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Chapter 9 - CAPÍTULO VIII: "Cambio de Paradigma"

El sable de luz.... Un arma elegante y misteriosa, frágil y poderosa. Su composición y funcionamiento era de lo más extraño que los príncipes jamás habían visto. Su particular zumbido hacía que los oídos de los jóvenes padawans vibraran con extrañeza ante particular sonido. Al encenderlo, se sentía muy pesado en comparación a la espada de acero que acostumbraban a utilizar. Era tal como decía su maestro: "es la extensión de todo Jedi.... toda su energía proveniente del cristal kyber, e incluso tus emociones, fluyen a través de este....". No era una tarea fácil, el primer combate amistoso los dejó exhaustos. De todas aquellas veces en que ambos se habían enfrentado a lo largo de su vida, era primera vez que sus cuerpos no respondían ante tales exigencias. Sentían que todo el peso de su pasado, presente y futuro fluía como una energía de corriente sin control por el sable de luz, ¡como si tuviera vida propia!. No podían evitar recordar lo rápido que se movía el Sith aquella vez que los atacó, como un depredador hambriento tras sus presas. ¿Cómo olvidar esa terrorífica hoja carmesí que acabó con la vida de sus guardias?. Durante semanas meditaban en sus aposentos, preguntándose si realmente lograrían llegar a ese nivel de poder, mientras que el anciano luchaba entrenamiento tras entrenamiento que las ambiciones de sus aprendices no cegaran sus razonamientos.

Los duelos con el sable de luz eran cada vez más comunes en las sesiones con el Jedi. Él tenía plena fe de que el destino de los príncipes estaba en manos de la Fuerza, que habían sido elegidos por algo. Pudo presenciar como cada choque de los sables emitía una gran resonancia, haciendo que los príncipes retrocedieran producto de su gran energía: "¡Recuerden, no es acero! ¡el poder del cristal kyber puede abrumar a todo aquel que no controle sus emociones! ¡No es sólo empuñar un arma, deben conectarse con la Fuerza!" – luego les recitaba el código Jedi – "¡No hay emoción, hay paz. No hay pasión, hay serenidad!".

Ambos pararon el combate, cansados como de costumbre, pero orgullosos de sus avances. Sus ritmos cardiacos mejoraron bastante, al igual que su resistencia física y capacidad pulmonar. El manejo del sable de luz no era perfecto, pero comparado a 3 meses atrás, la maniobrabilidad era cada vez más amigable. Sin embargo, no se podía decir lo mismo de la concentración y resistencia mental, quizás lo más complicado para ambos en ese momento. Shaun sabía que su hermano estaba acostumbrado a meditar y trabajar su espíritu junto al Culto de la Fuerza, pero aun así, veía como su gemelo jadeaba de la misma manera que lo hacía él. Su voluntad se resistía a ceder, pero su cuerpo no podía más del agotamiento "místico" que implicaba combatir con un sable de luz.

Al pasar los días, el anciano decidió dar un pequeño descanso a sus alumnos. Tendrían 4 semanas para despejar su mente, relajar su espíritu y así no abrumarse con sus responsabilidades adicionales. O eso se decía él mismo, ya que la persona que realmente quería descansar y tener su tiempo a solas, era él. Estaba dispuesto a asumir el manto de maestro una vez más para cumplir la tarea que la Fuerza le había encomendado, pero extrañaba aquellos momentos en que era un simple cazador que subsistía gracias a las bondades de la jungla. El príncipe Shaun había adoptado la costumbre de llevar provisiones y herramientas de cocina, no quería que su nuevo maestro viviera en un lugar tan peligroso lleno de bestias temibles y plantas venenosas. Aun así, el anciano se negaba a vivir en una de las propiedades que los príncipes estaban dispuestos a regalar. E incluso, para que este se sintiera mucho más cómodo, buscaron en las tierras lejanas de los clanes pertenecientes al Rango Bajo del reino. No hubo caso, su respuesta siempre era la misma, ni siquiera quería ser parte de la guardia real del palacio para estar siempre cerca de los príncipes. 

Estas 4 semanas servirían para olvidarse de los Sith, de los Jedi y del sable de luz. Sin embargo, no podían dejar de lado su hambre de seguir aprendiendo y mejorando. Por una parte, Shaun entrenaba en las tardes las artes Jedi que de algún modo dominaba, como el Shi-Cho y el Soresu, mientras que Blake hacía lo mismo pero en el patio privado del Culto de la Fuerza, moviéndose ágilmente en el son del Makashi y el Djem So. Por supuesto que ambos entrenaban con su espadas de acero, ya que no querían alarmar a sus súbditos, sobre todo que se esparciera el rumor de que portaban armas extrañas y mucho menos que aquello llegara a los oídos del Sith. Por otro lado, cada vez que anochecía, se creaba el escenario perfecto para practicar el arte de la meditación.

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Al transcurrir las 4 semanas, un nuevo mes aparecía en el alba. No era día de Consejo, aún quedaban 3 días para volver a reunirse con la Mesa Redonda en una nueva sesión. El príncipe Shaun estaba ansioso de encontrar a su hermano y partir rápidamente donde el anciano. Al toparse con uno de los sirvientes del palacio, este le preguntó:

- ¿Has visto al príncipe Blake?

 

- Si su Alteza – respondió este con su cabeza gacha

- ¿Qué esperas, dime dónde está?

 

- Discúlpeme su Alteza, el príncipe Blake partió esta mañana directo hacia la catedral

 

- Con que el Culto, ¿eh? – dijo de forma decepcionada

 

- ¿Hay algo más que pueda hacer por usted su Alteza?

 

- No, eso es todo. Retírate

De cierto modo, a Shaun no le extrañaba, pero tenía la pequeña esperanza de que su hermano finalmente se había alejado de los ancianos que "lo sabían todo" y que divulgaban su religión como un virus por las tierras doradas del reino. ¿Cómo era posible que después de miles de años, los Soh-Ryo siguieran creyendo en las palabras del Culto? Y peor aún, su familia había gobernado durante generaciones, pero eso no evitaba que la religión guiara sus decisiones, no sólo privadas, sino también gubernamentales. Esta es una de las tantas razones por la que anhelaba ser Rey, erradicar para siempre a los ancianos que gobernaban escondidos en las sombras. No sería una tarea fácil, cerca del 90% de la población se sentía parte del credo, pero esperaría que su peso y fama como el "príncipe favorito" mitigaran las reacciones negativas y confiaran en su decisión.

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La sesión del Culto estaba por terminar, Blake muy concentrado recitaba el mantra junto a todos los demás maestros:

 

"No existe la vida sin la muerte...

 No existe la armonía sin la desesperación...

 No existe el conocimiento sin la ambición...

 Ni existe la luz sin la oscuridad...

 Nosotros sólo seguimos la voluntad de la Fuerza..

 Todo seguirá su curso natural y porque la Fuerza así lo quiso....

 Hágase la voluntad de la Fuerza...

 Hágase su voluntad…"

Al salir al patio central de la catedral, el Maestro Mayor se acercó rápidamente al príncipe Blake:

- ¡Maestro Blake, aguarde por favor!

 

- Maestro Mayor... – dijo mientras inclinaba su cabeza en son de reverencia

 

- Por favor su Alteza, no debe inclinar su cabeza

 

- ¿En qué lo puedo servir Maestro? – preguntó el príncipe

 

- Sólo quería expresar mi gratitud por su regreso a las sesiones del credo. Su ausencia había dejado un vacío en los corazones de los maestros, y ahora con su regreso han vuelto a sonreír.

 

- No tiene nada que agradecerme Maestro, yo también soy parte del Culto. Mis responsabilidades como príncipe y miembro del Consejo, no me han dado el tiempo suficiente para participar de sus extraordinarias asambleas. – Respondió

 

- Siempre tendremos las puertas abiertas para usted su Alteza, puede regresar cuando lo desee. El credo no nos permite interferir con las decisiones que tome la Fuerza, pero si le sirve de algo, usted es mi candidato favorito por la carrera hacia el trono

 

- Se lo agradezco Maestro Mayor. Yo disfruto mucho de las sesiones lideradas por usted. Que la voluntad de la Fuerza le otorgue salud y felicidad – dijo el príncipe mientras se reverenciaba

- Igualmente, igualmente. Que tenga buena tarde, nos vemos – finalmente el Maestro Mayor dejó el lugar

Blake salió de la catedral, ya con sus ropajes reales. Al caminar solo unos pasos, pudo ver a su hermano de brazos cruzados, apoyado en un árbol. Tenía la mirada seria, ya sabía cómo iría la conversación:

- ¿Has venido a recogerme para retomar nuestro entrenamiento con el anciano? – preguntó de forma fría

 

- Ten más respeto. Tú sabes que no es un anciano común, y es tu Maestro – respondió Shaun con el mismo tono de voz

 

- Mmh.. – sonrió Blake – debiste haber partido esta mañana, no es necesario que vayamos juntos a todos lados

 

- ¿Qué acaso te has olvidado de todo tu entrenamiento? Somos compañeros padawans de un mismo maestro Jedi. No desperdicies estos 11 meses que han pasado. ¡El Culto predica una visión completamente distinta a nuestra Orden!

 

- ¿Nuestra Orden? – dijo de forma irónica – Abre los ojos hermano, no somos parte de esa Orden. Los Jedi se encuentran en el centro de la Galaxia, no saben que existimos siquiera. Lo más cercano que tenemos de vida fuera de este planeta, son los mestizos que viven en nuestro reino

 

- ¿De qué estás hablando? – Shaun no podía creer las palabras que salían de la boca de su gemelo

- Tú sabes a lo que me refiero. El último censo habla de que un 70% son humanos puros, y que el 30% restante pertenece a mestizos descendientes de alienígenas que remontan del Gran Viaje

 

- ¿Esa es tu frustración? ¿Humanos y mestizos?

 

- Por supuesto que no, sólo digo que recuerdes porque empezó todo. Ya basta de fantasear, no olvides nuestro objetivo final. Debemos utilizar todo a nuestra predisposición para ir tras el Sith. – respondió

 

- ¡Él ni siquiera se ha aparecido en todo este tiempo! ¿Realmente crees que está merodeando por el reino esperando su oportunidad para atacar? ¡Si nuestra tecnología es una burla para él! – enfatizó Shaun

 

- No, te equivocas. Sigue aquí. Y si no lo derrotamos, esperará a que uno de nosotros tome la corona, y ahí será cuando ataque con todo su poder – Blake al recordad tan terrible máscara, cerró el puño con fuerza

 

- Entonces no perdamos más tiempo, y larguémonos de aquí – finalmente Shaun dejó la catedral, mientras su hermano le siguió el paso

Durante los dos días siguientes, los entrenamientos con el Jedi tomaron un rumbo distinto. Este sentía que los príncipes gemelos estaban en conflicto dentro de sí mismos, y que además, sus pensamientos se enfocaban en el otro. Era evidente que algo había ocurrido. Quizás no fue tan buena idea haber dado ese pequeño descanso de 4 semanas, sin embargo, en cierto modo este escenario era perfecto, ya que sus jóvenes padawans debían aprender a vivir con estos conflictos y buscar la mejor manera de solucionarlos. El anciano recordaba como los Jedi vivían esto a diario (por mucho que lo negaran), por lo que no podía interferir, sobre todo sabiendo que se trataba de príncipes tratando de llegar a la corona.

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Ya en el tercer día, luego de que los jóvenes Jedi retomaran sus ejercicios, una nueva sesión en el Consejo daba comienzo. Todos sus miembros se encontraban muy tensos, molestos e incluso angustiados. El Rey Vikta no se encontraba presente, su ausencia ya era costumbre, luego de que por un mes entero no se presentara a las sesiones reales. La Reina tampoco era la excepción, ya que supuestamente decidieron darse un descanso para disfrutar de las comodidades que podía ofrecer el reino. Ahora la responsabilidad estaba en las manos de los príncipes, situación perfecta para desarrollar aún más sus habilidades de liderazgo y toma de decisiones como futuros monarcas. Durante la sesión, Shaun se puso de pie: "¡Les pido guarden silencio por favor!" – no hubo caso, los miembros del Consejo seguían discutiendo entre sí. Shaun miró a su hermano, quien estaba sentado de brazos cruzados, y a su lado como de costumbre, se encontraba de pie Arek-Ny. La mirada de su gemelo reflejaba una cierta indiferencia con el alboroto en cuestión. Luego miró a ILiak, este devolvió la mirada y comprendió su cometido:

- ¡ORDEN! ¡ORDEN EN LA SALA! ¡SU ALTEZA EL PRÍNCIPE SHAUN DESEA HABLAR!" – El silencio finalmente se hizo presente

 

- Muy bien, gracias ILiak. Entonces, ¿hay alguien que nos quiera explicar qué está pasando y por qué tanto alboroto? – preguntó

- Su Alteza, hay algo que deben saber con urgencia y comunicarlo lo antes posible a vuestro padre el Rey – explicó Pollux Bastor

- Adelante, somos todo oídos – ordenó el príncipe

- Verá…. Hemos recibido muchos reportes de mutilación de nuestros ganados a lo largo del reino – comentó Pollux

- ¿Mutilaciones? eso es nuevo. ¿Han logrado dar con los sospechosos? – preguntó

 

- No su Alteza. Al parecer es un grupo muy bien entrenado, nos evaden con facilidad – dijo Jaden Vaz

- ¿Facilidad dices? – interrumpió el príncipe Blake con un tono molesto, luego se levantó – ¿Cómo es posible que un grupo terrorista nos evada tan fácilmente?

- Aún lo estamos investigando su Alteza, no lo sabemos con certeza

 

- ¿Y qué es lo que saben con certeza? ¡Habla! – Blake comenzaba a perder la paciencia

 

- Nuestros expertos hablan de cortes precisos su Alteza– interrumpió Pollux

- ¿Cortes precisos? – dijo Shaun con extrañeza para luego mirar a su hermano

 

- ¿Y quiénes son estos "expertos" a los que te refieres? – preguntó Blake

 

- Vuestro ejército militar su Alteza. Los puestos de avanzada de cada uno de los clanes que se vieron afectados, coincidieron en que este grupo terrorista no deja rastro alguno y ejecuta a las bestias de una manera nunca antes vista. Muchos acá creemos que estamos lidiando con profesionales que de alguna forma no están conformes con el gobierno de vuestro padre el Rey.

 

- Ya oímos suficiente, llévennos al lugar de los hechos – dijo finalmente el príncipe Blake

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Pollux Bastor junto a Jaden Vaz y un puñado de guardias del palacio, llevaron a los príncipes a un criadero de bestias Tukka dentro de las tierras del clan Vikta. Allí los esperaban dos militares especializados en la cacería y anatomía de las criaturas. Tanto Shaun como Blake querían ver con sus propios ojos los supuestos cortes limpios que acabaron con la vida de las bestias, ya que sospechaban que podría tratarse del Sith que andaba suelto en el reino.

- Sean bienvenidos sus Altezas – dijo el soldado mientras él y su compañero ponían su puño en el pecho para luego inclinarse en son de reverencia

 

- Mis estimados príncipes – continuó Pollux Bastor – les presento al sargento Victus Qirla, jefe encargado del Puesto de Avanzada del clan Qirla

 

- ¿Del clan de nuestra madre? – preguntó Shaun

 

- Así es su Alteza – respondió el sargento – recuerde que el glorioso clan Vikta no cuenta con Puesto de Avanzada del Ejército. Fui designado a investigar todos los casos de mutilaciones de ganado de los clanes pertenecientes al Rango Alto del Reino

 

- Comprendo – dijo el príncipe para luego dirigir su mirada al otro soldado – ¿Cuál es tu nombre cabo?

 

- Kontha, su Alteza. Kontha Vikta – respondió

 

- Muy bien, creo que ya es hora de que nos muestren que es lo que tienen – dijo finalmente el príncipe

 

- A la orden su Alteza – el sargento hizo una señal con la mano para que el cabo sacara la manta que cubría el cadáver de la criatura

 

- Oh, por la Fuerza.... – Pollux quedó muy asqueado al presenciar al pobre Tukka mutilado. Jaden en cambio, estaba paralizado

- Como pueden notar, aquí tenemos un corte profundo en el cuello. El ataque fue de tal forma, que la vena yugular fue cortada rápidamente – explicó el cabo mientras indicando la zona del corte

 

- Madre de la Fuerza.... ¿y la lengua fue extraída también? – preguntó Shaun

 

- Así es su Alteza. En mis años de experiencia, nunca había presenciado algo así – contestó el sargento Victus

 

- Hermano, los ataques son precisos y han sido saturados – Blake pudo confirmar sus sospechas

 

- Así es. No sabemos qué tipo de arma están utilizando, pero estos mismos ataques han sido reportados a lo largo del reino. – comento Kontha

 

- Lo extraño de todo esto, es que son selectivos con sus ataques, escogen al ganado y al Tukka que será la víctima. Sus ubicaciones son aleatorias, no sabemos con certeza a que clan atacarán ahora. – explicó el sargento

 

- ¿Cuál será su objetivo? – preguntó con incertidumbre Jaden

 

- Quizás atraernos y llevarnos a una trampa – comentó Pollux

 

- Sea cual sea el objetivo, es un grupo terrorista, los encontraremos y acabaremos con ellos – dijo el sargento Victus con convicción

Los príncipes regresaron al castillo, ambos estaban en shock luego de presenciar con sus propios ojos la maldad y la brutalidad reflejada en la muerte de una propia criatura indefensa. ¿Era aquello el Lado Oscuro de la Fuerza? ¿Acaso era una señal o una advertencia? ¿Se trataba realmente de un grupo terrorista? ¿O acaso era el Sith que andaba suelto en el reino? Los pensamientos de Shaun le revolvían su cabeza, pero deseaba solucionar esto como todo un Jedi. Blake por otra parte, tenía la certeza de que se trataba del Sith que los había atacado hace menos de un año. A pesar de esto, no se dejaría provocar tan fácilmente, ya que si la Fuerza lo había permitido, era por su voluntad máxima.

 

Mientras tanto, en la densidad de la jungla, el anciano Jedi sintió una gran perturbación en la Fuerza. Su instinto le pidió quedarse, pero su voluntad de guerrero de alguna forma le decía lo contrario. Durante todo este tiempo, entrenado a los jóvenes príncipes, esa chispa que él creía que estaba apagada, volvía a encenderse como una llama sin control de querer hacer algo por el planeta, como aquella época dorada de antaño. "No hay emoción, hay paz", estas palabras del código se las repetía una y otra vez, intentado calmar su mente. La Fuerza era poderosa y misteriosa, y para combatir al Lado Oscuro, había escogido a estos dos niños. Ahora se aseaba todos los días en aquella cascada de aguas cristalinas, se tomaba su cabello, y atrás dejo aquellas ropas desgastadas para utilizar la clásica vestimenta Jedi. Quería actuar como todo un maestro de la Orden, pero no podía evitar pensar en aquella perturbación – "Sólo echaré un vistazo".

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A la semana siguiente, los jóvenes príncipes fueron llamados a los aposentos reales de su Majestad. Finalmente el Rey y la Reina habían decidido regresar al castillo, luego de estar ausentes por un mes entero. Al entrar por la gran puerta, pudieron ver a su padre de rodillas, sujetando la cálida mano de su madre que estaba postrada en la cama real. El poderoso Rey sollozaba mientras la Reina giraba su cabeza para mirar a sus amados hijos. No cabía duda, Lilian Qirla estaba enferma, y quizás desde cuándo, ¿qué rayos sucedió en aquel descanso que se dieron los dos? ¿y por qué nadie les avisó?. Esto explicaría además la ausencia de sus Majestades a las sesiones del Consejo.

- Hijos míos…. acérquense por favor…. – dijo la Reina mientras indicaba con su frágil mano. El Rey se levantó, para dejar espacio a sus hijos

 

- Su Majestad... – Blake no podía creer lo que veía, estaba destruido por dentro. Desde que tenía memoria, a sus padres los veía como seres concebidos por la Fuerza misma. Nunca imagino ver a su propia madre tan frágil y débil como un vaso de cristal.

 

- Madre.... – Shaun no pudo aguantar las lágrimas, rápidamente se acercó a la cama de rodillas y tomó su frágil mano – No nos abandones madre, aún no..... por favor....

"Mi tiempo ha llegado hijos míos, la Fuerza me está llamando.... deben ser fuertes…. Son los descendientes y herederos del glorioso clan Vikta.... Por su sangre fluye la sabiduría, el coraje y la majestuosidad del gran Vikta Primero...." – dijo la Reina con un tono de voz que apenas se oía, luego continuó – Shaun…. eres un chico muy bueno, cree en ti mismo y en tu bondad. Tu hermano es algo duro, cuida de él por favor…." – El príncipe asintió con la cabeza, mientras las lágrimas caían de su rostro – "Blake…. eres un chico muy fuerte, cree en tu coraje y tu seriedad. Tu hermano es algo torpe, así que por favor cuídalo mucho…." – El príncipe no aguantó las lágrimas y agacho su cabeza – "Ambos tienen dones que cualquier Soh-Ryoriano quisiera tener.... llegarán a ser grandes líderes, aunque aún tienen mucho que aprender todavía.... Confíen en sí mismos, en los demás y en que la Fuerza nunca los abandonará…. Pase lo que pase, nos volveremos a encontrar, alejados de este mundo material y mundano…." – Ambos asintieron con su cabeza, luego con una sonrisa en su rostro, la Reina finalmente dijo: "Al final no pude convencer al Consejo de acabar con la tradición del Combate por el trono...." – El Rey acercó su triste rostro al de ella y acarició con su mano la mejilla de su amada –"Lilian por favor, no hables demasiado. Ahorra energías" – La Reina abrió sus ojos y en un último esfuerzo contestó: 

- ¿Qué es la vida sin las palabras, Arthur?…. cuida... a nuestros…. hi…..jos…..

- ¡Lilian! ¡LILIAN! – El Rey en desesperación tomó los hombros de su amada con la esperanza de que regresara a la vida

- ¡Madre! - exclamó Shaun 

La Reina finalmente falleció..... el reinado de los Vikta y el pueblo de los Soh-Ryo sentiría un gran vacío por su pérdida..... Muy querida por sus súbditos, considerada la más carismática del reino.... Su sonrisa sería recordada por siempre en los días venideros, pero sobre todo por sus amados hijos….