Al transcurrir el primer mes de entrenamiento, los príncipes mostraron una cierta mejoría en este corto lapsus de tiempo, Shaun con su envidiable destreza física, y Blake con su increíble capacidad mental y espiritual. Sin embargo, este pequeño avance podría considerarse un tanto vago, ya que ambos simplemente perfeccionaban aquellas áreas que ya dominaban de algún modo. Los príncipes estaban al tanto de esto, debían romper esa barrera que ellos mismos se habían puesto. Aceptar que la mejor forma de superar esta barrera era justamente aprender de sus contrapartes y ayudarse mutuamente para seguir creciendo, y por supuesto, madurando no sólo como un Jedi, sino también como príncipe de los Vikta. Además el mismo anciano les había advertido desde un principio: "El entrenamiento Jedi no es algo que se pueda aprender de un día para otro, requiere mucha disciplina y concentración" – No era una tarea fácil, aún no podían acostumbrarse del todo. Durante toda su vida vivieron bajo las creencias del Culto de la Fuerza, y lo hicieron parte de su vida al igual que todo Soh-Ryoriano del reino. Además, el sistema de combate que aprendías en el Ejército era muy básico comparado a la compleja estructura de las artes Jedi.
El anciano comprendió de inmediato que sus nuevos padawans estaban en conflicto, podía sentir sus dudas y temores como el fuerte olor de un cadáver de bestia recién cazada. Sin embargo, su experiencia le indicaba que estos chicos no eran ordinarios, y que posiblemente eran sensibles a la Fuerza. Del poco tiempo que llevaban entrenando, sus ojos veían un potencial formidable como nuevos portadores de esta, cosa que no le parecía extraño, ya que el antepasado de estos niños era el mismísimo "Vikta Primero", aquel que pudo derrotar al depredador más grande y temible de la historia del planeta. Su encuentro no podía ser una mera casualidad, tanto el Lado Luminoso como el Lado Oscuro de la Fuerza querían a estos jóvenes guerreros para sus fines cósmicos. No podía fallar, no de nuevo....
- ¡Muy bien! ¡Es hora de descansar! – ordenó el Jedi
Ambos príncipes comenzaron a tomar agua de sus cantimploras y a secarse el sudor de sus rostros con sus toallas reales.
- No puedo creer que existan 7 formas de combate, apenas puedo seguirle el ritmo a la segunda – dijo el príncipe Shaun
- ¿Te complica el Makashi mi querido padawan? Y eso que aún no entrenas con tu propio sable de luz – comentó el Maestro
- Con el Shii-Cho no tuve problema alguno, al ser la primera y la más básica de todas, pude adaptarme rápidamente a su destreza y movimientos. Pero el Makashi debe ser tan fluido y preciso, que es difícil coordinar mi cuerpo ante este – respondió
- ¿Qué opinas tu padawan Blake? – preguntó el anciano
- Creo que debes relajar más tu mente hermano, estás muy acostumbrado a la forma del Ejército. A mí me cuesta el doble que a ti, pero mi mente está muy enfocada en nuestra meta al corto plazo.
- No lo sé, creo que iré a relajar mi "mente" en la cascada de más allá – Shaun tomó su toalla real y emprendió rumbo para tomarse un baño en las frescas aguas de la jungla.
- Perdónelo maestro, nunca fue de su agrado el estudio del espíritu – le explicaba Blake
- Pensé que se había graduado en los caminos del Culto de la Fuerza – dijo de forma irónica el anciano
- Así es, pero aquello lo hizo para cumplir su responsabilidad como príncipe. Lo único que le quedó del Culto, fue esa gran calvicie que terminó siendo de su agrado.
- Ya veo.... (jhm, fanáticos) – pensó el Jedi con una sonrisa en su rostro
- Maestro, si me lo permite, quisiera hablarle de algo
- Por supuesto mi joven padawan, sabes que puedes contar conmigo. Ponte cómodo por favor – el anciano indico con su mano una roca que estaba enfrente de él para que su aprendiz pudiera sentarse y conversar tranquilamente
- Verá.... no puedo evitar sentirme identificado con usted – comenzó Blake
- ¿A qué te refieres muchacho?
- Se que usted no se sentía a gusto con el sistema de la República, y por eso huyó de todo aquello. Yo por mi parte no me siento cómodo con la estructura de poder y el funcionamiento del reino de mi padre, pero no tengo a donde huir. Además realmente deseo poder ser el próximo Rey, pero siento que ya nadie me respeta y en todas partes, mi hermano siempre es el favorito y se lleva todos los aplausos.
- Quieres mi consejo – dijo el anciano de forma retórica
- Así es maestro, necesito de su guía. ¿Qué puedo hacer? ¿qué hizo usted cuando se sentía atrapado con la República y la Orden Jedi?
- Verás Blake.... el huir nunca es una opción, sino más más bien una herramienta de última instancia. Yo actué desde la desesperación y la cobardía
- ¿Qué ocurrió exactamente con usted maestro?
- .... – suspiró – Mi antiguo padawan...
- ¿Su antiguo padawan?
- Así es.... Lo encontré en un planeta remoto, que había sido atacado por el ejército Sith. Su madre en un último esfuerzo, me lo entregó con la esperanza de que sobreviviera....
- .... – Blake guardó silencio
- Era un chico muy talentoso, e incluso durante La Orden lo nombraba como el "prodigio de la guerra"..... luego las visiones ocurrieron....
- ¿Visiones?
- Si, el Lado Oscuro se sentía atraído por su destreza, y lo quería en sus filas....
- ¿Y de que eran las visiones maestro?
- De su madre, muchacho.... veía como su madre lo llamaba agónicamente para que la rescatara....
- Pero cuando lo encontraste, él apenas era un recién nacido. No podría acordarse si quiera del rostro de su madre.... ¿o sí?
- No, tienes razón.... pero yo cometí el error de contarle sobre su pasado....
- .... – Blake no dijo nada
- Perdió la cabeza, no encontraba la paz.... no sólo culpó a los Sith, sino también a los Jedi y a la República de no hacer nada.... quería vengar a su madre y a su pueblo....
- ¿Y.... qué ocurrió después...? – preguntó el príncipe
- Atacó el templo..... Acabo con la vida de muchos padawans que a su juicio no merecían sonreír y vivir una vida llena de mentiras.... Fue entonces que lo enfrenté.... Sus ojos se habían tornado amarillos, el Lado Oscuro lo había seducido para atacarnos por la espalda.....
- ¿Lo detuviste? – preguntó
- Por supuesto.... ese era mi trabajo.... mi creación..... MI PROMESA..... – cerro el puño con fuerza – .... mi maldición....
- ¿Y la Orden.... que decidió hacer? – la curiosidad del príncipe se apoderaba de su mente
- Los enfrenté..... exigí que en memoria de él, ya no debíamos adoptar infantes, ya que el Lado Oscuro de la Fuerza siempre estaría al acecho.... No quisieron escucharme... fue por eso que me marché.....
- .... – Blake se quedó pensativo
- Sin embargo, la Fuerza todavía no se ha olvidado de mí. Verás, cuando viajaba en mi nave, sentí una gran conexión que me llamaba con mucha intensidad. Fue así como llegué a este planeta y creo que Lado Oscuro hizo lo mismo con el Sith.
- Tiene razón. No comprendo del todo, pero siento que tiene algún tipo de sentido – afirmó el príncipe
- Y bien... – el Jedi se puso de pie – espero que mi pasado te haya servido de algo, debes meditar y analizar con calma tu situación. Ahora ve en busca de tu hermano, terminamos por hoy.
"Gracias Maestro" – Blake se puso de pie y se inclinó en son de reverencia, luego emprendió rumbo en busca de su gemelo. El anciano al quedarse solo, simplemente volteó su cabeza y miró hacia el horizonte...
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Por supuesto, no todo era entrenamiento con el anciano, nuestros jóvenes protagonistas debían cumplir con sus tareas como nuevos miembros del Consejo. Los jóvenes príncipes (junto a sus propios consejeros) estudiaban todos aquellos casos en los que podían ser de gran ayuda, ya que su estatus monárquico les daba un poco más de poder por encima de los demás representantes. Durante el primer par de meses desde la última conversación entre Blake y su maestro, el rumor de que Sus Altezas por fin se habían unido a la Mesa Redonda del Consejo fue tomando cada vez más fuerza, todo el pueblo quería que sus exigencias fueran vistos y analizados por los gemelos Vikta. Muchos pensaban que El Escudo Blanco y La Espada Negra del reino, le darían otro rumbo a la política y a la economía de los Soh-Ryo.
Luego del transcurso de este tiempo, un conflicto entre 2 campesinos del clan Taxka (uno de los más alejados del reino) llegaría a manos de los príncipes. Dicho conflicto trataría del uso de tierras fértiles, en que ambos campesinos reclamarían ser dueños de estas. Sus Altezas comenzaron a dialogar de cómo resolver el conflicto en cuestión, pero no hubo acuerdo mutuo de cómo se procedería, por lo que no tuvieron más opción que solicitar la ayuda del Consejo. Tras un corto debate, un poco más de la mitad de este votó a favor de la propuesta del príncipe Shaun, despertando un poco de frustración en el sentir del príncipe Blake. No era primera vez que el Consejo se mostraba en su contra, por supuesto había una minoría que lo apoyaba, pero no era suficiente.
Durante el entrenamiento Jedi, Blake no podía dejar de lado sus emociones, perdiendo la concentración constantemente en los ejercicios. Ahora era su hermano quien se encontraba tranquilo y enfocado, tanto así que ni siquiera prestó la más mínima atención a las señales que su gemelo indirectamente le mostraba. El anciano al notar esto, dio por finalizada la sesión y le pidió a su otro pupilo que por favor se retirara y regresara al castillo. Al quedarse a solas con Blake, comenzó a dialogar con él:
- ¿Te sucede algo? – preguntó
- No es nada Maestro, me encuentro bien – respondió
- Puedo sentir que algo te está molestando. Pierdes la concentración en tus movimientos
Es sólo que… me siento molesto… frustrado con el Consejo, con mi padre… ¡Demonios, hasta con mi hermano!. No puedo evitarlo, pero a veces pienso que todos están en mi contra… otra vez – dijo el príncipe de forma irónica
- … – el anciano guardó silencio
- Bagh… de seguro no es nada… con el tiempo se me pasará. Lamento preocuparlo… – dijo finalmente
- Debes tener mucho cuidado con tus emociones mi joven padawan… recuerda que por muy pequeño que sea, la ira es uno de los caminos hacia el Lado Oscuro de la Fuerza... Esta puede convertirse en odio y luego en sufrimiento.... Un Jedi siempre debe controlar sus emociones y ser racional a la hora de analizar y tomar decisiones…
- Comprendo Maestro, no volverá a suceder...
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Luego al cabo de 3 meses, el entrenamiento con el anciano estaba dando sus frutos. Shaun comprendía de mejor manera que la calma y la meditación, podían ser un buen complemento a la hora de tomar decisiones e incluso enfrentarse a un rival. Sin embargo, aún no sentía afinidad alguna por el Culto de la Fuerza como lo hacía su hermano, no podía dejar de lado su rencor hacia un grupo de ancianos que se decían llamar "Los creadores de los Soh-Ryo y del Credo". Blake por otra parte, mejoró su destreza física, sus movimientos en el arte jedi eran cada vez más fluidos y su fiel arma de acero se sentía más liviana en comparación a 6 meses atrás. Por su lado, no le guardaba rencor alguno al Ejército Real, sus entrenamientos militares eran ideales para incrementar sus habilidades, además de su masa muscular y capacidad pulmonar. A pesar de esto, Blake no podía evitar sentir una gran afinidad con el "Culto de los ancianos" (como diría su gemelo), sobre todo ahora que tenía un conocimiento mucho más profundo que cualquiera de los Maestros de este, ni siquiera el Maestro Mayor tenía la más mínima idea de la existencia de los portadores de la Fuerza y su capacidad destructiva. He ahí el dilema.... el anciano sabía que sus nuevos aprendices aún no comprendían del todo la responsabilidad que conllevaba ser un verdadero Jedi. Lamentablemente, sus queridos pupilos habían crecido bajo un sistema monárquico antiguo, y ya eran muy mayores como para convencerlos de lo contrario, sobre todo si nunca habían salido de su planeta (en realidad.... ningún Soh-Ryo lo había hecho nunca). Lo único que podía hacer, era repetir como un holograma musical cuales eran los caminos de la Luz....
- Muy bien.... – dijo mientras se levantaba de la roca en la que estaba sentado – han progresado mucho en las artes Jedi o al menos... en alguna de ellas. Creo que ya es hora de que se gradúen
- ¿Graduarse, Maestro? – preguntó Shaun
- Por supuesto. Me imagino que ambos no se han olvidado.... del sable de luz… – dijo de forma misteriosa
- Así es Maestro, una arma muy poderosa que los Jedi y los Sith utilizan para someter a sus rivales – respondió el príncipe Blake
- No es sólo una mera arma.... es la extensión de todo Jedi.... ¿que no lo ven? toda su energía proveniente del cristal kyber, e incluso tus emociones, fluyen a través de este.... Es por eso, que no es fácil blandirla.... se necesita mucha concentración en la Fuerza, además de comprenderse a uno mismo.... – corrigió el anciano tratando de calmar sus pasiones con el mantra jedi: "No hay pasión, hay serenidad"
- La verdad es que me siento cómodo con mi espada de acero – Shaun se dispuso a presumir con movimientos ágiles su arma, luego con ambas manos la enterró en el suelo mientras se apoyaba en ella
- Hm... – el Jedi sonrió – ya lo veremos.....
De su cueva sacó dos cajas de mediano tamaño, y las colocó frente a ellos. El maestro se dispuso a abrir cada compartimento. En ellas, se encontraban dos sables de luz. Los ojos de los príncipes brillaban de la emoción, no podían ocultar su felicidad...
- Con estas nuevas adquisiciones.... además de los conocimientos nuevos que han aprendido.... podrán hacerle frente al lord Sith.... – estas palabras no podían dejar tranquilo su mente, las dudas comenzaban a aparecer, pero ya había aceptado que la Fuerza los eligió a ellos por algún motivo....
"Increíble..." – decía Shaun mientras encendía el suyo propio. Blake rápidamente hizo lo mismo....
- Como podrán notar, ambos sables poseen la misma hoja amarilla que ustedes pudieron observar aquella vez que los defendí del lord Sith – indicó el Jedi
- Además, ambos ya están armados maestro – comentó Blake
- Así es, buena acotación mi querido padawan
- ¿Le pertenecieron a alguien? – preguntó Shaun, mientras su hermano miraba con atención la respuesta del anciano.....
- A mi antiguo padawan. – respondió – Ambos utilizábamos la técnica del Jar'Kai, aquella que nos permitía blandir un sable de luz en cada una de nuestras manos, otorgándonos una destreza sin igual....
- ..... – los príncipes guardaron silencio de lo sorprendidos que estaban
- Según la Orden, ustedes ya deberían haber armado su propio sable hace bastante tiempo, sin embargo, estamos en una situación especial.... lo más probable es que el Consejo Jedi me hubiera prohibido entrenarlos, pero la verdad es... que creo en ustedes y tengo una corazonada de que lograrán grandes cosas en su planeta....
- ¿Hubiera sido capaz de enfrentarse a la Orden.... sólo por nosotros, maestro? – preguntó Shaun
- Por supuesto que sí. Verás.... yo era un Jedi atípico. Si veía que el Consejo se equivocaba, seguía mis propios instintos... siempre en post del bien de todas las especies galácticas
- Maestro… se lo agradecemos demasiado, pero....estos sables de luz pertenecieron a su antiguo aprendiz… No sabemos si somos dignos de blandirlos… – dijo Blake en un tono preocupado. Le atormentaba la idea de manchar aún más el recuerdo que tenía el anciano de su antiguo padawan caído...
- Bagh, no sean tímidos. Yo mismo no sé si soy digno de llamarme "Jedi" como tal – contestó para que su pupilo se relajara
- ¿Y bien? ¿Qué les parece si realizamos una sesión de combate? En caso de peligro, yo mismo intervendré – la propuesta del Jedi llamó la atención de los jóvenes príncipes, no querían que su ambición los cegara, pero era inevitable con un arma tan elegante y a la vez extraña en sus manos....
Ambos tomaron posición. Ansiosos, no podían esperar a que su maestro diera la orden para comenzar con el combate amistoso..... Se podía ver en sus caras una concentración profunda.... y de un momento a otro, el Jedi exclamó: "¡Comiencen!"