—¿Qué sigue haciendo aquí, Miss Dai? ¿Planea unirse a nosotros para el almuerzo? —dijo Zhang Menglong con un tono burlón—. Y el resto de ustedes, alguien los llevará al aeropuerto más tarde, por favor, empacar sus cosas.
—Oh, y sobre el baño de leche, cuando vuelvan, pueden ducharse como quieran, no hay necesidad de agradecerme. Por cierto, esos 60 millones, según el acuerdo, por favor devuélvanlos a la cuenta de la producción dentro de una semana.
—¡Director Zhang, te arrepentirás de esto! —Dai Qingying se mordió el labio violentamente, con sus conexiones y red, pedir prestado algo de dinero para pagar no sería demasiado difícil.