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—Bienvenida, Señorita Shen —dijo la Señora De Longbriaye en perfecto chino, su rostro adornado con la más apropiada de las sonrisas, educada y humilde.
Ella era italiana y su ascendencia era de la superaristocracia, con "De" en su apellido. Aunque su familia había caído en decadencia y se había unido de mala gana a la industria del entretenimiento, a lo largo de los años había logrado retirarse del centro de atención para trabajar tras bambalinas. Ya fuera promocionando estrellas o evaluando películas, su gusto era excepcional.
—Es un placer conocerla, Señora —sonrió Shen Li de forma distante.
Simplemente no podía congeniar con alguien a quien acababa de conocer. Las relaciones interpersonales podían ser de muchos tipos. Alguien como An Chushi era un amigo con quien podía hablar libremente y bromear; con otros que eran simplemente conocidos, era suficiente mantener un cierto nivel de cordialidad.
