Goku los guió hasta la dimensión donde ardía la Llama Eterna. Un vasto océano de fuego se extendía frente a ellos, y en el centro, un dragón imponente dormía.
"Ese es el guardián de la llama", explicó Goku. "Y no se dejará convencer fácilmente."
El dragón despertó al sentir su presencia. Rugió, haciendo temblar la tierra. La criatura exigió un duelo, y sin dudarlo, Goku se ofreció para enfrentarlo.
La batalla fue titánica. Goku, en su forma Ultra Instinto, se movía con una velocidad increíble, esquivando ataques de fuego y golpeando con precisión. Sin embargo, el dragón era un adversario formidable. Luffy y Kaneki no pudieron quedarse atrás y se unieron a la lucha.
Usando el Haki del Rey, Luffy logró distraer al dragón mientras Kaneki usaba su kagune para inmovilizarlo brevemente. Goku aprovechó el momento para dar el golpe final, ganándose el respeto del guardián.
La Llama Eterna fue suya, pero el costo fue alto. Goku quedó agotado, y las heridas de Luffy y Kaneki eran profundas.