—Nos estamos acercando a la Capital Baiyun—Ciudad de Yunkong. —comentó.
El carruaje era realmente lento; no fue hasta dos días más tarde que Lin Ze señaló hacia un punto del tamaño de una mosca en la distancia y habló.
—Ling Xiao miró en esa dirección y vio, tal como era, una vasta llanura despejada, con solo ese minúsculo punto más allá que parecía estar bloqueado por dos grandes montañas, creando un estrecho pasaje. —narró.
—Era, de hecho, un lugar fácil de defender y difícil de atacar. —añadió.
—A los ojos de los demás, todo esto era solo un punto borroso. —expresó.
—Sin embargo, en los ojos de Ling Xiao, la situación era marcadamente diferente. —indicó.
Bajo el estado de Entrada del Alma, el paisaje distante parecía agrandarse instantáneamente.
Las dos montañas imponentes y majestuosas se volvieron aún más claras.
En la cima de ambas montañas, había instalaciones defensivas, y cerca del paso montañoso, había tropas estacionadas.
