—¿Apenas? —Las expresiones en los rostros de los dos directores y el alcalde se hicieron aún más extrañas—. ¿Realmente creía que 50 mil millones no eran suficientes?
Pero, ¿cómo podrían saber que esos 50 mil millones eran justo lo suficiente para el presupuesto mensual de Zhang Menglong, y que al mes siguiente tendría que empezar a buscar proyectos en los que gastar el dinero de nuevo? Días así de verdad son agotadores.
—Alcalde Zhu, ¿tienen algún tipo de proyecto que pueda gastar consistentemente unos cuantos diez mil millones cada mes? No importa si genera retornos, lo principal es que quiero hacer una contribución a mi ciudad natal —preguntó de nuevo Zhang Menglong.
—Esto... ¡en realidad no hay! —dijo el Alcalde Zhu impotentemente. Antes, él corría por ahí por solo un poco de financiación, y ahora, con un Dios de la Riqueza aquí, en realidad no podía encontrar dónde gastar el dinero. ¿Podría haber algo más frustrante en el mundo?