Habiendo evaluado su propia fuerza aproximada, Ling Xiao sintió que ya había superado a sus pares por un margen considerable.
Sin embargo, recordando la existencia de individuos como el General Jiu Yue y Dai Yuling, era muy consciente de que no podía permitirse ser complaciente.
Por supuesto, dicho eso, cuando uno se enfrenta a un estancamiento en la cultivación, también es bueno tomarse un descanso y despejar la mente.
Justo cuando salía de la sala de práctica, Leng Mei se le acercó.
—Joven Maestro, la señorita Yi Xue sigue en reclusión. También, hay una noticia circulando dentro del Campamento Dragón Oculto que quizás desee saber —dijo Leng Mei.
—¿Ah? ¿Qué noticia? —preguntó Ling Xiao.
