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—¿Entregarlos al estado? ¿Estás seguro? —dijo Han Jinyu. Aunque no sabía exactamente lo que Zhang Menglong había conseguido, ya que era algo que podría aparecer en una subasta, debía ser extremadamente valioso, probablemente valga varios millones, si no decenas de millones de Dólares estadounidenses.
—Por supuesto —dijo Zhang Menglong con rectitud—. Acabo de convertirme en un orgulloso miembro del Partido este año. ¡Es mi deber ineludible hacer lo que pueda por el país ahora que tengo esta energía!
—Pero te das cuenta de que incluso si encuentras los más valiosos tesoros culturales, según nuestras leyes nacionales de protección de reliquias culturales, podrías no recibir ninguna compensación. A lo sumo, recibirás una bandera de honor —Han Jinyu no esperaba que Zhang Menglong se guardara las reliquias para sí mismo, pero después de todo, había gastado una gran cantidad de dinero para recomprarlas.
