Acerque mi boca, que sentía en extremo pesada, podía sentir como mis enormes colmillos se proyectaban desde mi mandíbula; a la boca de Azgresh.
Me correspondió el beso y luego mantuvo una sonrisilla picaresca, pensé cualquier cosa, pero ella termino por darme varios golpes en los brazos para pegar su frente a la mía.
-¡hoy es un gran día!- me dijo efusivamente, su risa me parecía encantadora.
-puedo, puedes recordarme que pasa-.
-¡qué diablos Mork!, olvidas tu trascendencia, mostraras tu fuerza al clan, hoy quizá el gran chamán Morkhal sea Señor de la Guerra del Clan Roca Tormentosa-.
La miré otro rato, yo era un chamán, sí, eso era, pero, sabía realmente como dominar un elemento si quiera, pero ¡dijo ser jefe del clan!, eso significa, que tendría que pelear contra el actual Señor de la Guerra, ¿y?, ¿Clan Roca Tormentosa?, acaso eso existía.
Mi voz era muy ronca.
Salimos de la tienda, parecía ser aún temprano, pues no había nadie bajo el crudo sol, que se ensañaba especialmente con el árido Durotar.
-Vamos Mork- me entusiasmó Azgresh dándome más golpecitos como si jugara a boxeadora;-deben de estar todos en la arena, corre, corre-.
Probé a ver qué tan rápido corría y me sorprendí de lo capaz que era este cuerpo. Entonces pensé, podría ir más rápido como lobo, pero, hice todos los intentos mentales y apreté cada musculo de mi cuerpo pero aquello no sucedió.
No podía transformarme en lobo fantasma.
Pensé en la pelea con el Jefe que ni su nombre conocía, ¿sabía dominar los elementos?, me aterré cuando me detuve un momento y traté de la misma forma que antes convocar los elementos, tierra, fuego, aire y agua, nada me respondió.