LUNA
Fiel a las sospechas de Yaren, en el callejón, una pequeña figura encapuchada estaba esperando al cuentacuentos.
—Bien hecho —dijo la voz de una joven, lanzando al hombre una bolsa llena de monedas que él atrapó fácilmente.
—Transmite mi gratitud a ella —el hombre dijo sombríamente, sacando una capa de su bolsa que se puso rápidamente.
¿Ella?
Yaren los observaba, oculto en las sombras. No era muy inteligente, pero ¿quién en la Tierra haría que alguien preparara algo que beneficiara a Daemon? Su organización secreta en la capital no tenía tales órdenes, a Daemon le disgustaban esas tonterías sobre la reencarnación y el resto de las sandeces.
Y sin embargo, en las calles de Bolem, un cuentacuentos estaba declarando a un príncipe desterrado como el Gran Bestia Lobo; un dios que se decía era el origen mismo de todos los hombres lobo.
