—¡Presidente, el señor Zhang Menglong está aquí! —exclamó alguien.
—¡Por fin ha llegado, rápido, ve a preparar té! —dijo el presidente arreglándose apresuradamente la ropa, demostrando la misma solenmidad que reservaba solo para encuentros con líderes provinciales y nacionales.
—Entonces, ¿debe ser usted el Presidente Xu? He oído mucho sobre usted. Con solo mirarlo puedo decir que es un intelectual —comentó Zhang Menglong, aunque en realidad no sabía que el apellido del presidente de la Universidad de Gusu era Xu, pero la cortesía era necesaria.
—Señor Zhang, es usted mucho más joven de lo que esperaba —dijo el Presidente Xu mientras estrechaba la mano de Zhang Menglong—. Venga, por favor, tome asiento.
—Presidente Xu, no necesita llamarme señor Zhang. Soy como mucho un junior para usted; bastaría con llamarme Xiao Zhang.
—Está bien, Xiao Zhang, entonces no me andaré con ceremonias —respondió el Presidente Xu con el rostro radiante.