—Princesa, mira su cara... jajaja... —se burló una de ellas.
—Sin tener piedras de maná, intentó competir con nosotros, ¡qué risible! —añadió otra sarcásticamente.
Las Chicas del Castillo de Hielo comenzaron a hacer comentarios sarcásticos mientras reían a carcajadas en tono burlón. Una sonrisa orgullosa también se dibujó en los labios de Eila mientras observaba la situación de impotencia de Kent.
Agitando la cabeza, Kent se volvió hacia Kavi, el Kirin de Fuego, para explicarle su situación financiera. Pero tras ver su cara de lástima, no le salían las palabras de la boca a Kent.
Dejando de lado su orgullo, Kent sacó un frasco de vidrio de su pulsera de almacenamiento y lo colocó delante de la mujer corpulenta. —Este es el antídoto para el insecto con cuernos de nueve colas. Puede verificarlo con quien sea. Definitivamente puedo tratar su condición. Por favor, considere mi oferta —pidió Kent de manera solicitante.