Fuera de la puerta de entrada de la secta del Sol Eterno...
Maya, quien se cubrió la cara, está saludando con la mano en despedida a Kent. Le recordó que no olvide el ritual del dios del veneno en su secta, que va a ocurrir en este día lunar.
Después de despedir a Maya, Kent giró y aceleró por el camino en su Kirin de Fuego. Mientras avanzaba, Kent vio a varios discípulos del Pico del Sol Ardiente que le hacían gestos de muerte con miradas burlonas. Kent simplemente los ignoró como basura y avanzó.
Como no pudo encontrarse con el maestro del pico del sol naciente, Porus, durante el día, Kent regresó a su residencia.
—Realmente me pregunto cómo estará Gordo. Todo será genial si gano esta guerra y lo ayudo a subir de rango en el sindicato de apuestas —murmuró Kent mientras pensaba en su lucha, que está a solo seis horas de distancia.