—¿Baile de tubo? ¡Jajaja! ¡Genial! —exclamó uno con entusiasmo.
—¡Jajaja, consíganme una máscara de oxígeno! ¿En qué estabas pensando? ¿Qué clase de perversidades tienes en la cabeza? —otro siguió la broma.
—¡Me estoy muriendo de la risa aquí! ¡Zhang, eres un genio! —comentó otro, entre carcajadas.
Cuando Zhang Menglong habló, una ola de risas se desató a su alrededor. Después de todo, Murray era un investigador superior, y en el Reino de Frankfurt, su estatus social era casi equivalente al de ser el segundo al mando de una ciudad.
¡Y Zhang Menglong quería que tal persona hiciera un baile de tubo a la vista de todos!
¡Esta era la Oficina de Investigación, por el amor de Dios! ¡Un lugar decente! No es una sala de baile o un bar; ¿de dónde iban a sacar un tubo para que él bailara?
