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Chapter 2 - CAPITULO 1: EL JOVEN PRINCIPE

Una suave brisa entra por la ventana de la habitación principal del palacio donde se encuentra durmiendo el príncipe heredero de Frostheim, era muy temprano, cuando de repentes las puertas de la habitación se abren de manera inesperada.

"príncipe Haru es hora de levantarse" dijo Rin con cara de seriedad Haru se levanta medio dormido y bostezando,

"Rin no es muy temprano, déjame dormir un poco más", dijo Haru mientras se asentaba al borde de la cama.

"sabes que no puedes, recuerda que tiene una reunión con los comandantes militares y funcionario público", dijo Rin mientras Haru tenia su mirada fijada en el suelo.

Luego de que Rin convenciera por fin a Haru, ella decide salir para asegurarse que todo estuviera listo para el desayuno.

En el comedor principal del palacio los sirvientes estaban preparado para recibir al príncipe y Rin, también algunos funcionarios que ya estaban presente en el lugar, que fueron invitado por Rin.

Después de un rato, las puestas del comedor la abren los guardias que estaban en la puesta, y decían en voz fuerte.

"con ustedes, el príncipe Haru y la señorita Rin, denle las bienvenidas"

Los funcionarios se levantan para darle las bienvenidas, el príncipe y Rin se asienta en sus respectivos asientos y saludad a los presentes

El príncipe le agradeces a los presentes por tomarse la molestia de estar en este lugar.

Unos de los funcionarios publico toma la palabra y se levanta:

"príncipe Haru, le agradecemos inmensamente esta invitación, que la hermosa señorita Rin nos acompañe, es todo un honor"

Inmediatamente todos comenzaron a decir cosas parecida, mientras que las sirvientas servían la mesa, y todos comenzaron a comer

Luego del banquete, las sirvientes recogen todos y se retiran, de inmediato el príncipe se dirige a los presentes, y le pide sus informes de la situación actual del reino y de los asuntos gubernamentales.

Muy bien su majestad mi reporte: "tuvimos noticia de la muerte del emperador del reino de Aurelion, se desconocen la causa de su muerte, debido a este acontecimiento, ahora hay una lucha dentro del palacio real"

Al escuchar esa noticia el príncipe Haru responde con intrigas….

"El carisma del emperador impulso al imperio hacia adelante, pero aun la luz más brillante seguirá hacia una oscuridad más profundad, será aún peor si no logran nombrar a un sucesor"

"se dice hay disturbios por todo el imperio y en los reinos cercanos, sin embarco aquí en frostheim estamos agradecido con una luz de esperanza y príncipe Haru esperamos que sea usted su alteza"

Al oír esas palabras el príncipe se sintió contagiado, aunque solo fuera en ese instante. El príncipe respondió:

"pero no solo soy yo; ustedes mis vasallos que apoyaron a mi padre todos estos años, agradezco inmensamente su confianza en mí"

Tras escuchar tale palabras algunos de ellos no pudieron evitar llorar y le respondieron.

"su alteza no somos digno de tales palabras"

De inmediato Haru se levanta con muchas confianzas y un rostro que reflejara valor y determinación.

"en cuantos estemos unidos por el mismo objetivo, no hay desafíos que no podamos superar"

"es como usted mismo lo ha dicho su alteza" "que increíble hombre se ha vuelto su alteza" Dijeron con rostro que reflejaban alegría.

"nada más que reportar" … dijo Haru … "no su alteza", Entonces, gracias pueden retirarse.

Inclinando sus cabezas los vasallos se retiran del comedor, mientras que el príncipe trataba de esconder su cara de preocupación.

Rin se inclina sobre Haru y con una ligera sonrisa, le acaricia suavemente la cabeza.

"Joven príncipe, no ponga esa cara, no hay razón para estarlo" El príncipe levanta la cabeza levemente y le sonríe a Rin.

Resulta que la situación del reino no era la mejor, debido a lo largo invierno y a las corta primaveras, y a la ubicación geográfica.

Eso provoca que el reino tenga escase de alimento durante gran parte del año y una economía muy inestable debido a que casi ningún reino tiene tratos comerciales con él.

Muchos años han pasado desde que la prosperidad del reino era grandiosa y muy prospera, la tierra producía grano en abundancia las primaveras largas y los reinos vecino tenían más trato con nuestro reino.

Mientras el príncipe contaba esa mini historia, Rin se levanta camina lentamente hacia la ventana de la habitación, se acerca y observa el horizonte imaginando lo que Haru decía,

Al observar el horizonte vio como un eterno color blanco se extendía por todo el horizonte.

"nunca me imaginé que este reino terminaría así, me cuesta creer que la situación cambiara tanto, solo por el cambio de clima, ¿no crees que es algo muy inusual Haru?"

El príncipe Haru se levanta de su asiento y se dirige a donde esta Rin, mientras que ella seguía teniendo la mirada fija en el horizonte Haru le toca el Hombro, ella voltea su mirada, volviendo a la realidad.

"si lo sé, cuesta creer lo que te acabo de contar, incluso a mí también me costó creerlo, es como si fuera otro lugar ¿verdad Rin?"

"ahhhh, me asustaste un poco, pero si tiene razón Haru esto parece otro lugar, pero no tiene que preocuparse joven príncipe, este pueblo confía en ti, claro igual puedes contar conmigo"

De repente una suave brisa fría interrumpe el momento, de inmediato ambos deciden entran.

La primavera estaba por comenzar, el hielo poco a poco se va derritiendo eso era una gran noticia para el reino de frostheim por que muy pronto los campos van a estar disponible nuevamente para ser cultivado

El príncipe Haru tenía listo los preparativos para los cultivos, de hecho, en algunos lugares del reino estaban comenzando la siembra de trigo y otros granos.

Mientras Haru terminaba algunos asuntos con respecto a los preparativos para los cultivos, Rin salió a la ciudad para saber cómo estaba el ambiente, además de distraerse un poco, la acompañaban dos guardias del palacio.

Al llegar a la plaza principal Rin observa un grupo de niños jugando, cosa que le trajo algunos recuerdos de su infancia

Mientras Rin observaba a los niños jugar en la plaza, una sonrisa nostálgica se dibujó en su rostro. Recordó los días en los que su vida era tan simple como la de esos pequeños, cuando sus únicas preocupaciones eran descubrir el mundo a su alrededor y disfrutar de las pequeñas alegrías. Pero esos días habían quedado atrás; ahora, su camino y el de Haru estaban llenos de responsabilidades y decisiones difíciles.

De pronto, uno de los niños tropezó y cayó al suelo, raspándose la rodilla. Rin, movido por un impulso protector, se acercó rápidamente y ayudó al pequeño a ponerse de pie. "¿Estás bien?", le preguntó con amabilidad. El niño asintió, frotándose la rodilla y sonriendo agradecido.

"Gracias, señorita", dijo el niño, mirándola con ojos llenos de admiración. "Algún día quiero ser tan fuerte como tú y proteger a todos".

Rin sonrió ante sus palabras. "Si tienes el corazón y la voluntad, no me cabe duda de que lo lograrás", le respondió, posando una mano en su hombro.

Mientras Rin volvía al palacio, se encontró con Haru en el camino. Él ya había terminado sus asuntos y parecía estar de buen humor. "¿Qué tal fue tu paseo?", le preguntó él con una sonrisa.

"Me hizo recordar viejos tiempos", respondió ella, mirando hacia el horizonte. "A veces, quisiera que las cosas fueran tan simples como antes".

Haru asintió, comprendiendo sus sentimientos. "Pero también es una bendición tener la oportunidad de cambiar el destino de nuestro reino. Juntos, Rin, podemos hacer mucho más de lo que imaginas".

Ambos continuaron su camino hacia el palacio, cada uno sumido en sus pensamientos. Sin embargo, estaban a punto de recibir una noticia que podría cambiar los planes del joven príncipe.

A la mañana siguiente, muy temprano, Haru fue a la habitación de su padre que se encontraba gravemente enfermo, debido a una terrible enfermedad que lo dejo totalmente paralizado, solo podía escuchar lo que su querido hijo le decía cada mañana que lo visitara, también escuchara los llanto de su pequeña hija, la princesa, que tan solo tenía 5 años y el príncipe Haru tenía 19 años, a pesar de su edad sus decisiones y forma de pensar era la de alguien mas maduro gracias a sus enseñanza de sus padres y a los estudios que había recibidos.

Al salir de la habitación, Haru sintió el peso de la preocupación reflejada en el rostro de Hikari, su hermana menor. A pesar de su corta edad, aquella niña de cinco años poseía una mirada llena de madurez, como si entendiera la gravedad de la situación que enfrentaban.

"¿Cómo sigue papá?" —preguntó con una voz temblorosa, acercándose a Haru mientras las lágrimas comenzaban a formarse en sus ojos.

Haru, esforzándose por mantener la calma, se inclinó para levantarla en brazos.

"Sigue igual, mi pequeña princesa," dijo con una sonrisa suave mientras la abrazaba. "Pero no te preocupes, lo sacaremos adelante juntos". Hikari asintió, aferrándose al cuello de su hermano como si fuese su única fortaleza en aquel difícil momento.

Mientras caminaban hacia la sala principal, Haru no podía evitar reflexionar sobre su papel como príncipe y hermano mayor. No solo debía proteger a su reino, sino también cuidar de aquellos que dependían de él, especialmente Hikari, cuyo futuro estaba entrelazado con sus decisiones.

Más tarde ese mismo día, Haru se reunió con los miembros del gremio de comerciantes en la austera sala de reuniones del castillo. El aire estaba impregnado de preocupación mientras los representantes del gremio exponían los problemas que enfrentaba el reino.

"Con la llegada de la primavera, esperábamos un incremento en las caravanas de comerciantes y viajeros, pero apenas hemos visto a un puñado de forasteros en semanas," comentó uno de los comerciantes más veteranos, un hombre de cabello gris y rostro surcado de arrugas llamado Aldren.

"El aislamiento del reino está empezando a afectar nuestras economías locales," añadió una joven comerciante, ajustándose el pañuelo que cubría su cabello.

"Los productos se están quedando sin vender, y las rutas comerciales hacia los otros reinos se vuelven cada vez más difíciles de mantener."

Haru escuchó atentamente, asimilando cada palabra. El aislamiento del reino había sido tanto una bendición como una maldición; mientras que los protegía de los conflictos externos, también los hacía vulnerables a crisis económicas y diplomáticas.

Tras una pausa, Haru habló, su voz cargada de determinación. "Primero, estableceremos un festival de primavera en la aldea principal. Algo que atraiga tanto a comerciantes como a viajeros. Decoraremos las calles, ofreceremos comida, y mostraremos lo mejor que tiene nuestro reino para ofrecer."

"¿Y cómo garantizaremos que lleguen visitantes?" preguntó Aldren, con una mezcla de escepticismo y esperanza.

"Enviaremos mensajeros a los reinos cercanos para invitar a los comerciantes," respondió Haru. "Además, utilizaremos a los pocos mercaderes que aún tienen conexiones fuera para difundir la noticia. Este festival no solo será una celebración, sino una oportunidad para conectar nuestro reino con el resto del continente."

Los miembros del gremio intercambiaron miradas. Aunque la idea parecía arriesgada, era mejor que quedarse de brazos cruzados mientras el reino se hundía en el aislamiento.

Haru estableció que el festival debía estar listo en un lapso de dos semanas, aprovechando la llegada plena de la primavera. Aunque el tiempo era ajustado, Haru confiaba en la capacidad de los habitantes para organizarse, especialmente con la motivación de revitalizar su economía y cultura.

"Confiaremos en usted, príncipe Haru," dijo Aldren, inclinando la cabeza. "Haremos todo lo posible para apoyar esta iniciativa."

Mientras la reunión concluía, Haru sintió un destello de esperanza. Sabía que no sería fácil, pero también entendía que era el primer paso hacia un futuro más prometedor para su reino.

Los miembros del gremio se retiran, mientras Haru seguía pensando en lo que acaba de suceder.

"Rin tu queda a cargo de los preparativos, con algunos oficiales del palacio" dijo Haru.

"si su majestad" respondió -Rin asistiendo con su cabeza

Al día siguiente Rin, actuando como la mediadora entre Haru y el gremio de comerciantes, convocó una reunión en la plaza central de la capital.

"Es una oportunidad única para mostrar lo que podemos hacer. Necesitamos que cada uno de ustedes aporte su especialidad al festival. ¿Qué productos pueden destacar?"

Aldren, el comerciante veterano, fue el primero en hablar:

"Podemos ofrecer textiles y herramientas artesanales, pero debemos garantizar que nuestros puestos tengan algo único que atraiga a los compradores."

Rin: "Perfecto. También quiero que organicemos competiciones para los visitantes. Premiaremos con productos locales a los ganadores. ¿Alguien tiene ideas?"

Una joven comerciante llamada Lena sugirió:

"Podemos organizar una exhibición de flores y concursos de horticultura. Nuestros campos son famosos por sus colores vibrantes."

Rin respondió: "Eso será un gran atractivo. Ahora, asegúrense de tener suficiente inventario. También necesitamos designar personas para decorar la aldea con banderines, flores y luces nocturnas."

Y así fue avanzando la reunión donde surgieron muchas ideas y propuesta, las cuales tenían que ser revisara y aprobadas por el príncipe Haru. Al finalizar la reunión, Rin volvió al palacio para informarle al príncipe todo lo que había ocurrido en la reunión.

De regreso al palacio, Rin entró a la oficina y, al ver a Haru concentrado con la pluma en la mano, no pudo evitar comentar con tono pícaro:

-"¿Cartas de invitación o un poema secreto para alguna dama afortunada? Porque esa cara de intriga no es normal, príncipe"-.

Haru levantó la vista sorprendido, y luego sonrió ligeramente, dejando la pluma sobre la mesa.

-"Es una tarea importante, Rin. No todos pueden entender la carga de redactar cartas diplomáticas"-.

-Claro, claro, "tarea importante"-. Rin caminó hacia él y se inclinó un poco para mirar las hojas sobre la mesa. Aunque, si este "estimado reina de valdría " recibe una invitación que empieza con

"Querida princesa de las rosas eternas", quizá no quede muy claro si hablas de política o de amor.

Haru dejó escapar un suspiro mientras intentaba cubrir la hoja con la mano.

"Eso es... solo un borrado".

-¿Ah, sí? Entonces, ¿qué opinas si yo también hago un borrador? Algo como: "Estimado príncipe distraído, asegúrate de dormir antes de quedarte escribiendo tonterías toda la noche".

Dijo Rin y ambos rieron, y la atmósfera se volvió un poco más ligera. Rin se sentó en una silla frente a él, apoyando el mentón en su mano mientras lo observaba.

"A veces me pregunto cómo puedes llevar tantas responsabilidades, Haru. Pero sabes... deberías tomarte un descanso de vez en cuando".

"¿Y qué propones?" preguntó él, alzando una ceja.

"Un paseo nocturno por el jardín. Ya que tanto te gustan las flores, podríamos asegurarnos de que todo esté perfecto para la exhibición. Eso, y que el aire fresco te despeje la mente".

Haru se quedó en silencio por un momento, mirándola directamente a los ojos.

"Si tú estás dispuesta a acompañarme." Dijo Haru con cara de timidez

El rubor que apareció en el rostro de Rin fue sutil pero evidente. ella se levantó rápidamente, intentando disimular.

"Entonces, no pierdas más tiempo con esos "borradores". No s vemos en el jardín en diez minutos".

Rin salió de la oficina apresurada, mientras Haru sonreía para sí mismo, volviendo a sus cartas con renovada energía.

Exactamente diez minutos después ambos se encuentran en el jardín.

Después de recorrer el jardín y compartir risas, Rin y Haru llegaron a un pequeño mirador en lo alto del sendero, desde donde se podía apreciar todo el palacio iluminado por las linternas. Se detuvieron un momento en silencio, disfrutando de la vista.

"Es hermoso, ¿no crees?", murmuró Rin, con la mirada perdida en las luces que titilaban en la distancia.

"Sí, lo es". Haru hizo una pausa, mirando de reojo a Rin. "Aunque creo que no se compara con lo que he tenido frente a mí esta noche".

Rin lo miró con una mezcla de sorpresa y diversión. Sus mejillas se encendieron ligeramente, pero decidió no ceder terreno.

"Si sigues diciendo cosas así, Haru, terminaré creyendo que intentas conquistarme con tus palabras".

Haru se encogió de hombros con una sonrisa tranquila. "Quizá solo soy honesto".

Rin negó con la cabeza, reprimiendo una sonrisa más amplia.

"Bueno, es tarde. Será mejor que volvamos antes de que alguien empiece a sospechar que el príncipe y su asistente se dedican a merodear en la noche".

Ambos comenzaron a caminar de regreso hacia el palacio, el ambiente relajado y cálido. Cuando llegaron a la entrada principal, Rin se detuvo y miró a Haru.

"Gracias por acompañarme esta noche. Creo que ambos necesitábamos este pequeño descanso".

-"Gracias a ti por la idea"- respondió Haru, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto.

Rin esbozó una última sonrisa antes de despedirse. "Descansa, príncipe. Mañana será otro día largo". "Buenas noches, Rin".

Cada uno tomó caminos distintos hacia sus habitaciones. Mientras caminaban por los pasillos del palacio, ambos llevaban en sus rostros una expresión tranquila, como si el paseo nocturno hubiera despejado no solo sus mentes, sino también sus corazones, aunque ninguno de los dos se atreviera a admitirlo.

En la soledad de su habitación, Haru dejó escapar un suspiro, recordando la conversación con Rin. Mientras tanto, Rin, recostada en su cama, no pudo evitar sonreír al recordar las palabras del príncipe.

Ambos se preparaban para un nuevo día, pero esta noche quedaría grabada como un momento de conexión sincera entre dos almas en un mundo lleno de responsabilidades y deberes.

A la mañana siguiente, el palacio bullía de actividad. Los sirvientes corrían de un lado a otro, cargando cajas llenas de decoraciones y materiales. El aire estaba cargado con la anticipación de un día lleno de trabajo, pero también de emoción.

En el salón principal, Rin revisaba un pergamino enorme que contenía la lista de tareas pendientes. Sus ojos recorrían las palabras con rapidez, mientras sus dedos tamborileaban sobre la mesa. Haru apareció en la puerta, bostezando ligeramente, pero con una sonrisa relajada.

"¿Ya estás trabajando tan temprano?" preguntó, acercándose.

"Alguien tiene que asegurarse de que este festival no sea un desastre". respondió Rin sin levantar la mirada del pergamino.

"¿Dormiste bien después de tus cartas nocturnas?"

Haru sonrió, inclinándose sobre la mesa para mirar la lista.

"Lo suficiente. Aunque ahora me pregunto si debería haberme levantado antes para ayudarte.

Rin levantó una ceja y lo miró con incredulidad.

"Si eso sucediera, pensaría que has sido reemplazado por un impostor".

Ambos rieron, pero pronto Rin retomó su tono serio.

"De acuerdo, necesitamos concentrarnos. Los decoradores ya están trabajando en la plaza principal, pero aún falta organizar a los músicos y asegurarnos de que la comida llegue a tiempo".

"¿Y qué se supone que debo hacer yo?" preguntó Haru, cruzándose de brazos.

Rin le lanzó una mirada astuta.

"Tú, Su Alteza, podrías encargarte de supervisar a los voluntarios. Parece que necesitan un poco de motivación, y quién mejor que un príncipe para inspirarlos".

"O tal vez solo necesitas deshacerte de mí para poder trabajar en paz" respondió Haru, fingiendo indignación.

Rin le dio un empujón ligero en el hombro, sonriendo.

"Ve y haz tu magia, Haru. Este festival no se organizará solo".

Haru salió del salón con una leve risa, dejando a Rin sumida nuevamente en su lista interminable de tareas. Mientras tanto, en la plaza principal, los aldeanos ya comenzaban a colgar banderines de colores, y el sonido de los tambores y flautas llenaba el aire mientras los músicos practicaban.

Los niños corrían alrededor, emocionados por el festival, ymientras los comerciantes preparaban sus puestos con dulces, artesanías y j juegos. El ambiente comenzaba a tomar forma, y el pueblo entero parecía estar lleno de vida y expectativa.

De regreso en el palacio, Rin suspiró, dejando el pergamino a un lado por un momento. A pesar del estrés, no podía evitar sonreír al ver cómo todo empezaba a encajar.

Haru, por su parte, se encontraba en medio de un grupo de jóvenes voluntarios, dándoles indicaciones con un tono amable pero firme. Aunque no lo admitiría, disfrutaba ver el entusiasmo en los rostros de los aldeanos mientras trabajaban juntos.

El día avanzaba rápidamente, y con cada paso, el festival tomaba forma. Rin y Haru, aunque separados por sus respectivas tareas, compartían la misma emoción: sabían que este evento sería especial para todos.

Después de una semana de preparativos, se había avanzado en los puestos de comida, la decoración, tanto en las calles como en algunos lugares donde se haría algunas presentaciones, exhibiciones, e otras actividades.

Faltaba establecer los platos que se ofrecerán, las bebidas, las invitaciones, y algunos otros detalles.

Esa mañana, del primer día de la semana, Rin se encontraba revisando los detalles que faltan, de repente un oficial toca la puerta, y dice con voz fuerte.

"señorita Rin, el príncipe la solicita en la oficina" Rin: "claro enseguida voy, gracias por informarme"

El oficial se retira, mientras Rin terminaba de revisar para luego ir a donde se encontraba el príncipe.

Al llegar Rin entra y saluda a Haru inclinando su cabeza. "príncipe Haru, ¿en qué le puedo ayudar en esta mañana?

"mis disculpas Rin sé que ya tiene mucho trabajo, pero necesito que supervises la llegada de los comerciantes extranjeros. Quiero que se sientan bienvenidos desde el primer momento."

Dijo Haru con un tono algo avergonzado.

"Por supuesto, no hay problema, Haru. También estoy pensando en organizar una reunión con los gremios locales para discutir cómo manejar a los visitantes"

Después de haber terminado el tema Rin se retira e inmediatamente después de que Rin saliera de la oficina.

"Hola hermano, ¿Cómo va todo?" pregunto hikari con algo de preocupación.

"hasta el momento bien mi princesa" Respondió Haru con una ligera sonrisa

Hikari, emocionada, se acercó a Haru mientras él revisaba los planos del festival.

Hikari: "¿Crees que podremos hacer esto, hermano?" Haru, acariciándole el cabello:

"Por supuesto, pequeña princesa. Tenemos un futuro brillante, y este festival será el primer paso para demostrarlo."

Hikari, con una sonrisa llena de emoción, miró a su hermano mientras sostenía un boceto del festival en sus manos.

—Hermano, creo que este festival será lo mejor que hemos hecho juntos —dijo ella con entusiasmo.

Haru asintió, acariciándole el cabello con cariño. —Sí, pequeña princesa. Este festival no solo mostrará la fuerza de nuestra gente, sino que también será una oportunidad para unir a todos los habitantes del reino.

Durante la última semana antes del festival, el castillo se llenó de actividad. Los sirvientes corrían de un lado a otro, organizando los detalles finales, mientras que en las calles los gremios locales decoraban con banderines y luces. Rin supervisaba la llegada de los comerciantes extranjeros, asegurándose de que todos se sintieran bienvenidos.

En un rincón del mercado, dos comerciantes discutían amistosamente sobre los mejores lugares para exponer sus productos. Rin intervino con una sonrisa diplomática. —Señores,

¿qué les parece compartir este espacio? De esta manera, ambos podrán destacar sus mercancías.

Ambos hombres asintieron agradecidos, mientras Rin continuaba su recorrido.

Por las noches, Haru revisaba los planos y la logística del evento junto a Hikari.

"¿Crees que todo saldrá bien?"

preguntó ella, algo inquieta. Haru tomó su mano y la tranquilizó. "Confía en nuestro trabajo", Hikari. Este festival será un éxito.

Finalmente, el gran día llegó. El cielo estaba despejado, y el aire se llenaba con el aroma de los platillos preparados por los cocineros locales. Los niños corrían emocionados, mientras los músicos tocaban melodías alegres. Haru, vestido con ropajes ceremoniales, se colocó en el estrado principal.

Con una voz firme pero cálida, comenzó su discurso de bienvenida. "Queridos ciudadanos, hoy celebramos no solo el esfuerzo colectivo, sino también nuestra esperanza en un futuro mejor. Este festival es un reflejo de nuestra fuerza y unidad.

¡Disfruten de este día especial"

El festival finalmente comenzó, los ciudadanos y los visitantes se veían muy felices. Los nobles y persona de la realeza al parecer también estaban disfrutando de todos los platillos y de la música.

Entres esas personas muy importantes, se resaltaba una que prácticamente nadie conocía y todos se preguntaban: "¿Quién era?.

Su vestido azul cielo, largo y muy elegante, la hacía ver aún màs imponente y hermosa, los caballeros qué la acompañaran era del imperio, ¿Quién es realmente esa mujer?.