—Eso está bien; cuando llegue el momento, el señor Yi Xue se enfrentará a uno de los Maestros Marciales, y yo me ocuparé del otro. Sin embargo, los Artistas Marciales restantes serán tu responsabilidad —Ling Xiao expuso su plan.
—Es factible, pero nuestras posibilidades de victoria no son grandes —Yin Ran frunció el ceño y dijo.
—Hermano Yin, confía en mí, es la decisión correcta. Esos veinte Artistas Marciales se dividen en tres grupos dentro de la fábrica. Esto significa que, siempre y cuando planifiquemos bien, nunca nos enfrentaremos a más de diez a la vez, y es incluso posible que para cuando hayamos matado a los otros, esos dos Maestros Marciales ni siquiera hayan reaccionado —Ling Xiao explicó.
Al oír esto, Yin Ran se calmó gradualmente.
De hecho, los cuatro todavía no habían sido descubiertos, y ahora que era de noche, ciertamente podían elegir sus combates.
