Qi Hao y su padre, el Gran Anciano del Salón de Caza de Dragones, observaron cómo el Tercer Hijo se marchaba, sumiéndose en la desesperación sin fin.
Aparte de este par de padre e hijo, la cara de Xuanyuan Madman también se tornó pálida como la muerte en ese momento.
Posteriormente, Xuanyuan Madman comenzó a retroceder lentamente, esperando escapar.
Long Chen, sin desviar la mirada, habló con indiferencia:
—Viejo, ¿a dónde intentas ir? ¿Crees que puedes escapar?
Con solo una frase ligera, los pasos de Xuanyuan Madman se congelaron instantáneamente.
—Vuelve —dijo Long Chen con calma.
Xuanyuan Madman se giró rígidamente, dando pasos pesados, uno tras otro, hasta que estuvo cerca.
Long Chen miró a Xuanyuan Madman y preguntó:
—Cuando me apuñalaste en ese entonces, casi quitándome la vida, ¿alguna vez consideraste que yo regresaría?
Thump.
Xuanyuan Madman inmediatamente se arrodilló y suplicó por misericordia:
