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Chapter 2 - Despertar

A la mañana siguiente, en una pequeña cabaña, los cántaros de las aves llenaba el silencio, mientras una pareja hacía sus labores en casa. Cerca de ellos, envuelto en una manta desgastada, yacía Feng Jun.Sus ojos se abrieron de golpe. Por un momento, todo lo que percibió fue la madera tosca del techo y el cántaros de las aves, pero luego una sensación extraña lo invadió, como si su propia existencia hubiera cambiado de forma irremediable. "¿Dónde estoy?" pensó. Intentó moverse, pero su cuerpo no respondía como debería. Miró sus manos, pequeñas e infantiles, y el pánico lo envolvió. Esto no era un sueño. Ni siquiera una ilusión. La realidad lo golpeó con fuerza. Había renacido. Fragmentos de su vida anterior inundaron su mente como destellos: un mundo lleno de tecnología, rutinas y una existencia ordinaria. Era un estudiante universitario —o eso recordaba—, atrapado en una vida monótona, donde sus días pasaban sin sobresaltos ni propósitos mayores. Pero esto... Esto era diferente. Un nombre surgió en su mente, claro y resonante: Feng Jun. No sabía de dónde venía, pero lo sentía como algo propio. Algo que debía recordar. "¿Qué demonios me ha pasado?" Lo único que recordaba era que estaba en medio de un examen de física. Sí, sentado frente a un montón de preguntas que no sabía cómo responder. Un escalofrío recorrió su pequeño cuerpo al recordar el sudor frío y el pánico que había sentido. "¿Morí por estrés? No, espera, eso sería demasiado ridículo." Mientras trataba de entender cómo había pasado de un examen de opción múltiple a un cuerpo diminuto envuelto en mantas raídas, algo suave y cálido se posó sobre su cara, tapándole por completo la visión. "¿Qué es esto?" trató de decir, pero solo salió un débil balbuceo. Un chillido agudo resonó cerca de él, y el peso desapareció. Cuando finalmente pudo ver, Lin Xiyue estaba frente a él, intentando atrapar lo que parecía ser... ¿Una gallina? "¡Ah, lo siento mucho, pequeño! Esta malcriada siempre se mete donde no debe," dijo mientras la atrapaba con movimientos rápidos, aunque no antes de que la gallina dejara un regalo sobre la manta de Feng Jun.Él observó la pequeña "ofrenda" con una expresión que habría sido de absoluto horror si su rostro infantil lo permitiera. "¿En serio? Renazco en otro mundo y lo primero que ocurre es que una gallina me encima. ¿No es esto un chiste demasiado cruel?", pensó mientras veía a Lin Xiyue correr apresuradamente a limpiarlo. Mirando las diminutas manos que ahora le pertenecían. Intentó moverlas y, para su consternación, los dedos se cerraron en un gesto torpe y descoordinado. "Genial, ahora soy una rosquilla rellena con la coordinación motriz de un fideo mojado." Mientras Feng Jun experimentaba con su pequeño cuerpo, Lin Xiyue regresó apresuradamente con una manta nueva y comenzó a cambiarlo con cuidado. Al envolverlo en la tela suave, algo en el borde de la manta llamó su atención. Un pequeño bordado, casi imperceptible, destacaba con hilo dorado. Con una expresión confusa, lo observó y, para su sorpresa, leyó: 'Feng Jun'. El nombre estaba bordado con tanta claridad y detalle que no dejó lugar a dudas. "Han, ven a ver esto", Lin Xiyue llamó a su esposo en voz alta, la puerta se abrió inmediatamente, Han Zhen se acercó, frunciendo el ceño al ver el nombre. Ambos se miraron con una mezcla de asombro y desconcierto. ¿Qué significado tenía esto? ¿Acaso era el verdadero nombre del niño? "Feng Jun...", murmuró Han Zhen, repitiendo el nombre en voz baja como si intentara comprender algo que no lograba entender. Pero justo cuando parecía que la atmósfera se sumía en la incertidumbre, un sonido ruidoso e inesperado rompió el silencio. El estómago de Feng Jun gruñó con fuerza, como si tuviera vida propia. Lin Xiyue se detuvo en seco, mirando al bebé con sorpresa, mientras Han Zhen soltaba una pequeña risa. "Parece que alguien tiene hambre", dijo Lin Xiyue, sonrojándose levemente. Se apresuró a levantar a Feng Jun con cuidado, sonriendo aliviada. Han Zhen, aún con una sonrisa en los labios, le dio una mirada divertida a su esposa. "Parece que no importa de dónde venga, este pequeño tiene las mismas necesidades que cualquier niño." Feng Jun, completamente ajeno a la situación, continuó emitiendo gruñidos de hambre, mientras la pareja se apresuraba a prepararle algo de comida. "Definitivamente no son mis padres verdaderos..." pensó Feng Jun, mientras procesaba lo que acababa de observar. "No sabían mi nombre hasta ver el bordado en la manta. Si fueran mi familia, no habrían reaccionado así. Pero entonces, ¿quién soy realmente? ¿Y por qué terminé aquí?" El desconcierto comenzó a transformarse en una mezcla de resignación y determinación. Aunque aún era un bebé en este mundo, su conciencia adulta seguía intacta, lo que le permitía analizar la situación con claridad. "Sea como sea, estos dos parecen amables. Por ahora, lo más inteligente será adaptarme y observar. No puedo hacer nada más hasta entender completamente este lugar." Mientras Feng Jun esperaba pacientemente y acurrucado en la manta. En la cocina de la pequeña cabaña sucede una situación incómoda. "Han, ¿qué hacemos? No puedo alimentarlo... Tú... ya sabes que no puedo..." murmuró Lin Xiyue con un tinte de tristeza en su voz. Han Zhen le dio una palmada tranquilizadora en el hombro. "No te preocupes, Xiyue. Sabemos cómo manejar esto, solo prepara las gachas; yo me encargaré del resto." Feng Jun, desde su perspectiva limitada, observaba cómo la pareja trabajaba en sincronía para prepararle algo de comida. La escena era sencilla, pero había algo reconfortante en la manera en que se movían. Poco después, Han Zhen apareció junto a Feng Jun con un cuenco pequeño lleno de gachas tibias. Sin embargo, no se inclinó simplemente para alimentarlo como lo haría cualquier padre con un bebé. En su lugar, extendió una mano sobre el cuenco, y un leve resplandor azul comenzó a emanar de su palma. Los ojos de Feng Jun se abrieron de par en par. "¿Qué está haciendo? ¿Es esto... ¿Magia? ¿O algo más?" pensó, incapaz de apartar la vista. Con un movimiento suave, Han Zhen agitó los dedos, y una pequeña porción de gachas se elevó del cuenco, como si tuviera vida propia. La masa líquida flotó lentamente hacia Feng Jun, formando una esfera perfecta que brillaba con una luz tenue. "Tranquilo, pequeño. Esto te hará bien," dijo Han Zhen con una sonrisa tranquila mientras guiaba la esfera directamente hacia la boca de Feng Jun.El impacto fue inmediato. Feng Jun sintió cómo la suave calidez de las gachas fluía por su garganta y llegaba a su estómago. Sin embargo, lo que realmente lo dejó atónito fue la sensación que lo acompañó: una corriente de energía pulsante, ligera pero inconfundible, como si su cuerpo estuviera siendo envuelto por un tenue resplandor desde el interior. "Esto... ¿esto es real? ¿Cómo es posible? ¿Qué tipo de mundo es este?" Intentó calmarse, pero su mente adulta no podía ignorar lo que acababa de presenciar. En su vida anterior, algo así no era solo improbable, era físicamente imposible. Han Zhen continuó alimentándolo de la misma manera, guiando cuidadosamente cada pequeña porción directamente a su estómago. Lin Xiyue, quien lo observaba desde un lado, suspiró aliviada. "Gracias, Han. Siempre sabes cómo arreglar las cosas", dijo ella con una sonrisa agradecida. Mientras tanto, Feng Jun, aunque agradecido por el alimento, no podía dejar de reflexionar. "¿Será que he renacido en un mundo de magia o cultivo? Si es así, ¿acaso traje conmigo alguna ventaja, como un sistema o habilidad especial, tal como ocurre en las novelas o los animes?" Finalmente, después de ser alimentado, Feng Jun soltó un suave bostezo. Su pequeño cuerpo, incapaz de resistir el agotamiento, cedió lentamente al sueño. Sus ojos, cada vez más pesados, se cerraron poco a poco, mientras una nube de dudas e incertidumbre se cernía sobre él antes de quedarse dormido.