Koyanskaya podría tener miedo sería a Qin shi huang ese maldito emperador el cual no solo la derrotó sino que la castigó y torturó.
La mujer de pelo blanco se rió un poco y negó para sí.
Insultos de alguien más débil que ella no eran nada.
―Eres cruel y pensar que te consideraba más audaz.
―Te has acostado con varios de los hombres de aquí desde tú llegada ―Koyanskaya se cruzó de brazos―. Lo único que parece haberte detenido de seguir probando fue que encontraste a Vash.
―Oh vamos, si lo dices así me haces parecer una persona horrible-una suave sonrisa se deslizó por sus labios probar suerte con lancelot y otros potenciales sirvientes había sido entretenido.
Sin embargo este ser conocido como vash era ajeno a lo que había visto fuerte demasiado para ser verdad perspicaz y más que dispuesto a eliminar a cualquiera que lo molestara.
Eso quedó claro cuando lancelot berserker lo había atacado por accidente.
El caballero enloquecido del lago fue echo pedazos contra un muro con la sola presión del stampede.
―Oh, entonces, ¿con quién está saliendo este Vash? ―Kukulkan miró a las mujeres quienes parecían no comprender su pregunta―. ¿No es una pareja la que puede darse el lujo de acostarse reiteradamente?
Koyanskaya miró a Scáthach. Fue una mirada de comprensión antes que las dos suspiraran.
―De verdad eres tan inocente como dicen ―Koyanskaya comentó y se pellizcó el puente de la nariz―. No te explicaré todo, pero las relaciones libres son usuales entre los Servants, si quieres considerar a alguien que puede llamarse "pareja" de ese idiota sin que te mire con extrañeza solo tienes a la ninfomana andante.
― ¿Quién? ―Kukulkan no comprendió.
― ¡Yo! ―Medb saludó con la mano cuando los ojos de los demás se volvieron hacia ella.
― ¿Ella?-pregunto perpleja que alguien así estuviera dispuesta a compartir a su amante.
Que rayos pasaba con su relación con ese tal vash.
―Olvídala, es un caso especial porque no conoce lo que es la conservación con la cantidad de amantes que tiene, es por eso que vash la deja a sus anchas para que se quede a su lado.
― ¿No es... eso malo?
―Para cualquier otro hombre quizá lo sea, pero Vash no busca nada de nadie, solo es pasar un buen rato, bueno, eso incluso solo en ciertos casos―Koyanskaya miró de reojo a Kukulkan quien parecía procesar lo dicho. el hombre no parecía interesado en una relación duradera y solo en el momento pero era bastante agradable y competente.
Era único, algunas lo habían intentado sentar cabeza con él pero al parecer él se negaba a cualquier vínculo cercano.
―Oh...
― ¿No es tú relación con el maestro algo similar? ―la pregunta de Morgana hizo que la cara de Kukulkan se pusiera roja. Una dama inexperimentada, eso fue lo que las demás vieron con solo la reacción de la mujer de pelo celeste.
―Yo... amo a todos los humanos por igual... ―la mirada de Kukulkan no se sostuvo para ver Koyanskaya de frente―, pero creo que no está mal verlo un poco por encima de los demás, ¿es eso egoísta?
―Oh, para nada ―Jeanne negó con una mano. Kukulkan estaba teniendo problemas para seguir a la mujer con la cara tan plana que mostraba en cada momento.
―Bueno eso...
―Entonces, ¿cómo es?
― ¿Eh?
Morgana se levantó, exponiendo su perfecto cuerpo el cual sería presa de envidia de muchas mujeres y deseo de varios hombres.
― ¿Cómo es el maestro?, después de lo de Kama hubo muchos rumores.
― ¿Kama?, ¿la diosa? ―la pregunta de Kukulkan fue de verdadera confusión.
Nunca había escuchado algo con respecto de ambos, de su maestro y de Kama.
―Ya sabes...
―Es obvio que no lo sabe idiota ―Koyanskaya le reporcho a morgan―. Es sobre que Kama se acostó con Muramasa y después de eso la "relación" entre ambos, el maestro y ella se cortó de golpe del lado de Kama.
―Usualmente se quejaba de estar con el maestro, tampoco es que fuese realmente sorprendente.
―Al principio dijo que le encantaba molestarlo, supongo que lo suyo fue solo un capricho nada más.
―Bueno, hablamos de ese herrero loco, se acostó con Ibuki Douji por la espada de la mujer... siento pena que después de eso la que se quedó encariñada de cada quien fue Ibuki de Muramasa y Muramasa de la espada de Ibuki.
Algo bastante curioso si le preguntaran a vash recordaba vagamente a ren fuji tenía cierto amorío por su hoja decapitadora la cual a su vez era marie.
Kukulkan le costó seguir la conversación porque no podía creer lo que escuchaba. No podía creer en primer lugar que alguien reemplazaría al maestro.
―Y... ¿cuáles eran los rumores?
―Oh, lo usual, Kama es mal hablada y todo lo de "Diosa del amor" hace que sea realmente más un rumor que algo real, pero sobre que casi no se experimenta placer con el maestro.
― ¿Qué?
― ¿Entonces son falsos? ―Koyanskaya pensó en ello unos segundos―. Bueno, de todas maneras, sigue siendo joven, quizá estaba demasiado excitado con Kama.
― ¿De verdad están hablando de esto?
― ¿No probarías suerte con el maestro ya que Vash sigue dándote la espalda?, digo, aún tienes a Sir Lancelot, estará más que encantado de acostarse contigo.
―Eres la única que diría algo como eso de ese sujeto ―Koyanskaya miró a Morgan lefay con el rostro arrugado, no solo fue ella.
El rostro de Scáthach se arrugó ante aquello.
―No confundas el deseo del cuerpo con el del corazón ―la diosa miró a Koyanskaya quien rodó los ojos ante el monólogo entrante―. Pienso en él para pasar el tiempo porque precisamente es lo que busco, alguien que no caiga en la idiotez del afecto por algo como relacionarse.
― ¿Y luego soy la zorra?
―Haces lo mismo, la diferencia es que abres las piernas desesperadamente, probablemente sintió pena de ti y por eso te lo da por horas para asegurarse que no vuelvas en un tiempo.
―Tú... ―el rostro de Koyanskaya se deformó en molestia con sus colmillos gruñendo por las palabras de Scáthach.
― ¿Horas?
La pregunta de Kukulkan fue en confusión absoluta.
―Oh, no le des importancia, el maestro es un humano, además es un joven, probablemente sin prepararse disfruten una media hora o algo así, ¿no?
Nope mucho menos que eso.
Morgana preguntó de manera monótona, ser un berserker tiene sus defectos.
Kukulkan se rio de manera nerviosa y asintió.
―Usualmente es lo mejor, algo desmedido y en exceso puede causar daño ―Morgana asintió como si comprendiera la situación de Kukulkan.
― ¿Es en serio reina Morgana? ―Jeanne intervino luego de haberse quedado en silencio un rato―. El otro día hablabas de lo inútiles que eran otros hombres.
― ¡Por supuesto, aunque hay algunas excepciones!-la forma elegante con lo que fácilmente cambiaba su tono con respecto a sus gustos.
No por que un amante fallara no quería decir que los demás también lo harían.
―Oh ya entiendo ―Jeanne miró a otro lado.
―Lo siento...
―Ara, ¿no es una historia interesante a compartir?
―No-
―el nuevo y la reina Morgana estaban en la habitación de stampede, la reina Morgana estaba siendo sujetada desde la parte trasera de los muslos y Vash estaba de pie, la tenía en el aire, Morgna estaba-
― ¡Jeanne si aprecia su cabeza será mejor que se detenga! ―Morgana con una voz fría soltó una leve amenaza hacia la santa no era ajena a exhibirse pero si su amante se enterara sobre esta situación teme que tome medidas contraproducentes.
―Oh, hablas tanto siempre, pero... ¿te desmayaste? ―la risa de Koyanskaya mostró burla real y miró desde abajo a la reina quien parecía haberse perdido.
Kukulkan hace tiempo se había perdido en lo que pasaba en la conversación. Si bien el detonante de esto fue la curiosidad de las demás por su relación con el maestro, la única que aprendió de otras relaciones fue ella.
Una pregunta llegó en la cabeza Kukulkan.
― ¿Por qué te refieres a él como si lo conocieras? ―Kukulkan vio a Jeanne quien parpadeó un par de veces.
― ¿bu-bueno es que ya he interactuado con él y descubrí que tenemos ciertas cosas en común? ―Jeanne pensó en ello brevemente.
―Oh, ¿ya lo as visto? ―la sonrisa de Kukulkan creció.
―Es... algo más complicado.
Jeanne miró a Scáthach como si pidiera ayuda.
La mujer de pelo púrpura solo soltó un suspiro ante aquella mirada.
―No solo se acostaron juntos porque su hermana menor jalter le dijo que el tipo era bastante bueno.
La risa nerviosa de Kukulkan salió ante aquella mención.
la cara de Jeanne se puso roja por eso no era la ayuda que esperaba.
El ánimo de Kukulkan vaciló repentinamente.
―Sí, es algo que quiero aprender, he intentado en los últimos tiempos darlo por hecho, pero no logro el verdadero significado.
―Puedes hablar de eso con él si quieres.
― ¿Qué? ―la confusión volvió una vez más―. ¿Por qué?
―Si quieres ser el "Dios ideal de la humanidad" podrías tomar las ideas de alguien que ha visto diferentes Humanidades.
(El trono era un jodido recordatorio de eso.)
― ¿Es bueno entonces?
―Posiblemente, es tranquilo pero soltara comentarios hirientes si tiene la oportunidad, solo Emiya se lleva bien con el bastardo, pero él no cuenta porque es bueno...
por que ambos teniendo algunas cosas en común lo cual era extraño que el siempre frío y bastardo emiya conviviera mucho con alguien que no fuera miembro del club de las mamas de chaldea.
―Entiendo... ―Kukulkan sonrió de lado―. Pero gracias, sé que soy nueva en todo esto y me gustaría aprender más cosas.
La mujer de pelo celeste se levantó preparándose para salir. Los pasos de Kukulkan se perdieron después de unos segundos.
― ¿Lo hiciste apropósito? ―Koyamskaya fue la primera en señalar viendo a la diosa de pelo morado quien sonrió antes de sentarse.
―No sé de qué hablas.
koyanskaya soltó un suspiro.
―Eh, me recuerdas Koyanskaya quien comentó de esto ―Morgana comentó con una risa suave.
― ¿No fuiste tú quien se acostó primero con él? ―Koyanskaya miró a Morgana quien la ignoró―. Lo único que tienes de realeza es tú apariencia, te has acostado con varios de los hombres en Chaldea.
― ¿Ahora vamos por lo personal?, supongo que aún estás resentida con el lostbelt
―Apuesto que si los demás vieran como eres realmente dejarían de tratarte como si fueras una dama delicada por que tu reputación no es la mejor además el echo de que la mesa redonda te odia.
― ¿Van a pelear otra vez? ―Scáthach miró a ambas mujeres quienes estaban viéndose fijamente.
―Probablemente esta celosa porque sabe que no puede haber nada serio Vash.
Koyanskaya rechistó la lengua.
―Me llaman zorra, pero eres la peor.
...
Debían ser rápidos.
Aquello fue lo que tuvo en mente Kukulkan en el momento en que necesitó maná ella y el maestro de la humanidad, Ritsuka Fujimaru, dieron aquella interacción para poder seguir en combate.
No fue mucho, diría que fue bastante rápido. Kukulkan tuvo la idea de que así era la situación normalmente con los humanos. Había aprendido que ella también debía llegar a un punto de placer para poder tener lo que llamaron un orgasmo.
¿Acaso ella ya no lo había tenido?, no fue como si el maestro de la humanidad fuera demasiado rápido siempre, ¿no?
Ella estaba acostada ahora en la cama que compartiría con Ritsuka. Se sentó dejando que las sábanas caigan libremente de su cuerpo.
Algo como esto ya había sido común, pero solo en este momento fue que la idea pasó por su cabeza. Las palabras de Morgana no debieron ser meramente dadas sin sentido.
Era de suponer que si algo así fue una "conversación" normal entonces no debió ser obviado como tal.
Algo que había escuchado con antelación y que hasta ahora la seguía fue quizá lo que más deseó obviar.
"Un humano normal no podría estar simplemente con un Dios"
No es que hubiera una limitación, pero sí un umbral para que este pueda caminar al lado del Dios en cuestión. Fue allí que pasó los siguientes días viendo a quienes habían logrado estar con un Dios en vida.
Abrazos y besos, afecto que el maestro le daba sin pensarlo. El corazón de Kukulkan se aceleraba al momento en que aquello pasaba, la forma en la que fue tratada le dio una felicidad y una calma suave.
Ella estaba arriba del maestro, ambos estaban en la cama, pudo ver en los ojos de Ritsuka como este solo se centró en ella, la forma en la que aceleró su respiración estando con ella y como movió las manos para tomarla de la cintura.
Ya no era como aquella vez de emergencia, ahora estaban en Chaldea, en una cama amplia y un lugar bien cuidado. No fue como aquella cueva, no fue como en aquel momento de desesperación.
¿No se suponía que a palabras de la reina Morgana que las cosas iban a ser diferentes?
Un jadeo salió del joven bajo suyo, ella sintió como poco a poco lo que alguna vez que estuve erecto dentro de ella se retrajo de a poco, incluso en la situación actual, la flacidez ganada fue el punto que le hizo imposible seguir.
Ella no sabía que también debía llegar a un punto de placer, algo que la hiciera sentir realmente bien. ¿O quizá las palabras de las demás heroínas fue meramente palabras?
A los minutos de que vio como su maestro se acostara este ya había caído dormido. Kukulkan usualmente se hubiera acostado con él, abrazándolo y esperando para el siguiente día.
Esta vez se puso de pie y caminó hasta la ducha de la habitación. Se miró a sí misma unos segundos en el espejo de tamaño completo, como si quisiera ver que es lo que faltaba en ella.
Ella quería al maestro, por lo cual había pensado todo este tiempo de cierta forma, pero la conversación que había tenido anteriormente la había dejado en duda de las cosas que pasaban con su maestro.
Un nombre resonó en su cabeza.
"Kama"
Al igual que otro nombre que estaba ligado a ella, Muramasa.
Esos dos nombres habían sido mencionados con anterioridad por el maestro, pero hasta el momento no le había tomado mucha importancia, al menos no hasta ahora.
La ducha se prendió al momento en que la abrió, el agua cayó libremente por su cuerpo, cualquier signo de sudor que había tenido con anterioridad se fue, tampoco es que hubiera algo en particular en su cuerpo o que hubiera llegado al punto de sudar por la actividad anterior.
Mayormente todo rastro en su cuerpo fue de su propio maestro más que algo suyo. Su entrepierna se sintió libre cuando lo que había estado ahí de parte de su maestro simplemente se fue.
No fue nada especial, tampoco es que pudiera decir algo o culpar de nada a su maestro por su situación, en todo caso fue culpa de ella al pensar en cosas que no debía. La mera idea de querer algo más allá de lo que podía darle su maestro le estaba pesando en la cabeza.
...
― ¡Ha sido un excelente día! ―Kukulkan aplaudió cuando vio a Ritsuka sentado en el suelo frente a ella. Habían estado entrenando ambos por el día completamente.
La duda carcomía en parte a Kukulkan.
Físicamente su maestro era sano, no había problema alguno con seguir el recorrido o cualquier tipo de entrenamiento, había investigado un poco por su cuenta con el equipo de Chaldea, había aquello llamado internet o una recopilación de todo lo que hubo hasta el momento donde se guardó casi toda información creada.
Y algo como lo de su maestro estaba en la lista de cosas que uno podría encontrar.
―Gracias como siempre por todo Kukulkan
Kukulkan abrió los ojos y miró la gran sonrisa feliz en el rostro de su maestro, la sonrisa de la mujer no pudo evitar emerger ante la vista tan sincera del hombre frente a ella.
― ¡No es un problema! ―Kukulkan le tendió la mano al joven quien aceptó el gesto feliz.
Feliz de tener un apoyo tal como lo estaba teniendo ahora. La mano de Kukulkan fue cálida y suave al tacto, Ritsuka estuvo feliz de tener a alguien así para depositar su confianza.
― ¡Hoy lo hiciste genial! ―Kukulkan alzó ambos pulgares y mostró su aprobación. En términos humanos seguía estando entre lo que podría llamarse "atlético", el progreso era lento, pero tenía confianza en que podría llegar lejos sin el uso de equipamiento de Chaldea.
Le había dicho que no siempre podría depender de los códigos místicos, podría haber situaciones como en la de su propio lostbelt en que solo quedara varado y sin posibilidad mayor a la de un humano normal.
Un riesgo que no podía dejar que corriera.
― ¿En serio? ―una sonrisa suave, una mano que se rascaba nerviosamente la parte trasera de la nuca al cumplido dado.
Kukulkan abrazó al joven con un brazo rodeándolo por los hombros, la mujer se rio ante la forma en la que el joven dudaba de sí mismo.
―Ten un poco más de fe, lo estás haciendo genial ―una sonrisa hermosa a los ojos de Ritsuka. La forma en la que Kukulkan le sonreía como si todo lo que hiciera, por mínimo que fuese, era significante.
―Gracias...
Kukulkan volvió a reír.
― ¿Qué te parece comer algo para celebrar?
...
Era de tarde.
Kukulkan ya se había acostumbrado en cierto grado al horario de los humanos en aquella instalación, no solo fueron los humanos quienes estaban más activos de día, algunos Servants usualmente ni siquiera se presentaban de noche.
Le fue curioso por el hecho que no había la necesidad de dormir o algo comer, pero ahí estaban, haciendo actividades como simples humanos más.
Al llegar a al comedor hubo un silencio antinatural, no era frecuente para ella legar a estas horas, además incluso si todo fuese atentado por los sirvientes, solía cerrar las puertas o la cocina para evitar que se terminaran ciertos suministros.
― ¡Hola! ―Kukulkan bajo la mirada hacia uno de los taburetes frente a la barra y vio a una niña de pelo blanco con ojos verdes, en sus manos había un plato lleno con lo que parecía arroz y camarones con vegetales la cual comía alegremente.
La forma en la que mecía los pies con felicidad era algo que Kukulkan vio.
―Jackie recuerda modales en la mesa.
tomando una servilleta el hombre como un hermano mayor limpió el rostro de la pequeña servant
Su voz fue suave el hombre frente a ella , llevaba ropa algo particular, una camisa negra con pantalones y zapatos cafes, pero lo que resaltaba era una gabardina roja y lentes de sol anaranjados redondos.
―oh hola ritsuka, diosa Kukulkan ―una suave inclinación con un saludo les fue dado―. Es tarde, recuerda cepillarte los dientes antes de dormir pequeño jackie.
La niña no contestó, solo terminó de comer con bastante rapidez hasta terminar la comida preparada.
―No hagas eso, podrías atragantarte ―Kukulkan vio como el hombre daba pequeñas reprimendas a la niña quien asentía de manera ferviente.
― ¡Gracias mamá! ―una risa suave salió al lado de Kukulkan, miró a su maestro que veía a la niña comportarse como lo hacía.
Vash se limpió una lágrima como si estuviera orgulloso.
―Ella llama a todos mamá, no te sorprendas mucho ―Ritsuka contestó dándole unas palmadas en la cabeza a Jack antes que la niña se fuera alegremente.
―La encontré en la cocina y no podía dejarla sola así que hice mi especial de jambalaya ―dando su comentario feliz el hombre caminó hasta la silla tras la barra y esperó a que Kukulkan y Ritsuka tomaran asiento.
― ¿Sucedió algo?
-Nada de hecho solo una ración extra de hamburguesas para salter.
―Oh, olvidé presentarlos ―Ritsuka señaló con la mano a Kukulkan―. Sé que la conoces, pero ella aún no te ha visto, Kukulkan, él es Vash, y Vash, ella es Kukulkan.
Los ojos de la mujer de pelo bicolor se abrieron. Miró al hombre con asombro al pensar en quien podría haber sido este "Vash" que habían hablado anteriormente otros sirvientes.
―Es un placer ―la formalidad estaba más que presente en Vash. Kukulkan pensó que por las palabras de Scáthach que aquella persona sería molesta, pero hasta ahora le pareció una buena persona.
―Es un gusto ―Kukulkan sonrió viendo al hombre unos segundos antes de girarse y ver al maestro―. ¿Podría preparar algo para comer?, entrenamos todo el día, el maestro debería comer algo ligero por la hora.
Kukulkan vio de reojo a Vash quien estaba viéndolos en silencio antes de asentir con una sonrisa.
―Está bien, ¿no desea algo en particular?, alemán,europeo,mexicano,asiatico. ―Vash vio a la mujer quien parpadeó un par de veces ante la pregunta.
―Estoy bien con lo que sea ―Kukulkan sonrió. Vash asintió antes de volver a la cocina aunque le quedaba bastante jambalaya―. Es diferente a lo que imaginé...
Kukulkan mencionó eso pensando en la descripción que había tenido en su cabeza por parte de otros. Creyó que sería algún tipo de bastardo arrogante o alguien que hablaría de inmediato con cualquier mujer, pero incluso ahora mismo estaba bastante relajado y curioso conversando con un servant de cabello verde y bufanda naranja.
Parecía una buena persona.
―Oh, ¿te refieres a Vash-san? ―Ritsuka preguntó a la mujer a su lado.
―Sí, creí que sería un poco más...
― ¿Molesto? ―la sonrisa de Ritsuka creció al ver la sorpresa en la cara de Kukulkan―. Puede parecer así, pero no es malo como tal, hay quienes tienen una aversión hacia él...ya que fue un mago verdadero el que lo trajo.
Negando con la cabeza Ritsuka evitó el tema.
Kukulkan tuvo curiosidad por ese hecho, la forma en la que su maestro cortó de inmediato el tema no fue normal, no cuando solía confiar en ella lo suficiente para decirle usualmente todo.
―Veo... ¿es bueno cocinando? ―la mujer había visto a Jack comiendo alegremente.
―Lo es, es el subjefe de la cocina hasta se ganó el elogio de Emiya.
―Pensé que era Boudica... ―Kukulkan abrió los ojos ante ese detalle.
―No suele interactuar mucho al frente, le gusta cocinar más que nada.
―Parecía bastante atento con la pequeña Jack hace un momento ―Kukulkan llevó una mano bajo su mentón pensando en ese hecho.
Ritsuka asintió.
―Tiene... a tratar bien a ciertas personas y a las que no les juega un poco duro, pensé que sería un poco más agresivo contigo, pero me alegro que fuese amable ahora ―Ritsuka llevó una mano a su pecho y dejó salir un suspiro que ni siquiera sabía que estaba aguantando.
― ¿Es por qué soy un dios?
nah solo porque kukulkan le recuerda a vash a su madre rem amable y con una perspectiva positiva del mundo.
El silencio de Ritsuka fue la confirmación que necesitó Kukulkan.
La puerta de la cocina se abrió haciendo que la próxima pregunta se quedara en nada. Vash llegó con dos platos en mano, uno lo bajó frente a Ritsuka y otro frente a ella.
Ambos platos con jambalaya algo extraño que el hombre tenía cierta obsesión pero tenían una apariencia más que apetecible.
El silencio llegó con Vash sentado limpiando la fila de vasos en la barra, era una larga fila que Kukulkan pudo decir que era de las actividades del día. Parecía un trabajo tedioso por la forma repetitiva de hacer, incluso otros sirvientes encargados de la cocina no estaban ayudando.
¿Pero aquel hombre del que había escuchado estaba feliz haciendo algo tan mundano?
Ritsuka terminó su comida en silencio. Kukulkan no había comido aún, se había perdido en su cabeza viendo al hombre limpiar casi en trance aquella vajilla casi interminable.
― ¿Te quedarás un poco más? ―Ritsuka llamó a Kukulkan quien pareció despertarse. La mujer se giró y vio al adolescente sonriente.
―Oh, te acompañaré en poco tiempo, puedes adelantarte.
―En ese caso te veré luego ―Ritsuka se despidió de vash quien lo saludo poco antes de asentir. Fueron breves los segundos antes que el maestro dejara la habitación.
Kukulkan no dijo nada al principio, miró al hombre que continuó limpiando en silencio.
Como si la ignorara.
―Disculpa... ―Kukulkan intentó iniciar la conversación. No supo cómo comenzar sobre las preguntas que quería llegar.
―No te preocupes, solo pregunta lo que quieras de una vez ―el tono fue distinto al de hace unos segundos, la mirada del hombre seguía centrada a lo que limpiaba.
Pero la indiferencia actual fue totalmente ajena a la manera amigable de ser.
―Yo...
―Escuché que eres nuevo aquí,y escuche ciertos rumores ―las palabras eran una crítica dura por su duda, Kukulkan lo sabía.
Ahora esto fue lo que se había esperado al principio de lo que los demás hablaban del hombre.
―... ―la convicción y todo el ánimo anterior de la mujer se fue. Ella se había preparado con anterioridad para hacer una mejor escena que esta, pero ahora solo estaba ahí, como cuando hablaba con otros sirvientes que no le tenían miedo por el punto de ser un Dios o de la forma en la que ella tenía poder.
Simplemente tratada como una más del montón.
Vash había lidiado con varios dioses o cielos como prefería llamarlos y cada uno de ellos tenía sus defectos.
―Bien ―Vash dio un suspiro y bajó y llevó sus manos al trapo que estaba frente a él para secarse las manos―. termina primero y hablaremos,ok disfruta antes de que se enfríe.
Kukulkan miró el plato frente a ella y dudó unos segundos para comenzar a comer, sus ojos se abrieron al momento de dar el primer bocado. Ella sabía de la comida excepcional de la cafetería, pero probarla de primera mano era una experiencia totalmente distinta.
―Come despacio ―Vash indicó una vez más. Kukulkan no le importó que fuese vista como la propia Jack a la hora de comer, lo que tenía frente a ella era realmente bueno―. En todo caso...
― ¿Sí? ―Kukulkan terminó de tragar para hablar―. Oh, para preguntar.
―Solo di lo que te molesta, no dudes en preguntar.
El pedido ya había sido comprendido por Kukulkan. Tenía que dar una idea exacta por lo que parecía preguntar el hombre, la mujer quiso titubear para poder tantear una respuesta aproximada mientras que pensaba.
No es como si encontrara a Vash amenazante o algo parecido, pero daba ese aire peligroso que era obvio que debía dar una respuesta correcta o si no las cosas podrían ir a otro extremo.
―Escuché que podrías darme una respuesta de algo que estoy buscando hace un tiempo ―Kukulkan miró el rostro de Vash quien no parecía mostrar cambio alguno con la primera oración―. Yo...
Los segundos pasaron más lentos de los que Kukulkan deseó, ella deseó dar la respuesta inmediata, pero la mirada atenta a ser juzgada le hizo retroceder.
―Solo dilo.-fue tranquilo pero no quería activar su clarividencia tan aprisa este sensor no estaba hecho para recibir toda la información que este mundo tenia para ofrecer.
La impaciencia se hizo presente y Kukulkan tragó antes de agachar la cabeza.
― ¡Quiero ser un buen Dios para los humanos!
La solicitud fue dada. Vash vio a la mujer que tenía la cabeza gacha. Por el lado de Kukulkan ella solo tuvo que mirar el reflejo de la barra para ver la mirada vacía que le dedicó el hombre.
Ella lo supo.
Que era mala idea comenzar o hacer un pedido así incluso si se trataba de la recomendación de un Dios, pero la idea de quién podría estar más cerca del hombre vino a su mente y luego a su boca, dando preguntas al azar a los demás.
Vash se sentía algo extraño tenía experiencia con deidades aunque la mayoría eran engendros de la aberración del caos nuclear y las pocas otras o eran idiotas arrogantes y lujuriosos o realmente trataban de ser buenos en su deber de velar por los mortales
―Así que es eso... ―el susurro casi desganado de Vash se ganó una mirada de duda de Kukulkan con una sonrisa nerviosa.
―Quiero ayudar tanto como sea posible a los humanos.
Un sentimiento puro y una sonrisa brillantes, una sonrisa que despertó en el rostro de Kukulkan luego de aquellas palabras y recordar la calidez que quería brindar.
Una calidez genuina para los demás como para ella.
―Ya veo ―no hubo palabras mayores que esas en respuesta, Vash se sentó frente a Kukulkan y acercó su rostro a la mujer quien parpadeó ante la repentina aproximación del hombre―, ¿estás segura que los humanos necesitan ayuda de algo que no sea de ellos mismos?
Kukulkan parpadeó.
Una que pasó a dos y dos que fueron en serie hasta que la mujer lograse terminar de procesar la pregunta del hombre.
― ¡Por supuesto! ―Kukulkan remarcó su punto con confianza―, si quiero ser una diosa de utilidad para ellos, debería poder ayudarlos de alguna forma.
― ¿Incluso si son ellos mismos la causa de su sufrimiento?
Ante la pregunta repetida de Vash Kukulkan frunció el ceño ya con una idea de a donde iba lo que el hombre deseaba.
―Solo debo ayudarlos, ¿no?
―Entonces que ocurrira despues si lograras salvarlos que seguirá después los salvaras por siempre.
vash no era idiota bueno tal vez un poco pero era lo bastante inteligente como para saber lo que kukulkan queria pero conocía demasiado bien ala humanidad el tambien les tenia cariño paso siglos ayudando a diferentes mundos pero nunca puso su fe siega en ellos los salvaria de su aniquilacion pero nunca actuaria como su niñero que los cuidaria de todo y por siempre.
Incluso fue en cierta forma un cielo (dios del trono) por pedido de Marie y si bien nunca fue reconocido como tal y ni siquiera tuvo un número aceptó el trabajo y lideró lo mejor que pudo a la existencia.
La molestia de Kukulkan empezó a subir. Lo que decía el hombre era exactamente lo contrario a lo que esperó de alguien que se profesó como un ayudante de la humanidad.
¿De verdad había algo que rescatar de las palabras del hombre?
― ¿Por qué solo mencionas eso? ―Kukulkan ahora estaba con el ceño fruncido―. Pensé que todos aquí trabajábamos juntos para salvar a la humanidad y cuidarla.
Vash miró a la mujer quien estaba ahora viéndolo de frente, la comida que hasta hace poco fue ingerida gratamente ahora estaba a un lado sin ser tocada.
― ¿No es obvio? ―un tono que casi parecía distante―, los humanos buscan una forma más eficiente para matarse en cada ocasión, por supuesto los ayudaría pero nunca me pondria a esclavitud para salvarlos de todo,ademas no siempre podras salvar a todos y es mejor tener en cuenta las posibles bajas que habra .
Lo aprendió muy bien después de destrozar la existencia con su padre reinhard.
Kukulkan abrió los ojos sin poder creer lo que estaba escuchando.
― ¿Qué?
―Quieres salvarlos, podrás hacerlo, mostrarles alguna esperanza, pero eventualmente si los observas suficiente podrás ver como olvidan todo lo que hiciste y eventualmente necesitarán ser salvados una y otra vez, así indefinidamente ―Vash tomó otro vaso frente a él para seguir con la limpieza―. No juzgo tu deseo de ayudarlos, pero si quieres ser un buen Dios para los humanos entonces deberías ser un poco más egoísta.
Ser egoísta era algo en lo que él era bastante bueno, su existencia se basó en eso.
pero no lo suficiente para ser una molestia y objetivo de exterminio.
¿Qué clase de lógica era esa?
No estaba seguro, vivió engañado toda su vida siendo una maquinación de esa odiosa serpiente del 4 cielo.
Kukulkan había vuelto a su estado anterior ante la duda de cómo estaba llevando las cosas, ¿solo para escuchar algo como eso?, no le gustó, fue por eso que la mujer se puso de pie incluso sin terminar su comida y se separó de la mesada.
―Pensé que sería algo distinto, pero entiendo porqué la reina Morgana te llamó de manera despectiva ―Kukulkan arrugó el rostro y dio unos pasos atrás antes de comenzar a alejarse.
―Oh, ¿ahora ella lo hizo?, supongo que está resentida de la última vez, fui un poco duro con ella ―Kukulkan miró de reojo la sonrisa que estaba en el rostro del hombre.
A diferencia de lo que había visto hasta ahora no fue una sonrisa suave, tampoco una tranquila o mucho menos la apacible que había dado al inicio de todo esto.
Fue una sonrisa enorme que mostró sadismo.
La curiosidad llegó inmediatamente a Kukulkan por el comentario sobre las relaciones una vez más. Curiosidad que vino como resultado una mirada de reojo al hombre antes de volver a seguir su camino.
El maestro había hablado bien de Vash. Llamándolo incluso como un amigo, pero hasta ahora solo había visto a una persona molesta e insufrible.
Precisamente aquella era la descripción que había obtenido de otros sirvientes. La actitud inicial de cuidado, la forma suave de tratar al maestro y como podía cocinar le hicieron dudar por un instante de todas las palabras dadas del hombre.
¿Cómo podía hablar de la peor forma de las personas que estaban salvando?, la pregunta llegó en Kukulkan junto con la duda de como la diosa Scáthach le había dado tal recomendación cuando era obvio que no había un buen punto para ello.
Lo mejor sería dejar las cosas de lado y centrarse en su persona y volver con una idea más acérrima de lo que tuvo en un inicio.