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Chapter 2 - Capítulo 1:Estacion espacial Herta parte 1

Recuperé la conciencia, pero algo se sentía extraño. No podía moverme ni hablar. Mi vista estaba fija en la escena frente a mí como si fuera un espectador atrapado en una dimensión etérea.

(Espera… ¿esos son Kafka y Silver Wolf? Esto no puede estar pasando. ¡Conozco a estas personas demasiado bien!)

"Tiene su propio sistema de seguridad. Parece que, incluso para Herta, este estelaron no es una rareza común," comentó Silver Wolf, su tono carente de emoción, pero cargado de certeza.

Frente a mí estaba una joven de cabello plateado con puntas azuladas, vestida con un estilo que gritaba funcionalidad gamer. Sus ojos apenas se apartaban de una terminal mientras sus dedos se movían con precisión quirúrgica.

"¿Puedes conseguirlo?" preguntó Kafka con un aire casi teatral, como si estuviera disfrutando de una actuación que solo ella entendía.

Kafka, siempre inconfundible, con su cabello color vino tinto y esa chaqueta negra colgando de sus hombros como si fuera una reina del submundo. Su porte y voz irradiaban una mezcla perfecta de elegancia y peligro.

Silver Wolf soltó una risa breve y arrogante mientras seguía trabajando.

"Por supuesto. Ni siquiera esa 'genio' de Herta puede competir conmigo cuando se trata de hackear sistemas. Esto es pan comido."

"Bien. Entonces, cuento contigo para preparar el espectáculo."

Sin previo aviso, Kafka tomó algo que parecía una cápsula —¿eso era el estelaron?— y lo empujó hacia la terminal.

"El receptáculo está listo."

De repente, una figura comenzó a materializarse frente a ellas. Una chica de cabello gris cenizo apareció, con una expresión de desconcierto total. Era Stelle, la protagonista de Honkai Star Rail.

"¿Quién eres?" preguntó Stelle, su tono lleno de confusión y desconfianza.

Kafka hizo un puchero fingido, como si estuviera herida por la pregunta.

"Pensé que me recordarías."

Silver Wolf, con su típica indiferencia, soltó:

"Tal vez no eres tan importante como crees."

Kafka ignoró el comentario y se inclinó ligeramente hacia Stelle, mirándola directamente a los ojos. Su tono era suave, casi maternal, pero sus palabras estaban cargadas de un propósito claro.

"Escúchame: ahora mismo estás confundida. No sabes quién eres, ni por qué estás aquí, ni qué vas a hacer a continuación. Crees que te resulto familiar, pero no sabes si puedes confiar en mí. Sin embargo, nada de eso importa.

A partir de ahora, estarás sola en la estación espacial. No pienses más en tu pasado ni dudes de ti misma. Pronto te enfrentarás a peligros inimaginables, pero también vivirás experiencias maravillosas. Encontrarás compañeros que te tratarán como si fueras parte de su familia. Te embarcarás en aventuras increíbles con ellos.

Y, al final de tu viaje, todas las respuestas que buscas estarán frente a ti."

Stelle la miró fijamente, todavía intentando procesar sus palabras y despues se desmayo.

(¿Qué demonios está pasando aquí?)

Tras la salida de Kafka y Silver Wolf, el ambiente quedó en silencio, solo interrumpido por el leve zumbido de los equipos en la habitación. Fue entonces cuando mi sistema decidió activarse, desplegando un mensaje que flotaba frente a mí.

***

¿Confundido? Naturalmente. La transición entre mundos tiende a ser desorientadora para criaturas tan limitadas como tú. No te preocupes, estoy ajustando los parámetros de tu existencia en este universo. Ahora, sigue mis instrucciones: saca la Gnosis que obtuviste de Raiden Ei.

***

"¿Sacar la Gnosis? ¿Cómo se supone que haga eso?" murmuré, aunque en el fondo ya sabía que debía seguir las instrucciones. No es como si tuviera muchas opciones.

Suspiré, estiré la mano y, como si respondiera a un pensamiento instintivo, la Gnosis apareció flotando en mi palma. Su forma era elegante, emitiendo un suave brillo violeta que parecía tener vida propia. La esfera flotó lentamente hacia Stelle, quien yacía inconsciente en el suelo. Por un momento, parpadeó con una luz tenue cerca de ella antes de regresar a mi mano.

"Bueno, eso fue… raro," dije, intentando no pensar demasiado en lo que acababa de suceder.

El sistema volvió a desplegar otro mensaje.

***

Como último regalo de despedida, he ajustado un pequeño detalle: Stelle se sentirá segura cerca de ti y confiará en ti instintivamente. Tus Gnosis estarán conectadas y resonarán entre sí. En este universo, la Orden Celestial no tiene jurisdicción por lo que tus gnosis obtendrán la energía de los estelarones, por lo demás... arreglátelas con lo que viene. No esperes más ayuda de mi parte.

***

Después de leer el mensaje, la pantalla del sistema se apagó abruptamente, como si la diosa hubiera cortado la comunicación de forma deliberada.

(¿"Última ayuda"? Genial, no más manuales de instrucciones. Estoy oficialmente solo.)

En ese momento, una sensación extraña recorrió mi cuerpo. Como si mi esencia se solidificara, mi forma comenzó a materializarse en la habitación. Un parpadeo, un resplandor, y de repente ya no estaba en ese estado astral; ahora estaba físicamente presente.

Sin tener claro qué hacer a continuación, me acerqué a donde Stelle yacía inconsciente. Al verla de cerca, no pude evitar quedarme pasmado ante su belleza.

(Bueno... al menos no parece del tipo que me apuñalaría en cuanto abra la boca. Eso ya es una victoria, ¿no?)

Con cuidado, me incliné un poco más cerca.

"Ahora, ¿cómo puedo despertarla antes de que aparezcan los del Expreso Astral?"

Mientras murmuraba, mi mente empezó a correr en busca de ideas. (Algo rápido... algo eficiente... ¡Ah, ya sé!) Me enderecé, chasqueando los dedos con teatralidad.

"¡Bien, manos a la obra!"

Coloqué mis dedos índice y pulgar de ambas manos en forma de un rectángulo frente a mi rostro, como si estuviera en una sesión fotográfica. Cerré un ojo y me concentré. De inmediato, frente a mí apareció un marco punteado con una "X" verde brillando en el centro, como si mi mente hubiera manifestado una interfaz digital.

"¡Perfecto! Ahora, apunta, dispara y… ¡acción!"

Con la habilidad de restauración de Tatsuya, enfoqué el marco sobre Stelle. Un suave resplandor envolvió su cuerpo, y para mi satisfacción, sus párpados comenzaron a moverse lentamente.

"¡Ahí lo tienes, genio! ¡Despertar a una princesa durmiente es pan comido!" exclamé, cruzándome de brazos con una sonrisa triunfal.

Stelle abrió los ojos lentamente, todavía desorientada.

"¿Dónde estoy? ¿Y tú quién eres?" preguntó, mirándome con curiosidad y algo de desconfianza.

(Mi nombre… ¿debería usar mi verdadero nombre? No, esta es una oportunidad nueva. Dejemos atrás el pasado. Desde ahora, soy Shiiba Tatsuya.)

Con una sonrisa confiada, respondí: "Mi nombre es Shiiba Tatsuya. Un placer conocerte… o debería decir, ¡bienvenida de nuevo!"

Stelle me miró con extrañeza, ladeando la cabeza como un cachorro confundido.

"¿Tú me conoces?" preguntó, su voz cargada de una mezcla de esperanza y dudas.

(Su mirada… como si buscara algo perdido. Esto se siente como caminar por una cuerda floja.)

"Se podría decir que sí," contesté, tratando de mantener la calma. "Aunque, digamos que es demasiado pronto para que recuerdes todo. Tómalo como una nueva vida. Disfruta cada momento y deja que el resto fluya."

Ella frunció el ceño, visiblemente confundida, pero algo en mis palabras pareció calmarla. Poco a poco, una débil sonrisa apareció en su rostro.

(Diablos, mentir nunca se siente bien. Pero, ¿qué opción tengo? Al menos esto nos da algo de tiempo para ajustarnos.)

"DDe repente, unas voces interrumpieron el momento.

"¡Vamos! La estación espacial nos envió las coordenadas de alguien en este sector."

Giramos la cabeza hacia el sonido y vimos a dos figuras aproximándose.

El primero era un hombre alto, de cabello negro, piel clara y ojos azules. Vestía un abrigo blanco y turquesa con detalles dorados, combinado con un jersey negro de cuello alto. Su porte era estoico, casi intimidante, y su brazo izquierdo llevaba una armadura de jade.

A su lado caminaba una chica con cabello rosa claro y ojos que brillaban con un degradado de azul y rosa. Llevaba una cámara colgada de su chaleco negro y vestía un conjunto casual pero vibrante que destacaba por sus tonos blancos, azules y violetas.

"Mira, Dan Heng, ¡hay personas por allá!" dijo la chica, señalándonos con entusiasmo.

Ambos se acercaron rápidamente. La chica fue la primera en hablar.

"¿Se encuentran bien? ¿Están heridos?"

Mientras ella nos inspeccionaba con preocupación, el hombre miraba a su alrededor, alerta.

"Estamos bien," respondí con calma, "pero mi compañera tuvo un accidente y ahora sufre de amnesia."

La chica se agachó junto a Stelle, su expresión llena de preocupación. "¿Estás bien? ¿Puedes al menos decirnos tu nombre?"

Stelle asintió y respondió tímidamente: "Mi nombre es Stelle."

"Y yo soy Shiiba Tatsuya," añadí, cruzando los brazos con una sonrisa relajada.

El hombre inclinó la cabeza en un saludo breve. "Soy Dan Heng, y ella es 7 de Marzo."

La chica, ahora identificada como 7 de Marzo, levantó una mano con energía. "¡Hola, encantada de conocerlos!"

Dan Heng continuó con una voz tranquila y firme: "Esta estación espacial fue atacada recientemente por la Legión Antimateria. Asta, la investigadora jefa, pidió que ayudáramos en las labores de rescate."

"La Legión Antimateria…" murmuró Stelle.

"Sí, los matones de Nanook, el Eón de la Destrucción," explicó 7 de Marzo. "Pero tranquilos, no se preocupen. ¡Nos encargaremos de esos invasores!"

Stelle parecía perdida en sus pensamientos, pero decidí intervenir. "Y… ¿dónde deberíamos ir ahora?"

Dan Heng asintió. "Regresen a la sala de mando principal. Asta y los demás investigadores se refugiaron allí. Será más seguro."

7 de Marzo agregó con una sonrisa radiante: "¡El Expreso Astral también está cerca! Así que no se preocupen, ¡todo estará bien!"

"El Expreso Astral…" repitió Stelle, confundida.

7 de Marzo puso las manos en su cadera y fingió sorpresa dramática. "¿No conoces el Expreso Astral?"

Dan Heng, impasible, intervino: "Es un tren capaz de viajar entre las estrellas, impulsado por el poder del Eón Trazacaminos."

Asentí, fingiendo comprensión. "Gracias por explicarlo. Su memoria está… complicada ahora mismo, así que todo le parece extraño."

Ambos asintieron con empatía, dejando pasar el tema.

"Bien, ustedes vuelvan con 7 de Marzo," dijo Dan Heng. "Yo buscaré a Arlan, del Departamento de Seguridad. Perdimos contacto con él cerca de aquí."

"¡Oh, está bien! Pero ten cuidado," respondió 7 de Marzo con preocupación.

Mientras Dan Heng salía de la habitación, 7 de Marzo señaló un bate recostado contra una columna.

"Tal vez quieran llevar esto. Con la Legión arrasando todo como una manada de lobos, el camino de regreso no será seguro. Más vale tener algo para defenderse."

Asentí y miré a Stelle.

"Stelle, toma el bate. Yo ya tengo un arma."

Extendí mi mano y, con un destello, invoqué la naginata Luz del Segador que se me fue entregada con la plantilla de raiden.

Los ojos de 7 de Marzo se iluminaron de sorpresa. "¡Wow, eso sí es un arma genial!"

"Lo sé," respondí, girando el arma con un movimiento elegante. "Bueno, estamos listos para irnos"

Stelle asintió y tomó el bate en sus manos.

"Vamos"