La vida no debe ser malgastada, es solo una. Aún y cuando has cometido errores, siempre puedes avanzar para redimirte.
—kaito
Miré los rollos que se formaban en mi estómago, una gran cantidad de carne sufría las estúpidas leyes de la gravedad. Sin ánimos de querer arreglar mi pelo y barba. Me puse mi suéter, y me despedí de mi madre, ella ni siquiera me miró. Tengo que ir a comprar el tomo de la novela ligera que estoy leyendo.
Miré a mis alrededores, observando a los niños que jugaban y se me quedaban viendo, mirandome de arriba a abajo, juzgandome. Malditos mocosos, los van a secuestrar por estar en la calle sin supervisión.
Entré a la tienda mientras observaba a la bella señora que atiende, ojalá ser guapo… así conseguiría mujeres fácilmente y no tendría que conformarme con masturbarme con porno en linea.
Mientras veía las novelas ligeras del estante, el sonido de la puerta abriéndose me llamó la atención, un grupo de adolescentes habían entrado, riéndose a mares. Vaya que debe ser difícil atender este tipo de lugares conviviendo siempre con la gente todos los días. Yo sólo trabajé como call Center unos días para luego ser despedido por darles una lección a los señores estúpidos que llaman y se desquitan conmigo.
Me acerqué a la señora para pagar. Escuché los murmullos detrás de mí.
—ese gordo vive cerca de mi, solo se la pasa viendo un vago.
—lo sé, ¿Por qué sigue mostrándose? ¿No le da pena su apariencia?
Sé que soy algo feo, pero, ¿Por qué hablan así de mi? Solo déjenme vivir y ser yo… no estoy en mi casa para que me reprochen cosas. ¿Debería confrontarlos? Si, debo confrontarlos.
Me dije a mi mismo, intentando voltear mi cara para afrontarlos visualmente. Pero mi cuello parecía tener su propia vida.
¿Cómo es posible que un señor como yo tenga miedo de unos adolescentes? Dios, simplemente me iré, fingiré que no escuché nada.
Pagué el tomo, y me dispuse a irme. Con una inseguridad de que se siguieran burlando.
Soy un tonto, un débil y temeroso fracasado de mierda que no pudo ni siquiera dirigirle una palabra a alguien que le falta el respeto…
Criticandome a mi mismo, regresé a mi casa. El sol ya se había puesto, dejando a salir la luna iluminando las calle con su tenue luz. Mi madre estaba en la puerta, esperándome, con una ceña fruncida.
—¿Qué pasá mamá? —pregunté, con cierta despreocupación.
—tu sabes que pasa, has agarrado dinero que no es tuyo.
—¿Qué tiene? Recuerda que te dí el dinero que gane cuando estuve trabajando.
—¡Kaito! ¡Tu sabés que estamos mal de dinero, ese dinero que gastaste era para la escuela de tu hermana! —gritó mi madre, intimidandomé y haciéndome arrepentirme.
—lo siento… no sabía eso, perdóname.
—nada de perdón, ya han sido varias veces. ¡Kaito madura ya! Tienes 35 años por dios, ya no eres un niño, yo necesito a un hombre que se disponga a trabajar y ayudar a su madre…
— si padre no hubiera sido tan tonto…
—¡No menciones a tu padre en esto! Él hizo todo eso para darte una mejor vida, y tú simplemente lo desaprovechaste, convirtiéndote en un fracasado que no sale de casa. — Mi madre tenía sus ojos frustrados, como si todo lo malo de su vida fueran mi culpa. Y su voz estaba quebrada, seguro se preguntaba. "¿como aquel hijo inteligente y trabajador se convirtió en un bueno para nada?". —¡solo, vete a tu cuarto! No quiero verte ahora mismo.
Pasé por el lado de ella, con un semblante deprimido. Ella tenía razón… subí a mi cuarto, con la esperanza de distraerme al menos leyendo mushoku tensei. Su protagonista se parecé un poco a mi.
Al abrir la primera página, sentado en mi escritorio. Una lágrima cayó en la fina hoja al recordar una frase que leí y me había inspirado.
"Estás de pie sobre un acantilado, Da un paso al frente y te vas a estrellar en el suelo debajo, o quédate donde estas y vas a sufrir las burlas constantes; la decisión es tuya."
—rudeus Greyrat
Es tan desgarrador leerlo. Supongo que puedo empezar a trabajar para ayudar a mi madre, y puedo correr para bajar de peso. ¡Si, puedo lograrlo! La vida no se cierra, y no se termina aún.
Pero cuando lo intenté, me ví visto por el golpe de la dura realidad. Recuerdo cuando corrí diariamente por un mes, y mis rodillas habían sido destruidas, no había bajado nada de peso. ¿Es acaso que lo hice mal? ¿O es que no estoy destinado a eso? Estoy harto, siempre que intento hacer algo nada sale como quiero. Quiero ser mejor…
Mi corazón me duele un poco, como si los sentimientos encontrados se hubieran concentrado en un fino cuchillo, y esté ensartado en él. Tal vez es por mi alto porcentaje de grasa, soy un puerco, solo como, duermo y se repite.
Me gustaría reencarnar en otro mundo, como esas novelas ligeras que he leído. Me gustaría tener otra oportunidad, me gustaría empezar de cero. Pero dejaría a mi madre de lado… no importa, solo soy una carga para ella, creo que ella estaría mejor sin mi…
Con el dolor en el pecho aumentando, decidí dormirme. Con la esperanza de dormir y no despertar, desaparecer, ser tragado por la tierra y convertirme en composta para los árboles…
Cuando desperté, me encontré con qué mi deseo fue hecho realidad. Para bien o para mal.
Abrí los ojos con un frío inimaginable, estaba desnudo, boca arriba, con la espalda sufriendo por algún motivo. Lo primero que ví, fue las nubes negruzcas, el frío provenía de las grandes corrientes de aire que hacían mover mi pelo.
Me levanté con dificultad, estaba sobre lo que parecía ser una montaña desierta. Algunos rayos caían en el horizonte. No sabía que hacer, naturalmente, yo debería estar en mi habitat: dentro de mi cuarto, pudriendome mientras me masturbo o algo parecido. Pero está vez me levanté en una montaña, no lograba entender cómo había podido despertar aquí.
¿ Es siquiera mi país?