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Chapter 14 - Él y Ella.

Palacio Real de los Santísimos en Ellehanor. 3 de diciembre del año 4589. 4:30 am. 

Durante su trayecto hasta la puerta del rey Natalia y Setsuna estuvieron pensando en qué hacer al llegar, era algo complicado proceder porque no sabían que se podrían encontrar. 

Abre tu Setsuna, seguro se te ocurre algo ingenioso si te lo encuentras en ropa interior. 

El razonamiento de Natalia era cuanto menos alarmante pero lo más destacado es que Setsuna se imaginó al rey así y se le hizo agua la boca. ¿Realmente está bien tener a pervertidas como sirvientas especiales del rey? 

Hem, preferiría que dejes de decir incoherencias. 

Algo avergonzada, Setsuna se recompuso y se mantuvo impasible sin llamar a la puerta. 

La situación era ridícula, ambas seguían ahí sin dar un paso al frente y tenían 1 hora esperando a que algo pasara para poder abrir, sin embargo ningún ruido suscitó de la habitación, las especulaciones de ambas llegaron al punto de creer que no soportarían ver al rey con una mujer, incluso se tomaron el tiempo de ir a por sus armas. 

Verdaderamente eran dignas de ser temidas. 

Natalia TI, Setsuna Kusushima, ¿Qué hacen? 

Con una mirada juzgadora y severa, Bell se acercó a las dos maids que seguían sin decidir abrir la puerta. 

Em, hoy nosotras serviremos al rey. 

Setsuna contestó mientras hacía una mueca algo dolorosa por la respuesta que podría recibir. 

Si eso es cierto, ¿qué las detiene de abrir la puerta? 

La expresión de dolor en el rostro de Setsuna se podría interpretar como el resultado a tal respuesta perfecta que ya sabía podía recibir y recibió. 

Ah cierto, Natalia TI. ¿Por qué tus piernas están temblando? 

Bell señaló una conducta extraña proveniente de la persona más rara que había entre ellas, mostrándose susceptible ante dicho señalamiento, dejó caer los hombros. 

Estuve fantaseando de más… 

Sin embargo la respuesta no aclaró nada, de hecho complicó todo aún más. A la vista tan desvergonzada de su compañera, Setsuna ignoró la estupefacción que le invadió y simplemente obvió todo. 

Señorita Bell, solo ignorala. Es una pervertida. 

El ademán que usó Setsuna hizo fácil para Bell comprender que se trataba de algo sin importancia ya que no encontró nada de pervertido en una chica temblorosa con rubor en el rostro, ¿quizás es que era demasiado inocente? 

De todos modos, voy a pasar. Imagino que ustedes igual, ¿no? 

Bell simplemente caminó a la puerta manteniendo la calma ante sus espectadores. 

Si, muchas gracias. 

Natalia respondió antes que Setsuna en un tono desvergonzado como implorando algo… Si, solo algo. 

Bien. 

Ante la respuesta afirmativa, Bell se dió la vuelta y procedió a abrir la puerta ignorando con esfuerzos titánicos el latir de su corazón. 

Pero padre, que esa mujer venga aquí es una bula a nosotros, a ti mismo. 

Justo cuando ella abrió la puerta, la voz dulce de una chica llegó a sus oídos, parecía estar discutiendo algo personal. 

Shhh, no te muevas. 

Inmediatamente Natalia tomó desde atrás a Bell y le susurró al oído mientras le tapa la boca con una mano para evitar cualquier tipo de ruido extra. 

¡Mhaw! 

Ante este ataque perverso, ella relajó el cuerpo dejando ver una escena directamente lasciva entre ambas. 

Las dos están locas. 

Setsuna criticó al par de locas susurrando desde atrás. 

No es un problema de honorarios y lo sabes bien, es algo de respeto. Ella jamás mostró respeto por nosotros y ahora pretende repararlo todo. 

La chica parecía estar enfadada con alguien, sin embargo el contexto general de la conversación no era algo que ninguna de las 3 intrusas supieran. 

Pero padre… Realmente no entiendo por qué eres así… 

Al caer en la idea de quién se trataba, Natalia dió un pequeño brinco. 

Es la princesa Athenea. 

Bell parpadeó un poco y se liberó del agarre de Natalia con facilidad, sin escrúpulos procedió a entrar al sitio. 

Con permiso. 

Desde dentro, la habitación con decorados varios en los que imperan libros y algunas figuras extrañamente detalladas a mano, se mostró como un grato contraste entre el palacio tan aburrido y este lugar tan… Colorido.

Ah, señorita Bell. Buen día. 

Al escucharla y verla, Athenea Ponce de Oro sonrió un tanto lúgubre, un tanto aliviada y procedió a saludar con total pulcritud. 

Buen día, princesa. 

Respondiendo un tanto desordenada, Bell simplemente saludó y esperó a que el hombre en la silla se diera la vuelta. 

Parece que lloraste. 

Lo primero que hizo tras levantarse de su sitio, fué declarar tal afirmación en un tono lamentable, Athenea lo miró confundida pero no llegó a replicar nada y Bell tembló un poco. 

¿Qué te dije de llorar sola? 

Tras darse la vuelta, sus ojos azules se fijaron imperiosamente contra Bell, de suerte la presencia titánica o felina le hizo sentir calidez. Bell confundió el sentimiento primitivo de supervivencia con algo romántico y su rostro se ruborizó. 

Al no ser capaz de formular palabras y él ser incapaz de escuchar nada como réplica, se acercó a buen ritmo, con unos cuantos pasos ya estaba ahí. 

Ignorando cualquier tipo de sentido común sobre la invasión del espacio personal, él simplemente acarició su rostro enfatizando en las ojeras tapadas por maquillaje. 

No te fuerces a decir nada. 

Él continuó su "análisis" deslizando sus manos a través del cuerpo de Bell, indaga su escote, sus caderas, sus muslos pero se mantuvo siempre con los ojos enfocados en los de Bell. 

Perdón. 

Ella se quedó confusa ante esas disculpas, de hecho su corazón tembló al procesar la razón más probable de dicha conclusión y no pudo evitar tratar d-

Shhh, te dije que no hace falta explicar más. 

En blanco, la cabeza de Bell se quedó en blanco. Para los espectadores como Natalia, Setsuna y Athenea esto no era nuevo, por x o y ellas también han tenido este tipo de interacción con él. 

Por otro lado, hija. Necesito que estés presente a las 11, por favor. 

Él simplemente ignoró nuevamente todo y se fijó en Athenea, ella respondió algo resignada. 

Si, ya qué. En fin, me voy. 

Con tranquilidad procedió a salir de la habitación ignorando la presencia de Natalia y Setsuna. 

Supongo que ustedes dos me acompañarán hoy. 

Al ser señaladas imaginariamente ambas contuvieron la respiración. 

Si, señor. 

Setsuna se armó de valor para dirigirle la palabra, sin embargo no fué capaz de mirarlo a los ojos. 

Bell, ¿que te trajo aquí? 

Ella sonrió un tanto resignada por ser incapaz de esconder sus debilidades y suspiró. 

Tú lo hiciste. 

Tras ser leída con tanta facilidad ella decidió soltar tal declaración ignorando que no era oportuno el sitio ni el momento y mucho menos el contexto. 

Supongo que hoy también me darás un repaso en cuanto a todos los temas que no están yendo bien en el continente. 

Él se dió la vuelta y continuó con lo que parecía ser la redacción de una carta. 

No, hoy solo quería venir tan pronto como pude armarme de valor para… Poder verte. 

Él sin entender la broma en sus palabras ni la razón en su lenguaje, se sintió como si ella estuviera divagando por y para molestarlo. 

Quiero decir, hemos estado juntos todo el camino hasta este punto del conflicto, deberíamos tomarnos un pequeño receso para nosotros. ¿No crees? 

Al escucharla el término de entender algo que quizás por no ser un insensible, comprendió al segundo. 

Bell, si quieres que seamos pareja debes entender lo que eso conlleva en general y el impacto que habría si se llega a hacer público. 

Escribiendo, él respondió tomándose su tiempo para explicar bien su punto. 

No me gusta que llores por mi culpa y si eso es lo que deseas puedo cumplirlo porque yo mismo lo he sentido pero no me gustaría que la opinión general termine por afectar más de lo que la opinión individual ya lo hace. 

Él formuló tal respuesta a cómo le llegaba a su cabeza, no pensó ni una palabra pero sí que las comprendió, no quería herirla ya que era una amiga importante. 

Te amo. 

Tras escuchar esa afirmación tan directa, él dejó de escribir y de tomarse la situación tan laxamente. 

Lo sé. 

Él se giró mirándola atentamente como hace apenas un momento, sin embargo la sensación era distinta. 

Te amo lo suficiente como para ignorar todo lo que podrían pensar los demás. 

Y ella sonrió dejando caer las lágrimas que ahora salían por sentir que si podía decir sus sentimientos. 

Lo sé. 

Él se levantó sin quitarle su atención de encima, sus ojos preciosos parecían ver a través de ella. 

Te amo porque fuiste quien me salvó, quien me hizo encontrar un sentido a todo esto, por que en esas noches frías donde no tenía nada tu llegaste para dármelo todo. 

Y ella siguió declarando sus pensamientos sin pensar mucho en las consecuencias, ignorando que hubieran personas extras que no tenían nada que ver con esto, ignorando que no tuvieran idea de lo que decía, ignorando que nadie más que ella y él eran los protagonistas de esas cosas. 

Lo sé. 

Una sonrisa nació de su expresión generalmente tranquila y fué como un ataque a su psique. 

Te amo porque eres el hombre más romántico que he conocido en mi vida, porque jamás en la vida imaginé conocer a alguien que viera la vida así… Estás jodidamente loco. 

Ella dió una leve pausa para tomar aire, sentía como algo tan intrascendente como esto le había hecho sentir como si su corazón fuera a salir por su boca. 

¡Pero estás jodidamente loco Sidhartta! Eres un maldito lunático, diciendo que la vida es hermosa, que las estrellas son lindas, que la luna es impresionante, diciendo una y otra vez que repetirías esta vida tuya una y otra vez sin cansarte jamás. ¡Estas loco! 

Ella jadeó levemente y se recompuso con más fervor. 

¡Mírame a mí! Quiero ser el motivo de tus elogios, quiero ser yo a quien llames linda, hermosa o sin igual, quiero ser yo la que reciba toda tu atención. ¿¡A quién coño le importa esta vida!? Si tu no estás conmigo no tiene ningún sentido. ¡Si tu no vas a darme amor yo no voy a poder seguir con esta mierda! 

Sus lágrimas ya habían destruido su maquillaje, su ojo izquierdo esbozaba una apariencia asquerosa e indigna de un ser humano. 

Siento muchos celos cuando miras al todo y no es a mi, siento que moriré cuando te pones a pensar en tus nuevos planes para esta puta guerra, siento que si no me miras y mimas lo suficiente moriré. 

Ella dejó de hablar y se dejó caer derrotada, jadeando con intensidad ya parecía darle igual que su aspecto era mórbido y repulsivo. 

Bell. 

Pero él siguió mirándola sin juzgar ninguna de las cosas que dijo. 

Bell. 

Ella le ignoró, quizás por vergüenza, quizás porque deseaba escucharlo enfadado gritando. 

Ya lo sabía, era obvio. Cualquier buen hombre lo hubiera visto desde el principio, hace 14 años que nos conocemos y si nunca te dije que ya lo sabía era porque eso mismo fué lo que tu tardaste en darte cuenta que no era amistad lo que querías. 

Él caminó hasta estar a un palmo de distancia con ella. 

En todo este tiempo yo mismo he sentido una contradicción enorme, y es que amo muchas cosas pero quiero pocas. 

Él continuó mirándola. 

Pero es cuando estás cerca de mi, cuando entiendo que quizás debo tenerte lejos. 

Al escuchar eso, ella sintió como su corazón comenzó a doler. 

Quizás es por que me haces querer algo extremadamente bajo, me haces desearte tanto que me enferma. 

Y cuando esas viles palabras llegaron a ser procesadas, ella le miró. 

Bell yo también te amo, pero no solo eso, yo te quiero mucho. Lo suficiente como para desearte como una de mis pertenencias. 

Él se agachó para llegar a estar a la misma altura y acarició su rostro. 

Esta belleza tuya me hace sentir como un loco, me hace querer devorarte. 

Ella no supo reaccionar, su corazón ya había alcanzado su límite y no tenía ya energía para replicar. 

Eres la mujer más hermosa del planeta Bell, si piensas que yo soy suficiente para ti, entonces seamos lo que sea que quieras y yo también lo querré. 

Él la besó.