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—De todos modos, los sentimientos ahora son bastante ambiguos —dijo—, así que realmente no necesitas luchar para encontrar consuelo...
La música suave seguía sonando en mis oídos.
El sol de la tarde se había vuelto un poco sofocante, ya no como el gentil consuelo de los últimos días.
¡Los interminables edificios altos daban la sensación de oscurecer el cielo, y los peatones en las calles raramente vestían ya ropa de otoño; la disminución de tela en sus cuerpos confirmando la llegada del verano!
En un lugar cerca de la ventana de la cafetería, un joven con gafas doradas sin marco tecleaba rápidamente en su portátil.
Diferente a su solitaria sencillez de hace unos días, la eterna indumentaria similar a una alfombra que vestía el joven había sido remplazada por prendas sin marca pero costosas, la suave y fina calidad del tejido haciéndolas completamente distintas a los materiales ordinarios; la pieza entera de ropa no mostraba costuras, cada detalle perfeccionado al máximo.
