—Señor Zhang, ¿a qué se refiere con eso? —el oficial frunció el ceño, percibiendo un mensaje subyacente en las palabras de Zhang Menglong.
—Oficial, ¿puedo hacerle una pregunta?
—Por supuesto, adelante, señor Zhang.
—Si usted fuera millonario—no, si fuera multimillonario, ¿haría algo por un soborno de 100,000 yuanes que podría llevarlo a la cárcel?
—Jajaja, ¡claro que no! —el oficial se rió—. Una persona con activos de miles de millones no arriesgaría todo por 100,000 yuanes, eso simplemente significaría que están locos.
—Ya ve, una persona normal no haría tal cosa. ¿No le parece muy sospechoso? —dijo Zhang Menglong.
—Ciertamente, si un multimillonario hiciera tal cosa, en verdad valdría la pena investigarlo profundamente —dijo el oficial—. Pero señor Zhang, su compañero de habitación es solo un estudiante de una familia ordinaria, y según nuestra investigación, 100,000 yuanes no es una pequeña cantidad para él.
