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Chapter 2 - Capitulo 2:Otro mundo.

Suponiendo que estoy en Japón, debo estar en alguna montaña del país, con trabajo, puedo volver a mi hogar.

Lo primero que hice fue intentar encontrar refugio, el frío me resfriara sí no encuentro un lugar para protegerme. Estaba en la cima de la montaña, bajé de ella con dificultad, había niebla que dificulta ver más abajo de la montaña, como si estuviera en medio de las nubes.

Fue ahí cuando descubrí algo.

Bajando de la montaña con mis pies descalzos, parte del peñasco que estaba debajo de mi cedió ante la fuerza, haciéndome caer a el vacío.

¿Acaso voy a morir así? Joder, me gustaría haber vivido mejor.

El viento resoplaba mientras caía, solo pude imaginar el sonido de mi cuerpo chocando contra el suelo y los huesos destrozados. Cuando sentí el impacto, todo se puso negro.

Desperté de nuevo.

¿Es acaso que imaginé todo?

Pensé en mis adentros, la neblina que cubría la montaña estaba encima de mi. El dolor era insufrible, mi columna vertebral seguro estaba hecha trizas.

¿Por qué estoy vivo? No había probabilidad de sobrevivir.

Aunque tenía un profundo dolor en la espalda, no estaba muerto. Podía peñnsar y respirar. No supe explicarlo.

No sabía cómo sobreviví, ¿Es acaso que estoy en una especie de purgatorio? No, no, no, ¡No! Sé que he sido una mala persona, ¡Pero no para estar toda mi existencia en el infierno o alguna cosa así!

Me obligué a calmarme, mientras respiraba agitadamente, pensé en la posibilidad de esto. Para empezar, lo más probable es que haya muerto por el dolor del corazón que sentía. Luego, aparecí aquí, no tengo idea de que es esto. ¿Puede que sea más una especie de otro mundo? Cómo las novelas que había leído, un isekai, eso es.

No puedo responder mis preguntas con la información actual que tengo, necesito indagar más en este lugar. Y sobre la muerte… ¿Será acaso que tengo una especie de habilidad de resurrección? Algo como Subaru Natsuki de re: Zero.

Descarté la idea, no aparecí de nuevo en la cima, si no que reviví en la zona donde caí. Aún así era una excelente habilidad, solo me quedaría indagar más en la zona.

Me levanté con dificultad, el dolor de la caída seguía latente. Con cada respiración, sentía como mi columna vertebral dolía. Observé el lugar de mi caída, había sangre por montones, lo suficiente como para que me hubiera muerto desangrado.

La tierra estaba agrietada, tenía un color marrón oscuro. Era una llanura plana, con algunas ramas secas. Caminé por el valle, intentando encontrar algo de civilización. Tenía que encontrar más información para determinar en dónde estaba.

Me haría bastante ilusión estar en otro mundo, ¡Mi vida sería un isekai!

Mi pensamiento fue interrumpido por mi sentido del oído que escuchó algo. Una especie de sonido de bicho. Giré a mis alrededores buscando alguna posible amenaza.

Solté un gemido cuando algo se avalanzó contra mi detrás de mi espalda. Los sonidos de bicho se intensificaron, traté de ver lo que me había sometido, pero sus patas se crustaron en mis costados. Mi visión se tornó borrosa, y cada centímetro de mis venas se sentían inundadas por un extraño líquido, sentía como si fueran a explotar.

Siendo sometido por lo que parecía una araña gigante venenosa, morí por segunda vez.

Las gotas de lluvia me despertaron, había muerto estúpidamente de nuevo. Mi teoría había sido confirmada, podía revivir de nuevo cuando moría. Aún que no sabía cómo funcionaba y que limitantes había, estaba claro que al menos no estaba en mi mundo.

Demonios, entonces realmente morí de...

¿¿De?? Siento que sabía cómo morí, pero, no logro recordarlo. Supongo que si no lo recuerdo no es importante.

Seguí caminando, ahora con más cautela.

Sin rumbo, sin objetivos.

Me abruma saber que ya no podré ver a mi madre de nuevo, creo que es lo mejor... Al final, yo siempre he sido una carga para ella.

Mi estómago gruñió, no estaba conciente del hambre que sentía. Hasta que me golpeó como un martillo.

Mierda, debería buscar algo de comer.

Podría intentar cazar algo, pero el único animal que he visto es ese extraño bicho que me ha matado. No creo ser capaz de correr por mucho tiempo para perseguir mi presa.

Había una división en el horizonte, un bosque color carmesí desentonaba con el descolorido desierto en el que estaba. Pasé por ahí, esperando que hubiera alguna cosa que comer.

Los sonidos de fondo me recordaron a los pájaros. A comparación del silencio y el goteo de la lluvia. Me relaja más saber que hay vida por aquí.

Tal vez podría cazar uno de esos pájaros...

Una rama se quebró, me voltié para ver a el causante... ¡Un lindo conejito blanco! Con la diferencia de que tiene los ojos rojos, una cola negra, y dos cabezas.

Es mi momento de lucirme como cazador.

Me acerqué, dando un paso cada que el conejo pestañeaba. Lentamente, intentando que no huyera. El conejo giraba la cabeza, curioso de mi.

Tercera muerte

El conejo se avalanzó contra mi. Mordiendome el cuello, forcejié con él intentando quitarmelo de encima. La sangre brotaba de mi cuello a mares, y un pedazo de carne gigante había sido arrancado.

Mientras mi vista se veía borrosa, el conejo se iba alejando. La sangre caía a cascadas desde mi boca.

Desperté de nuevo, está vez en el bosque, una fuerte tormenta de arena me azotó apenas me levanté. Transportaba cantidades tan vertiginosas de tierra que solo podría pensar que está moviendo el desierto entero.

Todavía tengo hambre...

Pensé mientras me gruñía el estómago, la cantidad de grasa corporal de mi cuerpo había disminuido increíblemente. Ahora tenía el peso adecuado para mí estatura, era una noticia que me agradaría si estuviera en mi antiguo mundo.

Mientras caminaba intentando refugiarme en algún lado de la tormenta, mi pie pisó algo blando y húmedo, ¡Era el conejo que me mató! Estaba muerto, por alguna razón.

¡Es hora de comer jejeje!

En teoría debería cocinarlo primero, pero...

No sé prender una llama...

Me dispusé a buscar algunas piedras y ramas, eso hacían en las películas y videos de supervivencia. Estampé las dos piedras intentando hacer surgir una flama que me ayudara a cocinar, sin exito alguno.

Solo me quedan las ramas...

Naturalmente intenté frotar las ramas como me imaginaba que se debía hacer, pero solo quedaba algo claro.

Soy un inútil, no sé hacer fuego.

El estómago demandaba comida gruñendo como un perro rabioso cada vez más y más. ¿Qué tal si puedo morir de verdad por ingerir alimentos? Por otro lado, no quiero comer carne cruda...

Estuve meditandolo por varios minutos, pero me surgió un dolor de estómago severo, no pienso sufrir más si tengo la comida... No debo ser quisquilloso.

Sentí el pelaje rasposo de el conejo, no tenía nada para despellejarlo. Mis dientes dolían, apenas pude arrancar una pequeña parte de carne, mi boca estaba llena de sangre, tenía un sabor metálico, frío, duro de masticar.

Nunca había probado conejo, ¿Por qué tuvo que ser así?

Mientras mi boca se llenaba de carne cruda y sangre, algunas lágrimas caían sobre mis mejillas...