En un bello y espacioso invernadero varias criaturas de origen tanto artificial como natural descansaban plácidamente en distintos lugares, pero todas compartiendo la particularidad de permanecer en sus respectivas macetas en donde sus raíces se enterraban con comodidad. La luz del sol pronto empezaría su invasión en esta habitación, por consecuente provocando el despertar de unas cuantas plantas, en especial de las girasoles, quienes se levantaban animadas por recibir esa tan preciada luz solar que tanto adoraban, pero nuestra visión se centra en una girasol en específico, la comandante Dulce, quien se encuentra haciendo lagartijas constantes mientras una sonrisa determinada adorna su rostro a pesar de que estaba tirando algo de la tierra de su maceta debido a sus movimientos, algunas de sus ejemplares la miran con confusión y algo de desconcierto, pues lo normal en alguien de su especie es siempre mantener una apariencia y actitud formal y educada, sin embargo Dulce parecía ser todo lo contrario a esto.
Otra planta más que fue lentamente despertada por la iluminación natural que iba directo hacia su rostro era el lanzaguisantes con aspecto de vaquero, este dió un suspiro y estiró sus hojas mientras parpadeaba un par de veces para poder acostumbrar su visión a la de la habitación lo más pronto posible. Se fijó en su compañera con parche y gorra haciendo ejercicios pero rápidamente se olvidó de eso, comenzó a dar saltos con su maceta para acercarse a la puerta y estirar un poco una de las hojas que tenía en el tallo y que utilizaba como si se tratará de un brazo, giro la perilla y salió de ahí.
Ahora encontrándose en la sala central de la casa decidió ir a las escaleras, una vez ahí hizo un mayor esfuerzo al dar sus saltos para poder subirse encima de los escalones, los cuales para su suerte eran lo suficientemente amplias como para que su maceta pudiera permanecer sin problemas ahí, eventualmente y en cuestión de unos cuantos minutos logró llegar hasta el segundo piso, al no haber estado aquí antes le llamó un poco la atención el lugar, sin embargo no se iba a olvidar de la razón por la que había venido aquí, empezó a avanzar mientras por dentro se preguntaba dentro de cual habitación podría estar el humano, suspiró un poco pues le molestaba el tener que buscarlo y sobretodo sin alguna pista de donde pudiera estar, justo cuando se disponía a abrir una puerta para verificar si el pelinegro se encontraba ahí otra fue abierta, más precisamente aquella que estaba a un lado del final del pasillo, casi inmediatamente después de eso vió como un despertador era lanzado contra la pared desde la habitación y acto seguido Max salía del mismo lugar con su confiable pala en mano solo para empezar a apalizar aquel pobre aparato con el objeto anteriormente mencionado, estuvo así durante casi un minuto hasta que se percató de la presencia del lanzaguisantes, quien lo miraba confundido.
-huh ¿Cuánto tiempo llevas ahí?- preguntó un poco avergonzado por haber sido visto haciendo eso, se posicionó adecuadamente y dejó la pala a un lado...no sin antes darle un último golpe con esta al despertador
-más del que hubiera querido- respondió aún extrañado por el comportamiento anteriormente visto del humano -solo venía a decirte que los demás ya se estan despertando, deberías ir a alimentarnos por si llega un ataque hoy, ya sabes, para no desmayarnos en pleno combate- una vez que el lanzaguisantes habia dejado en claro sus motivos para haber ido a buscar a Max se dió vuelta y se fue por donde vino.
El pelinegro suspiró y tomó la pala por si ocurría nuevamente un ataque zombie y tenía que intervenir, estiró un poco sus brazos debido a que hace poco se había despertado, dió una patada a lo que quedaba del despertador y se dirigió a las escaleras para poder hacer lo que el lanzaguisantes anteriormente le había pedido, presentía que esto se iba a convertir en una rutina diaria.
...
En un lugar distinto pero no muy lejano se podía ver a lo que parecía ser una nuez gigantesca dando saltos de un lado para otro, al igual que los otros tipos de plantas mutantes está tenía un rostro y una maceta con tierra que usaba para transportarse, el lugar en el que se encontraba parecía tratarse de la sala central de una casa, aunque no tardó mucho en cambiar de ubicación al ir saltando hasta la cocina del lugar, cruzándose en su camino a otros como él, de diferentes tamaños y formas. Una vez en la cocina se dirigió al refrigerador con la intención de tratar de abrirlo para poder sacar algo que comer, sin embargo cuando estaba a punto de hacerlo no recibió un bocadillo si no un susto cuando el electrodoméstico fue abierto de la nada y alguien se asomaba por el mismo soltando un fuerte "¡Boo!"
La nuez casi cae de espaldas debido al susto, pero afortunadamente no fue el caso, a duras penas tranquilizó su respiración soltó un reclamo a quien lo había espantado recientemente -¡Ice! ¡Casi me da un infarto!-
Ice, era una planta muy parecida a los tan peculiares lanzaguisantes, sin embargo contaba con notables diferencias, las principales siendo el color de su cabeza que era de un brillante celeste, esta tonalidad era compartida por unos puntiagudos pero bellos cristales que poseia la zona trasera de su cabeza, no era muy difícil deducir que esta planta tenía una fuerte relación con el frío.
-jaja, disculpa Carlos, pero no pude resistir la tentación- respondió en un tono alegre y juguetón, parecía ser alguien bastante amigable- por cierto, tu no sueles venir mucho a la cocina ¿Pasó algo?-
-de hecho si ¿Sabes sobre el nuevo humano? Ese que se mudó al lado- la nuez recargó su espalda en la pared mientras observaba al lanzaguisantes de hielo que aún permanecía dentro del refrigerador -se supone que me van a enviar hoy junto a algunos compañeros allá, hubiera deseado tener mas tiempo para entrenar pero Dave dice que es demasiado peligroso dejar a alguien sin protección ante los zombies, en especial cuando ese tipo vive en frente del cementerio-
-¿La casa de al lado?...¡Ah si! Es el lugar que mencionó Gint ¿Sabes si estoy entre los seleccionados? Sabes que él no puede cuidarse bien por si solo sin mi ayuda- mencionó con orgullo el hielaguisantes mientras se sostenía con una de sus hojas a la puerta del refrigerador, sin embargo al hacerlo de forma incorrecta terminó cayendose al suelo
-lamentablemente no, solo iremos unas cuantas nueces y papapums- explicó ignorando mientras el de color celeste se levantaba del suelo -tal vez para la próxima-
-ow, supongo que me quedará esperar y ya, buena suerte allá ¡Le mandas saludos a Gint de mi parte!- pidió amablemente antes de volver a meterse en el refrigerador, cerrándolo para poder disfrutar del frío y confiando en que la nuez haría lo que había pedido.
La nuez suspiró, no podía evitar pensar en que la inocencia de Ice era demasiada para el tipo de mundo en el que vivían, no era incompetente pero le faltaba pulir sus habilidades, al menos eso creía él -(bueno, ya parece ser hora de ir, solo espero que no sea tan malo como dicen algunos)- el fruto seco con cara salió de la cocina para dirigise directamente con sus compañeros, olvidando por completo para que había venido a este lugar en primer lugar.
...
-y luego el tipo hizo una voltereta y se cayó por las escaleras- relataba uno de los lanzaguisantes a una girasol, la cual rió con la anécdota contada por su compañero antes de que Max se acercará a ambos para poder regarlos con agua, los dos disfrutaron de aquello que los hacia sentirse tan frescos
El humano por su parte no mostraba realmente muchos animos en lo que hacía, principalmente porque aún no estaba del todo acostumbrado a estar rodeado de plantas mutantes a quienes debía alimentar, afortunadamente no parecían necesitar mucho más que agua y luz solar, lo cual él no encontraba extraño, después de todo cualquier tipo de planta suele ser capaz de sobrevivir sin nada más que aquellas dos esenciales cosas para la vida vegetal.
Luego de unos cuantos minutos finalmente había terminado de brindarle agua a las 17 plantas que allí tenía en total, habiendo terminado ya con esta labor se dirigió inmediatamente fuera de su invernadero o "jardín zen" como lo llamaban sus verdosos defensores, llegó hasta la ventana de su casa suponiendo que volvería a ser atacado nuevamente por los no-muertos que vinieron del cementerio ayer, sin embargo no podía ver nada acercandose, lo cual le hizo preguntarse si acaso los ataques zombie eran algo de todos los días o si solo eran algo que ocurriera de vez en cuando, después de todo cuando llegó por primera vez a Neighborville no vió ni una sola casa siendo atacada, cosa que por mas despistado que fuese no habría podido dejar pasar por alto, no era tan tonto...bueno, si lo era, pero tampoco llega a niveles tan bajos.
Aquellos pensamientos se vieron interrumpidos cuando notó que los zombies finalmente empezaban a acercarse, o mejor dicho, zombie, pues solo venía uno de ellos, lo cual el chico tomó como una forma de avisarle que el ataque de hoy estaba por comenzar, no tardó mucho en dirigirse al jardín zen para dejarle saber a sus plantas que debían irse preparando, estas salieron con dirección a la puerta principal, preguntandose si el humano nuevamente lucharia junto a ellos o si esta vez los dejaria a su suerte, cosa que incluso Max se estaba cuestionando, pues a su modo de verlo había sido muy riesgoso el ir a ayudar a sus plantas...aunque a su vez no se arrepentía, pues muy probablemente habrían terminado devoradas y él igual.
-Bien, ustedes creo que será mejor que se retiren, si no pueden atacar entonces realmente no serán muy útiles en batalla- dijo Max a las girasoles, sin embargo la comandante Dulce se paró en frente suyo para poder objetar aquella orden, pues aunque ella viera al pelinegro como un potencial gran líder no le gustaba la idea de quedar sin hacer nada.
-Jefe, los girasoles también podemos ser útiles para defender el jardín, los lanzaguisantes ocupan energía solar para no quedar agotados y expuestos ante los zombies, nos necesitan- explicó con la esperanza de que su "superior" entendiera y recapacitará en su decisión, sin embargo a pesar de lo dicho este no parecía estar aún del todo convencido, por lo que a la comandante se le ocurrió algo -además ¡mira lo que puedo hacer!- está empezó a concentrarse, se preparó y luz amarillenta empezó a ser desprendida de su rostro, aquella, la energía que había acumulado en ella fue disparada hacia el zombie que estaba avanzando y este debido al impacto perdió el brazo.
Ciertamente Max había quedado sorprendido debido a la información que le había revelado Dulce, pues hasta ese momento pensaba que los girasoles no tenían función alguna en la defensa y que estos solo estaban como adorno o incluso carne de cañón, sabiendo esto decidió indicarle a sus plantas que se empezarán a formar de la misma forma que ayer, mientras estas hacian esto más zombies iban saliendo lentamente del cementerio, la cantidad de los mismos no parecía superar a la anteriormente vista, una vez que la formación ya estaba hecha los lanzaguisantes comenzaron con su ataque, mientras que Max y los girasoles que sobraban se quedaban en la entrada de casa, detrás del césped, área en la cual las plantas podían estar de pie sin necesidad de una maceta, siendo esta la razón por la cual las dejaban a unos cuantos centímetros del jardín.
-¿No lucharas junto a nosotros como ayer?- preguntó Gint al ver que el humano permanecía detrás de ellos, se podía dar el lujo de preguntar aquello ya que de momento no se encontraba ningún zombie en la línea que él debía proteger
-eh, solo si es necesario- aclaró el mayor, ciertamente el estar en medio del jardín en frente de tantos zombies era algo que requería valor, cosa que si bien no era inexistente en él si era algo que le costaba reunir en situaciones como la que se le presentaba ahora mismo
Ahora con su duda aclarada el lanzaguisantes con aspecto de vaquero volteó para estar atento nuevamente a su objetivo, notando que del cementerio se aproximaba un zombie quien al estar a medio camino para llegar al jardín se detuvo repentinamente para admirar un cono de tránsito de un tamaño algo grande para acto seguido agacharse y torpemente colocarlo sobre su cabeza como si de un sombrero elegante se tratará, luego de esto continuó con su camino con intenciones de conseguir el tan ansiado cerebro del dueño del hogar que él y sus compañeros de putrefacta piel estaban asaltando.
Gint se colocó serio, asegurándose que de que sus raíces estuvieran firmemente sujetas en la tierra para poder absorber cada nutriente esencial que este jardín podía ofrecerle, sintió un objeto pequeño pasar por su todo su tallo hasta llegar a su boca, dicho objeto aumento su tamaño y fue disparado con fuerza hacia el enemigo, sin embargo la forma en la que el zombie se había colocado aquel objeto de tránsito aparentemente podía protegerlo de proyectiles que recibiera en la cabeza, cosa a la que era algo dificil de hallar lógica.
Max pateó a un zombie, haciendo que este cayera sobre otro no-muerto para luego acercarse y rematarlos con su pala, una vez que había acabado con ellos se fijó en Gint, el lanzaguisantes con atuendo de sheriff estaba disparando múltiples veces contra el mismo zombie, aquel que utilizaba un cono como protección, el pelinegro notó que la planta estaba teniendo algunas dificultades para acabar con aquel mal oliente ser, por lo que corrió hacía este último para poder atacarlo con la que se habia vuelto su arma característica, logrando derribarlo y dejarlo en el mismo estado que otros que ya habían sido derrotados.
Tanto el lanzaguisantes como el humano pensaron que el caso del zombie con cono se había tratado de una excepción, sin embargo del cementerio comenzaron a salir más con exactamente la misma protección barata, no todos los no-muertos que salían de ahí contaban con ese raro accesorio pero la cantidad iba creciendo lentamente y empezaba a volverse algo preocupante, pues los guisantes no parecían ser tan eficaces ahora.
Está situación fue rápidamente notada por todos los que se encontraban en el jardín, más esto no fue motivo para que ninguno de ellos se detuviera en sus respectivas labores, los lanzaguisantes disparando y los girasoles recargando de energía solar a los anteriormente mencionados, pero ahora el problema era mas notorio, pues sus enemigos ahora duraban un poco mas y su eliminación era mas lenta, lo cual podría traer problemas, pues se empezaban a acumular los enemigos.
Max ahora mismo se encontraba frente a varios zombies, golpeaba a estos con la pala pero cuando eliminaba a uno aparecía otro justo detrás, parecía un problema de nunca acabar, uno de ellos estuvo bastante cerca de morder el brazo del joven adulto, cosa que hizo que el tiempo fluir mas lento para él ¿Si recibía aquella mordida sería su fin? ¿Se infectaria y acabaría convirtiéndose en uno de ellos? Pensó miles de cosas en tan solo unos pocos segundos mientras los putridos dientes de aquella aberración se aproximaban cada vez más y más, sin embargo algo de gran tamaño se aproximaba rodando a toda velocidad, el sonido provenía desde el jardín de Crazy Dave y este se iba haciendo cada vez mas fuerte, para cuando el zombie desvió la mirada ya era muy tarde, una gran nuez con ojos y boca se había estrellado contra él, tirandolo al suelo con fuerza, la magnitud del impacto fue suficiente como para decapitarlo al tocar el suelo.
El joven adulto observó intrigado aquel fruto seco de tamaño anormal, no estaba tan sorprendido ni confundido como la primera vez que vió plantas mutantes pero eso no significaba que no tuviera dudas de ningún tipo, observó que más nueces se acercaban a su dirección, algunas ya habían dejado sus macetas un poco antes de llegar al jardín y venían rodando, otras aún venían saltando en sus macetas, los zombies dirigieron su atención hacia estas nuevas plantas que habían aparecido con la intención de atacarlas.
Max sintió la necesidad de proteger a sus nuevos aliados, sin embargo cuando estaba por dar un duro golpe con su pala queriendo derribar a uno de los no-muertos que portaban un cono encima de su cabeza, pero antes de poder realizar dicho ataque aquellas nueces gigantes se posicionaron en frente de él, empezando a recibir mordidas y rasguños que para cualquier persona resultarían bastante doloroso, pero ellos no parecían ni siquiera inmutarse por lo que sucedía, algunos incluso soltaban pequeñas carcajadas, como si alguien les estuviera haciendo cosquillas.
-esa es su función, ser una barrera entre los zombies y nosotros- Explicó Gint, quien estaba a un lado del pelinegro, había visto la confusión en los ojos del humano, pues este en un inicio no parecía entender del todo el porque esas plantas permitían que los mordisquearan sin mostrar oposición alguna.
Ahora entendendiendo el rol que cumplían las nueces en el campo de batalla y viendo que tenían una pelea más igualada en contra de aquellos "nuevos" zombies recobró un poco de confianza para poder permanecer ahí ayudando, sabía que no debía dejar que los recién llegados se hicieran cargo de todo y dudaba que pudieran, pues la posibilidad de que fueran indestructibles no era algo que él viera lógico siendo que solo eran nueces de un tamaño exagerado. Volvió a sostener firmemente su pala y la usó para dar dos duros golpes al zombie con cono que modisqueaba sin cesar a la sonriente defensa viviente, el primer ataque había logrado dañar y quitar su cono, mientras que el segundo terminó por regresar al no-muerto de regreso a la tumba...no de una forma literal, obviamente.
Viendo que el humano reanudaba su ataque contra sus enemigos de desagradable olor ellos también volvieron a hacer los suyos, los lanzaguisantes disparando y las girasoles recargando, aunque la comandante Dulce se daba la libertad de disparar pequeños rayos solares a los zombies de vez en cuando para apoyar un poco con la defensa del jardín, a ella no le disgustaba tener que recargar a sus compañeros, era algo indispensable y bastante necesario en cualquier tipo de defensa, al menos eso le habían enseñado, pero aún asi ella disfrutaba más de acabar con unos cuantos no-muertos por su propia cuenta, se le hacía algo divertido.
Gint por su parte solo estaba aliviado de que las nueces hubieran llegado ya, sentía algo de estrés dejar su cuerpo, más eso no hizo que cambiara su semblante serio, mantenía la precisión y fuerza en cada uno de sus disparos, se veía que se le daba bien esto, los demás lanzaguisantes no lo hacían mal pero la diferencia era notable si se prestaba la suficiente atención.
La batalla ahora se estaba desarrollando de una forma más justa para ambos bandos, los conos seguían siendo un problema pero al menos ahora las nueces podían evitar que esos avanzarán demasiado, dando el tiempo suficiente a Max y los lanzaguisantes para poder atacar sin preocuparse de que pudieran alcanzarlos, los frutos secos con cara por otra parte estaban dando lo mejor de ellos para poder resistir a las mordidas...los minutos pasaron y cada vez el número de no-muertos en pie iba disminuyendo lentamente, una vez cayó el último el ejército vegetal pudo tomar un corto respiro de disparar, recargar y defender; lastimosamente su relajo fue efímero, pues del cementerio salió un zombie sosteniendo una bandera con su comida preferida como decoración para la misma, de forma similar a ayer no tardaron en seguirle varios de sus compañeros, esta vez la horda tenía como característica principal de que el cono de tránsito estaba presente en unas cuantas cabezas.
Apenas el primer no-vivo tocó el verde tan vivo del césped las ráfagas de guisantes empezaron, Max por su parte se mantenía agachado y detrás de la barrera que habían formado las nueces para dar total libertad a los lanzaguisantes de disparar sin estorbarles o correr el riesgo de ser golpeado por alguno de sus proyectiles, una vez que vió a una escuadra de zombies lo suficientemente cerca hizo una señal a las 3 plantas mutantes que estaban detrás suyo para indicarles que ahora deberían mantener un mayor cuidado al atacar, se levantó y observó a su defensa viviente soltando pequeñas risas por las cosquillas que le causaban las mordidas y rasguños, ignoró eso y usando la que a este punto parecía ser su objeto insignia fue repartiendo golpe tras golpe, algunos de sus enemigos necesitaron mas de un golpe para ser derribados pero ninguno opuso demasiada resistencia ni propuso un riesgo significativo, la situación parecía estar bajo control.
Dulce empezó a cargarse de energía solar, recibiendo con bastante gusto las fuerzas que le proporcionaba la bola de fuego gigante que todo ilumina, emocionada por querer combatir más de lo que había hecho durante todo el transcurso de la batalla decidió dar unos cuantos disparos al último putrefacto y mal oliente rival que permanencia en pie, al este caer por los ardientes ataques y guisantes que recibió en tan poco tiempo todos esperaron unos cuantos segundos para asegurarse de que nadie mas intentaría asaltar su hogar antes de dar por hecho que habían conseguido la victoria de hoy.
Ahora que la calma reinaba otra vez en el patio delantero de Max esté se dirigió a las nueces, pues tal como sucedió durante su primer día en Neighborville tenía dudas que esperaba pudieran ser respondidas.
-Asumo que fueron enviados por el sujeto con una sartén en su cabeza ¿Pero que no los lanzaguisantes y girasoles eran las únicas plantas que existen?- Preguntó a una nuez que casi no había recibido daños por las mordidas de los zombies.
-Nope, existen muchos tipos de plantas ¡Miles incluso!- Mencionó el fruto seco con cara, aquella respuesta había dejado sorprendido a Max ¿En serio habían tantos de ellos? -Existen arbustos, árboles, manzanos...uh, creo que el césped cuenta como planta también- la sorpresa del mas alto se había transformado rápidamente en decepción al ver como sus palabras eran mal interpretadas.
-No hablo de eso- Aclaró mientras interrumpía al contrario, consiguiendo que la nuez dejará de mencionar plantas comunes y prestará mayor atención -Me refiero las que son como ustedes, mutantes, poderosas...con ojos y boca-
-¡Oh! Disculpa, mala mía- mencionó mientras soltaba una pequeña risa -hay más como nosotros, todos con funciones distintas y diferentes formas-
-Entonces...¿Dónde está el resto? Si existen tantas plantas ¿Porque yo solo tengo 3 tipos?- Si bien no sabía del todo bien como funcionaban las cosas en Neighborville algo en él le decía que lo mejor era poder tener al menos una planta de cada especie que tuvieran en este extraño lugar, cuánto más mejor ¿No?
-Es muy simple, se debe a que...a que...sinceramente no tengo idea, pero siempre puedes ir a preguntarle a Dave- con aquella información brindada por la Nuez el pelinegro suspiró y decidió hacer caso a lo dicho, aunque antes de poder irse escucho al fruto seco parlanchín decir una última cosa -¡Por cierto! ¡No tienes solo 3 tipos de plantas! ¡Tienes 4!-
-¿Eh?- fue lo único que salió de la boca del varón antes de pararse en seco, al hacerlo notó que había algo o mejor dicho, alguien en el césped, se trataba de una papa notoriamente grande, unos muy adorables ojos negros y dientes de castor, además de una llamativa antena que brillaba de color rojo cada pocos segundos, antes de poder reaccionar de alguna manera se fijó en que estaba pisando una pequeña parte de la patata con cara, la reacción de la última mencionada ante esto fue...explotar.
Aquella explosión había elevado al chico unos pocos metros sobre el aire mientras este soltó un corto grito el cual fue inmediatamente callado cuando la gravedad lo regresó al suelo de forma brusca, quedando bastante adolorido y cubierto de tierra, no tenía ningúna herida o fractura pero ciertamente no había disfrutado de aquello. Por otro lado, la patata con cara se había escondido bajo tierra luego de haber generado aquella explosión, aparentemente demasiado cansada como para moverse, fue puesta cuidadosamente sobre una maceta vacía que parecía pertenecerle con ayuda de dos girasoles.
La autoproclamada comandante se acercó al humano y lo tocó con un palo -Oiga jefe ¿Sigue vivo?- preguntó mientras le daba unos cuantos toques más, el joven adulto solo atinó a dar un quejido de dolor mientras seguía tirado en el suelo
Mientras aquello pasaba una de las nueces se acercó al lanzaguisantes con aspecto de vaquero, quien no parecía estar prestando mucha atención a la situación de fondo -Hey Gint, tiempo sin verte-
-Ah, eres tú Carlos- Dijo sin demasiada emoción, por la forma en la que actuaba se podía intuir que no tenía nada en contra del fruto seco, simplemente no le interesaba hablar con este.
-Solo venía para decirte que Ice te manda saludos, estaba emocionado y dice que espera poder venir aquí pronto- Ante esto Gint permaneció callado durante unos segundos, aquello no parecía haber sido de su agrado.
-...Gracias por avisarme, pero dudo mucho que él llegue a venir aquí, sabes bien eso, debiste haberselo dicho- Respondió con un claro disgusto, más no parecía estar molesto -Esta bastante lejos de estar a la altura para este tipo de cosas-
-Lo sé, pero él realmente quiere verte...bueno, yo ya cumplí con lo que me pidió, nos vemos luego- finalizó antes de ir saltando hacia el interior de la casa junto a otras varias plantas más, dejando al lanzaguisantes quien se quedó pensando ahí.
Una nuez que había un mayor daño comparado al de sus compañeros había perdido unos cuantos trozos de su cabeza, al pasar por la puerta fue interrumpido por una compañera -Hola, soy un girasol...¡Y TE CURO!- Habló con un tono suave pero a su vez brusco antes de usar sus poderes solares para ayudar a su aliado a recuperarse de inmediato, aunque aquella actitud le pareció extraña a esa nuez no hizo más que agradecer y retirarse.
Luego de un corto rato Max finalmente se levantó del suelo, Dulce sonrió al verlo en buen estado y le dijo que entrará de una vez a su hogar, pues ya no había casi nadie ahí y empezaba a atardecer, el humano no dijo nada y simplemente hizo caso, no pensaba ir completamente adolorido y sucio a casa de Dave, a su parecer lo mejor era hacer eso mañana en un mejor estado. Ellos entraron a la casa y casi de inmediato Gint hizo lo mismo, cerrando la puerta una vez que todos estaban en el interior de la casa de tejado rojo.
Una vez adentro el chico se fijó en que habían más de esas patatas explosivas en macetas explorando la casa junto a las nueces, siendo guiados a su vez por algunos lanzaguisantes y girasoles que les indicaban cada cosa en la casa, Max solo se preguntó el porque las patatas no habían aparecido al mismo tiempo que los frutos secos, pero para fortuna suya no tuvo que interrogar a nadie para aclarar su duda, pues escucho a Dulce diciéndole "Ustedes las patatapum siempre son muy vagas, dejan todo para último minuto" a los recién llegados, que ahora sabía que se llamaban patatapums, un nombre peculiar y bastante más extraño que el de las otras 3 plantas que tenía, pero eso era lo de menos ahora mismo.
El chico estuvo revisando unas cuantas cosas antes de ir a ducharse, dándose cuenta en el proceso que lo poco que tenía para comer se acababa hoy, lo cual lo llevaría a tener que realizar lo que tanto temia...el día de mañana tendría que explorar la ciudad de Neighborville.
Los pensamientos e inseguridades sobre todo lo que podría pasar en las calles de este lugar no lo dejaban en paz en ningún momento, no estaba muy seguro que iba a hacer para poder salir sin arriesgarse a morir por los zombies ¿Estos rondarían las calles? Lo dudaba, no llegó a ver a ninguno cuando llegó a excepción de los que lo atacaron en su casa...aunque eso le llevo a darse cuenta que en general no había visto a nadie más que su loco vecino barbon ¿Quizás la gente se escondía? Era una posibilidad pero tenía sus dudas.
-bueno...supongo que puedo intentar ir con una planta, aunque será difícil llevarla...pero es lo más seguro- se dijo así mismo ya en la ducha mientras disfrutaba de un muy relajante ba- -¡ME CAYÓ SHAMPOO EN EL OJO! ¿¡COMO!? SI LOS TENÍA CERRADOS ¡AAAAAAHH!-
Mientras el chico daba aquellos gritos de dolor en el patio de su casa la noche ya reinaba, debido a la explosión de la patatapum que piso había quedado muy adolorido como para querer recoger los cuerpos de los zombies caídos en ese momento, decidiendo dejar esa tarea para mañana, por aquella misma razón ahí estaban todos, tirados y tan inmóviles como debería estar un muerto...poco después una camioneta llegó al lugar, estacionándose frente a la casa de Max. Unas personas bajaron del vehículo, tenían unos uniformes curiosos cuánto menos, parecían pertenecer a una empresa, sin embargo la oscuridad de la noche dificultaba el ver de cual exactamente, aquellas 4 personas empezaron a tomar los restos tirados de los zombies y a subirlos a la camioneta, su coordinación y rapidez en su tarea daría entender a cualquiera que esto era algo que hacian con relativa frecuencia.
Todo aquello era visto desde una pantalla por el zombie más inteligente de todos, por no decir el único, sin embargo este no parecía prestar demasiada atención a la situación que presenciaba, era algo sin importancia para él -Los caraconos demostraron ser más efectivos de lo que yo esperaba, aunque ese tipo consiguió defenderse está vez me está siendo muy útil para probar mis próximas estrategias...je ¡El pobre tonto ni siquiera tiene idea de que está siendo usado como conejillo de indias!- el zombie tomó una de sus tan preciadas y deliciosas "Popsmarts" y le dió un gran mordisco -Una vez que me haya asegurado de que mis mejoras son eficientes empezaré a usarlas contra la gente de este estúpido sitio ¡Aprenderán a respetarme por las malas! ¿No estás de acuerdo Remolcador?...¿Remolcador? ¡DESPIERTA! -gritó a su secuaz quien había estado durmiendo durante toda el discurso de su jefe, este último suspiró de frustración.
Parecía ser que las cosas para Max no hacían más que ponerse cada vez más y más difíciles, quedaba en duda el si este sería capaz de afrontar todas las amenazas que se estaban presentando en su vida, cosa que incluso el mismo se preguntaba desde que llegó a Neighborville ¿Que le deparaba para el futuro? Solo el tiempo lo diría.