—El tiempo pasaba segundo a segundo —y Zhang Menglong yacía en el sofá como si nada estuviera mal, comiendo y bebiendo como de costumbre, mientras Lu Yiyao lo miraba con una expresión preocupada. La novia de Wang Ling había ido a cambiarse de ropa, mientras Wang Ling mismo yacía extendido en la ventana, murmurando algo para sus adentros.
—¿Qué estás haciendo, come algo, qué puedes ver pegándote contra la ventana? ¿Buscando a Dios? —Zhang Menglong agarró una uva y se la arrojó a la cabeza de Wang Ling.
—¡¿Qué estás haciendo! Podríamos ser derribados en cualquier momento y tú aún jugueteas! ¿Por qué no estás preocupado? —Wang Ling sentía que Zhang Menglong estaba tratando sus vidas como una broma.
—Eso es porque estoy completamente seguro —dijo Zhang Menglong—. ¿Cuándo me has visto en desventaja? Solo un par de jets de combate, ¿de qué hay que tener miedo? Te lo dije, alguien vendrá a detenerlo pronto...
