—¡No!
Meng gritó agonizante mientras su cuerpo, junto con la Espada Gigante, era lanzado por los aires, desmoronándose completamente en el aire, haciéndose añicos.
Cortes se abrieron por todo el cuerpo de Meng, y de su boca no cesaba de brotar sangre.
—¡Alma Marcial! ¡Y no solo una Alma Marcial!
En este momento, Meng estaba lleno de remordimientos. Si hubiera tenido su Espíritu Heroico de Espada Gigante, no habría sufrido tal pérdida esta vez.
Pero neciamente envió sus Espíritus Heroicos a tratar con otra persona, resultando en la tragedia que ahora enfrentaba.
¡Había subestimado demasiado a su enemigo!
¡De verdad, lo había subestimado demasiado!
Pero, ¿cómo podía ser este chico tan fuerte? ¿Cómo podía tener tres Almas Marciales Rotas?
No, ¡eso no es correcto!
Entre ellas, debe haber al menos un Alma Completa, ¡una Alma Marcial completa!
De lo contrario, era imposible que la fuerza fuera tan abrumadora.
