Desde los confines más occidentales de la Montaña de los Diez Mil Bestias, si uno viajara trescientos li hacia el oeste, se encontraría con una cadena continua de picos montañosos, velada por un mar de nubes.
Dentro de estos picos envueltos en nubes, se erigían palacios majestuosos, y debajo de ellos yacían moradas de cuevas misteriosas.
Si un discípulo de una secta en la región oriental del Reino del Viento Celestial presenciara este mar de nubes y montañas, seguramente reconocería que es el lugar de residencia de la Secta Taixuan, la secta de mayor rango entre las treinta y seis sectas de toda la región oriental del reino.
En este momento, en la gran plaza del portón montañoso de la Secta Taixuan, miles de figuras estaban sentadas y cultivando. Todos ellos eran un grupo de jóvenes hombres y mujeres algo ingenuos.
Después de cultivar por un tiempo, muchos de estos jóvenes hombres y mujeres abrían sigilosamente los ojos y miraban hacia la plataforma alta de la gran plaza.
En la plataforma alta de la gran plaza, una joven vestida con prendas azul claro se sentaba en meditación silenciosa, con los ojos cerrados.
Era una chica excepcionalmente hermosa, no tenía más de dieciséis o diecisiete años, y aún así poseía un rostro que podría traer desastres, delicado y encantador. Sus suaves cejas eran como un par de lunas crecientes, y debajo de ellas estaban sus ojos gentilmente cerrados y largas pestañas, cautivadoramente hermosas. Su piel blanca como la nieve, su nariz respingada, sus labios rosados y esos pequeños hoyuelos cuando sonreía, todo emanaba una belleza fascinante.
Si Ye Chen viera a esta joven, sin duda la reconocería como Jiang Yao, la prodigio que era adorada por innumerables jóvenes discípulos de la Secta Qingyun y había entrado en el Reino del Mar del Espíritu a la tierna edad de dieciséis años, la mayor talentosa entre las treinta y seis sectas.
Las miradas de los jóvenes hombres y mujeres en la gran plaza que miraban sigilosamente hacia la plataforma alta estaban todas fijas en la joven allí.
Admiración, emoción y reverencia llenaban sus ojos.
—Jiang Yao hermana mayor, ¡no puedo creer que seas tú quien supervise nuestra cultivación en la gran plaza esta vez!
—La hermana mayor Jiang Yao es la joven más poderosa en el Reino del Mar del Espíritu de nuestra Secta Taixuan; ¡entró en este reino a la edad de tan solo diecisiete años!
—Escuché que cuando la hermana mayor Jiang Yao tenía catorce años, ya había alcanzado el décimo nivel de Qi Verdadero. Yo tengo catorce este año y solo estoy en el quinto nivel de Qi Verdadero, muy por detrás de ella.
—No solo la hermana mayor Jiang Yao tiene un talento inigualable, ¡sino que su belleza también es impresionante!
Los jóvenes hombres y mujeres cuchicheaban entre ellos, sin embargo, de repente, Jiang Yao, que estaba sentada en la plataforma alta, abrió los ojos de su meditación.
Los jóvenes hombres y mujeres en la gran plaza que echaban miradas furtivas a Jiang Yao se sobresaltaron, temiendo que su falta de enfoque en la cultivación hubiera sido notada, y rápidamente cerraron los ojos para reanudar su práctica. Lo que no sabían era que el momento en que Jiang Yao abrió los ojos fue justo cuando Ye Chen fue atrapado por el fantasma de cien zhang de altura de un mono gigante de tres ojos.
Al abrir Jiang Yao los ojos, miró en dirección a la Montaña de los Diez Mil Bestias, y al mismo momento, un breve destello de un patrón de loto azul en su frente justo apareció y luego desapareció.
—¿Otra persona ha entrado en la 'Morada de la Cueva del Loto Milenario'? Aunque muchos han entrado en estos tres años, lamentablemente, ninguno ha logrado pasar la prueba del 'Dao del Fuego y del Agua' dentro de la morada de la cueva.
—¿Cuándo encontraré un compañero con quien explorar el santuario interior de la Morada de la Cueva del Loto Milenario?
Jiang Yao murmuró para sí misma, mordiéndose suavemente el labio.
Tras un momento de duda, extendió la mano, lanzando un talismán desde su palma, que se transformó en un rayo de llamas y voló hacia las profundidades de la Secta Taixuan.
—Observando cómo la llama se alejaba, Jiang Yao se levantó de su postura meditativa —Quizá un viaje a la Montaña de los Diez Mil Bestias esté en orden. Tal vez esta vez, la persona que entre en la Morada de la Cueva del Loto Milenario se convertirá en mi futuro compañero.
Al levantarse, su cabello azul en cascada caía libremente alrededor de ella, y la brisa ligera jugaba con los mechones individuales en una danza delicada, creando un encanto indescriptible.
Poco después de que Jiang Yao se levantara, un místico halcón blanco voló desde las profundidades de la Secta Taixuan, finalmente posándose en la plataforma alta, al lado de Jiang Yao.
—Hermana mayor Jiang Yao, Chan'er ha sido llamada, ¿qué instrucciones tienes? —preguntó una chica portadora de una espada de unos doce o trece años con indumentaria blanca, que saltó del halcón y corrió hacia Jiang Yao.
—Chan'er, tú supervisarás su cultivación aquí por mí. Necesito salir un rato —respondió Jiang Yao mirando a la chica portadora de la espada y sonriendo ligeramente.
—¡Por supuesto! —La chica portadora de la espada asintió entusiasmada, y luego miró curiosamente a Jiang Yao—. Hermana, ¿a dónde vas?
—A la Montaña de los Diez Mil Bestias —habló suavemente Jiang Yao.
...
Tras un breve mareo, la conciencia de Ye Chen volvió a la claridad.
Al levantar la vista, se dio cuenta de que estaba dentro de una inmensa morada de cueva, cientos de zhang de altura y más de cien zhang de ancho.
—¿Dónde estoy? —inquirió Ye Chen.
—¿Podría ser esta la "Morada de la Cueva del Loto Milenario" que esa voz mencionó? —reflexionó Ye Chen recordando la súbita voz que le dijo que había ganado el derecho de entrar a la "Morada de la Cueva del Loto Milenario", luego había sido atrapado por la gigantesca palma de un monstruoso fantasma de un mono gigante de tres ojos y cien zhang de altura.
Cuando volvió en sí, se encontró en esta vasta morada de la cueva.
—Correcto, este lugar es la "Morada de la Cueva del Loto Milenario—exclamó una voz como trueno de repente dentro de la morada de la cueva, y Ye Chen miró hacia la fuente de la voz, solo para ver a un inmenso mono de fuego de cien zhang de altura aparecer de repente y comenzar a hablar.
Este inmenso mono de fuego, con pelaje ardiente como llamas y un tercer ojo en su frente, era sorprendentemente similar al fantasma del mono gigante de tres ojos que había atrapado a Ye Chen, excepto que el primero era un fantasma mientras que el último era muy real.
—¿Tú... tú puedes hablar? —Ye Chen estaba asombrado de que el mono gigante de fuego tuviera una altura de cien zhang, y su capacidad de hablar como un humano aumentaba su asombro.
Este mono de cien zhang de altura que hablaba y esta abrupta llegada a una morada de cueva desconocida, todo contribuía al sentido de misterio profundo de Ye Chen.