Ryan se detuvo ante esas palabras, frunciendo el ceño y endureciendo su expresión. Aunque la insinuación significaba poco para él, no pudo reprimir el instinto de refutarla, de afirmar que ni él había seguido adelante, ni Arwen tampoco.
Pero dada la situación, no podía decir eso. Por lo tanto, mantuvo su tono medido y preguntó —¿Qué intentas decir?
—Ryan, escuché lo que pasó entre tú y Arwen —dijo Frederick. Aunque sus palabras estaban enmarcadas con simpatía, su tono carecía de la misma emoción. La llamada parecía más una formalidad, una casilla que consideraba necesario marcar. —Realmente lo sentí, pero esta vez diría que te excediste. Siempre has llevado a Arwen al límite, pero esta vez cruzaste la línea, la sometiste a comentarios públicos duros.
Ryan permaneció en silencio, apretando la mandíbula mientras escuchaba.