—Cuando la fuerza alcanza su extremo, puede destruir completamente, independientemente de si es una Formación o algo más.
—Eh, hay una piedra aquí —una voz agradable de repente resonó, atrayendo la atención de todos.
Era una joven en un vestido verde, que aparentaba tener unos dieciséis o diecisiete años, con una apariencia muy ordinaria, sosteniendo una piedra blanca en su mano envuelta en un aura brumosa.
Al ver que todos miraban, exclamó sorprendida:
—Eh, ¡aquí también hay un agujero!
Con un chasquido, insertó la piedra en el agujero. ¡Boom! Un ruido fuerte resonó, seguido de un zumbido, y luego varias puertas de luz aparecieron en la plaza, nueve en total, cada una girando lentamente.
¡Portales!
Esta joven había activado la Formación sin intención.
La gente no lo encontraba extraordinario; fue una coincidencia que la chica tropezara con una piedra espiritual, luego la metiera en el centro de la Formación, activándola así.
Fue suerte.
